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Una de las conversaciones que más tengo con mujeres en mi iglesia es acerca de la lectura bíblica. Usualmente, en estas charlas escucho algo como: “No sé cómo leer mi Biblia, entonces en realidad no lo hago”.

Como mujer, y principalmente como hija de Dios, estas conversaciones me entristecen. Una gran cantidad de mujeres, incluyéndome a mí, pasamos años en la iglesia sin darle mucha importancia a la lectura de la Biblia. Muchas nos sentimos intimidadas por los pasajes “difíciles” de la Escritura, o dejamos que los hombres hagan el “trabajo pesado” de analizar y estudiar la Palabra. Otras dependen solamente de los libros devocionales. ¡Muchas estamos cansadas de solo leer Proverbios 31!

El libro “Mujer de la Palabra”, escrito por Jen Wilkin, explica de manera entendible por qué nos es difícil acercarnos a la Palabra de Dios. Digo “entendible” porque creo que cada una de nosotras nos podemos identificar con los experiencias y palabras de Wilkin. Ella nos ayuda a reconocer nuestra naturaleza pecaminosa, las expectativas erróneas que llegamos a tener por la cultura de nuestro género, y nos ayuda a corregir nuestra mentalidad al acercarnos al estudio de la Palabra.

Mujer de la Palabra: Cómo Estudiar la Biblia con Mente y Corazón

Mujer de la Palabra: Cómo Estudiar la Biblia con Mente y Corazón

B&H Publishing Group. 101 pp.
B&H Publishing Group. 101 pp.

“El corazón no puede amar lo que la mente no conoce”

Wilkin defiende fervorosamente el alfabetismo bíblico, enfatizando la necesidad de la mujer de entender la idea de “mente antes que corazón” o “razón antes que emoción”. Esto es difícil pero fundamental para nuestro crecimiento espiritual. Ella escribe:

“Por años intente amar a Dios con mi corazón y descuide mi mente, no reconocí mi necesidad de crecer en el conocimiento del <<YO SOY>>. Cualquier estudio sistemático de la Biblia lo sentía mecánico, incluso como un acto de falta de fe o una admisión de que la iluminación del Espiritu Santo no era suficiente para mí. Pero se me escapaba la importante verdad de que el corazón no puede amar lo que la mente no conoce” (p.29).

Pero Wilkin no solo nos hace entender la necesidad de nuestro propio alfabetismo bíblico, también nos da herramientas prácticas para poder aplicar esta nueva mentalidad a nuestro estudio; lo que ella llama “las cinco P de un estudio sano de la Biblia”:

Estudia con propósito
Estudia con perspectiva
Estudia con paciencia
Estudia mediante un proceso
Estudia con plegaria (oración)

Estos pasos ayudan a remover el factor intimidante de estudiar la Biblia. Esto no significa que nuestro tiempo en la Palabra será fácil, pero es una herramienta útil para ayudarnos a crecer en nuestra madurez y ser transformadas más y más a la imagen de Cristo. En su conclusión, Wilkin relata la historia de alguien que le había preguntado si ella adoraba a la Biblia o si ella adoraba a Dios. Su respuesta fue la siguiente,

“Yo quiero ser conformada a Dios. ¿Cómo puedo llegar a ser conformada a una imagen que nunca contemplo? No soy una persona que adora la Biblia, pero no puedo adorar en verdad a Dios sin amar la Biblia profunda y reverentemente” (p. 153).

Recomiendo este libro a cualquier mujer que se siente perdida cuando estudia la Biblia y quiere conocer a Dios para poder adorarle plenamente.

 

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