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Buscó refugio en un pequeño jardín. Se encontraba en una lucha feroz donde él era su propio oponente. Sabía que el Dios de la Biblia era la Verdad, la evidencia era abrumadora y palpable, pero el amor a su pecado era mayor. Era un esclavo que estaba contemplando la puerta abierta de la libertad, pero no podía atravesarla.

Era agosto del año 386 d.C. y Aurelio Agustín se lanzó debajo de una higuera, llorando por su esclavitud a la lujuria. Pero en medio de su aflicción, escuchó la bella voz de un niño cantar: “tolle, lege, tolle, lege” (toma y lee, toma y lee). Agustín se puso de pie y tomó el libro de las epístolas de Pablo, y fijando sus ojos en las primeras palabras, comenzó a leer: “Andemos como de día, honestamente; no en contiendas y envidias, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne” (Rm. 13:13-14). Al llegar al final de aquellas palabras, se disiparon todas las tinieblas. El Espíritu sopló como un viento en aquel jardín, con el canto de un niño y con una porción de la Escritura. Agustín de Hipona nació de nuevo.

¡Más vivo que nunca!: Qué sucede cuando nacemos de nuevo

¡Más vivo que nunca!: Qué sucede cuando nacemos de nuevo

Editorial Portavoz. 208 pp.
Editorial Portavoz. 208 pp.

De muerte a vida

Los cristianos sabemos que no hay nada más importante que poder decir que hemos pasado de muerte a vida (1 Jn. 3:14). Justamente eso es lo que hace que “¡Más vivo que nunca!”, de John Piper, sea un libro de vasta seriedad y belleza.

Sobre este tema, se debe mencionar desde el inicio un asunto con la traducción del título al español. El original, “Finally Alive”, pudiera ser traducido como “Por fin vivo”. Es comprensible hacer un cambio, ya que este título no lleva la misma fuerza que en inglés. Sin embargo, el titularle “Más vivo que nunca” no transmite la misma idea (muertos que ahora tienen vida y no vivos que ahora están más vivos). Es uno de esos casos donde no se es tan fácil traducir el título de una obra. Afortunadamente, esto del título no cambia en absoluto lo bueno del contenido.

El libro tiene cinco partes, y cada una responde una pregunta. Estas son algunas de las cosas que podrás encontrar en cada apartado.

¿Qué es el nuevo nacimiento?

Jesús tuvo que confrontar la fe falsa de Nicodemo para enseñarle lo que era el nuevo nacimiento; tuvo que confrontar su religión basada en obras y su ignorancia bíblica. Lo condujo a la Escritura para enseñarle que el Espíritu Santo debía unirlo a Él por medio de la fe, y que en esa unión estaba la limpieza de sus pecados.

Aunque la confrontación y enseñanza fueran severas, Jesús lo estaba guiando a la vida eterna. Nicodemo es el ejemplo perfecto de las personas que dicen ser salvas solo por hacer una mera profesión de fe, así que muchos nos podremos identificar con él. Cuando leí este libro por primera vez me encontraba en esa condición, pero pude entender que el nuevo nacimiento  —como dice Piper— “no era la adquisición de una nueva religión, sino de una nueva vida. Que no se trataba de afirmar lo sobrenatural en Jesús, sino de experimentar lo sobrenatural en mí, y que no se trataba de mejorar la vieja naturaleza, sino de la creación de una nueva” (p. 30).

¿Por qué nos es necesario nacer de nuevo?

Aunque el filósofo Rousseau creía que el hombre era bueno por naturaleza, la antropología del apóstol Pablo nos dice que somos totalmente depravados. En su carta a los Efesios nos enseña el resultado de nuestro diagnóstico sin el nuevo nacimiento: estamos muertos en nuestros delitos y pecados, somos objetos de la ira de Dios, nuestro entendimiento se encuentra entenebrecido por la dureza de nuestro corazón, y no somos capaces de someternos a Dios.

Sin el Espíritu Santo en nosotros, el evangelio es locura, no acudimos a Cristo para salvación, y no reconocemos su señorío. En este apartado pude aprender que es necesario conocer nuestra condición, porque sin ello no sabremos que nuestro único remedio es que nos den vida, y que esa vida la recibimos al ser unidos con aquel que es la Vida. Las profundidades de nuestra condición están más allá de nuestro entendimiento sin la ayuda de Dios. Necesitamos de su Palabra para conocer esta realidad.

¿Cómo se produce el nuevo nacimiento?

Al estudiar la historia de la Iglesia nos daremos cuenta que el Espíritu obró de manera distinta al regenerar a los hombres. Pero tengamos cuidado, eso no significa que la manera en la que Dios produce el nuevo nacimiento siempre es diferente. Existen cosas esenciales para que esto suceda, independientemente de la gran diversidad de historias que existan. Dios siempre nos hace nacer de nuevo a través de la Palabra, en la predicación de su evangelio (1 P. 1:23, Stg. 1:18). El nuevo nacimiento siempre se produce al recibir al Jesús histórico, quien se revela de manera perfecta en la Biblia (1 Co. 15:1-5) y el Espíritu Santo es quien nos quita nuestra ceguera y aborrecimiento a Jesús (2 Co. 4:4-6).

¿Cuáles son los efectos del nuevo nacimiento?

Dios no nos dejó desprovistos de evidencias para el nuevo nacimiento. En la primera carta del apóstol Juan podemos ver los frutos de aquellos que han recibido vida espiritual. Él Espíritu Santo inspiró a Juan para enseñarnos que los que nacen de nuevo guardan sus mandamientos, andan como anduvo Cristo, aman al prójimo, no aman al mundo, confiesan a Cristo tal y como se revela en la Escritura, practican la justicia y no el pecado, vencen al mundo, y reciben las palabras de los apóstoles registradas en la Biblia.

¿Cómo podemos ayudar a otros a nacer de nuevo?

Cuando aprendemos que la Palabra revela que Dios es soberano para infundir fe y conceder el arrepentimiento, podríamos llegar a pensar que las misiones y la evangelización son algo inútil; creer que no podemos hacer nada y quedarnos inmóviles. Pero esto es un grave error. Aunque es verdad que solo Dios puede dar vida a un muerto, eso no significa que no podemos ayudar a otros para que experimenten el nuevo nacimiento.

Sin el evangelio de Cristo las personas no van a nacer de nuevo, así que debemos predicarlo a todos los perdidos. Jesús le dijo a Pablo: “…te envío para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de satanás a Dios…” (Hch. 26:15-18).

Nuestro entendimiento teológico del nuevo nacimiento afectará nuestra visión del evangelismo, la plantación de iglesias, la salvación, y el significado mismo de ser cristiano. Es tal mi entusiasmo de que estudies este libro en conjunto con la Biblia, que te animaré con las palabras de aquel niño que cantó una vez: ¡Toma y lee, toma y lee!

 

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