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Recuerdo bien ese momento, aunque los detalles del contexto están borrosos. No sé cuántos años tenía pero debían ser más de 15, porque fue después de mi conversión. No recuerdo a dónde iba, pero seguro estaba saliendo de la ciudad, por las montañas y los cactus del paisaje desértico de la carretera. Estaba pensando que necesitaba estar segura. Ya creía en Jesús, pero necesitaba estar segura.

Al mismo tiempo me embargaba una especie de resignación porque sabía que, aunque no existía una prueba matemática para mi fe, en cierto sentido sí estaba segura. El Dios de la Biblia me había cautivado. La historia de su redención —lo que hizo en Jesús— era demasiado hermosa como para no ser verdad. Mis ojos habían sido abiertos a la gracia irresistible… y vaya que era irresistible.

Construir puentes de Alister McGrath me hizo regresar a ese momento una y otra vez. Me veía ahí, con los ojos fijos en el desierto de Sonora y la mente sumergida en las preguntas fundamentales de todo ser humano: ¿De dónde vengo? ¿Puedo estar segura de que existe Dios? Si es así, ¿por qué no hay más gente que crea en Él?

Construir puentes

Construir puentes

Publicaciones Andamio. 433.

Construir puentes: La apologética cristiana eficaz, escrito por Alister McGrath, pertenece a la serie Ágora de Publicaciones Andamio. Los libros de Ágora tienen como objetivo ayudar a los lectores a conocer la cultura y confrontarla con la luz del evangelio. Estos recursos probablemente no son los más populares, pero definitivamente son necesarios… ¡Gloria a Dios porque los tenemos disponibles en nuestro idioma!

Publicaciones Andamio. 433.

Una perspectiva fresca

Construir puentes: La apologética cristiana eficaz, escrito por Alister McGrath, pertenece a la serie Ágora de Publicaciones Andamio. Los libros de Ágora tienen como objetivo ayudar a los lectores a conocer la cultura y confrontarla con la luz del evangelio. Estos recursos probablemente no son los más populares, pero definitivamente son necesarios… ¡Gloria a Dios porque los tenemos disponibles en nuestro idioma!

Alister McGrath es un pensador cristiano, profesor, teólogo y apologista Irlandés especializado en la relación de la fe y la ciencia. Cuenta con tres doctorados (uno en biofísica molecular, uno en divinidad y otro en letras). La versión digital de Construir puentes cuenta con 433 páginas divididas en 6 capítulos, que a su vez están organizados en dos partes. La parte uno —“Abrir camino para la fe”— nos presenta la idea de los puntos de contacto de la apologética, así como el rol de la apologética en el evangelismo y el discipulado. La parte dos —“Superar las barreras de la fe”— explica cuáles son aquellas cosas que impiden que las personas se conviertan al cristianismo y cómo podemos abordarlas.

Construir puentes provee una perspectiva fresca sobre un tema que en muchas ocasiones se vuelve tedioso y repetitivo. McGrath señala en la introducción de este recurso que “la apologética tradicional ha intentado defender el cristianismo sin preguntarse por qué hay tantísimas personas que no son cristianas” (p. 14). A pesar de esta crítica, McGrath señala que su libro “no pretende descartar ni desacreditar los enfoques tradicionales sobre la apologética; lo que desea es complementarlos” (p. 16).

El autor explica que el énfasis de la apologética tradicional suele ser la ciencia de la apologética —“el análisis teológico de la proclamación cristiana”— mientras que el arte de la apologética –“la aplicación creativa e imaginativa de sus respectivos componentes a sus diversos públicos”— pasa a segundo plano y con frecuencia se olvida completamente (p. 59).

Una perspectiva necesaria (¡pero vertiginosa!)

La crítica de McGrath al énfasis de la apologética contemporánea es necesaria. Con la abundancia de información en nuestros días, es más fácil que nunca enfocarnos en los argumentos que responden las preguntas en lugar de en la persona que formula la pregunta: una persona en necesidad de un Salvador para su alma, no de una clase magistral sobre las cinco vías de Aquino.

Concentrarnos en los argumentos es fácil. Aunque sean complejos, las personas lo son todavía más. Las personas exigen que las miremos a los ojos y respondamos a sus inquietudes particulares y al dolor único que están experimentando. Aunque es cierto que “a los hechos no les importan tus sentimientos”, al Dios del universo sí le importan los corazones de las personas que Él formó a su imagen.

No voy a mentir: la lectura de Construir puentes me tomó mucho más de lo que esperaba. El material no es particularmente difícil; aunque la prosa de McGrath es sofisticada (¡con su calibre intelectual, no se puede esperar otra cosa!), también es amena y fácil de seguir. Pero la información es abundante. McGrath posee un profundo conocimiento en una gran variedad de temas, y esto se deja ver en cada página del recurso. Esto, depende de lo que estés buscando, podría ser una ventaja o no.

McGrath nos ofrece una idea importante: la apologética es tanto una ciencia como un arte, y la desarrolla de manera panorámica, desde el estudio de las parábolas de Jesús hasta consejos prácticos para abordar la plataforma de una universidad contemporánea. La exposición de McGrath es un buen trampolín para impulsarnos a estudiar a mayor profundidad temas como la historia de la apologética, el presuposicionalismo, las técnicas de comunicación, el marxismo y mucho más. Sin embargo, al tratar todos estos temas de manera breve, la lectura podría resultar vertiginosamente abrumadora para una persona que apenas está siendo introducida a esta clase de asuntos.

“Los puntos de contacto” es un concepto crucial para poder construir puentes, es decir, para disminuir la separación entre el evangelio y los individuos y comunidades del mundo. De acuerdo con McGrath, los puntos de contacto son los cimientos que el apologista cristiano necesita para construir los puentes. Los cimientos son las “pistas” acerca de la existencia de Dios que Él mismo ha colocado en el corazón del hombre y en la naturaleza.

“El apologista cristiano descubrirá alborozado que Dios ya ha echado los cimientos para esos puentes, tanto en el mundo como en el corazón humano; nosotros tenemos la responsabilidad de edificar sobre esos fundamentos, estableciendo los vínculos necesarios” (p. 21).

El autor es cuidadoso en aclarar que estos puntos de contacto por sí mismos no salvan a las personas. Apuntan a Dios, pero no nos reconcilian con Él. McGrath escribe que estos “puntos no son adecuados para introducir a las personas en el reino de Dios; son puntos de partida para alcanzar esa meta. Tampoco bastan por sí solos para conducir al mundo a la fe específicamente cristiana” (p. 22). McGrath explica que estos puntos de contacto se basan en las doctrinas de la creación y la redención, diciendo que “el punto de contacto es la conciencia o la percepción de la presencia pasada de Dios y del empobrecimiento actual de esa presencia, suficiente para incitarnos a recordarla en su totalidad por medio de la gracia de Dios” (p. 26). Hemos sido creados para Dios y nuestro corazón está lejos de Él. La creación y la insatisfacción de nuestra alma da testimonio de ello.

¿Cuáles son estos puntos de contacto que Dios ha colocado en los corazones y en la creación? McGrath propone seis: la sensación de anhelo insatisfecho, la racionalidad humana, el ordenamiento del mundo, la moralidad humana, la angustia existencial y la conciencia de la mortalidad.

“En la naturaleza humana parece que hay algo que nos induce a formularnos preguntas sobre el mundo. Además, da la sensación de que en el mundo hay algo que permite que obtengamos respuesta a esas preguntas” (p. 81).

Vale la pena mencionar brevemente la crítica de McGrath para el presuposicionalismo. Este es un énfasis apologético propuesto por el filósofo y teólogo reformado Cornelius Van Til, y apoyado por reconocidos teólogos contemporáneos como John Frame. El presuposicionalismo busca “socavar la cosmovisión de un no cristiano al demostrar que sin el Dios cristiano, no pueden reclamar consistentemente significado, verdad o lógica, y que en la medida en que usan tales cosas, solo están ‘tomando prestado capital’ del cristianismo”. Esto se conoce como el argumento trascendental.

El tema del presuposicionalismo es complejo, con figuras apologéticas respetadas en ambos lados del debate. En Construir puentes, McGrath escribe que “van Til declara que queda excluida la posibilidad de establecer un diálogo con aquellos que no profesan la fe cristiana. No existe un terreno común” (p. 51). Esta declaración me parece un poco exagerada. El presuposicionalista bien puede dialogar con el no creyente; su énfasis, sin embargo, será mostrarle que, sin Dios, su diálogo no tiene sentido.

Construye puentes

Para ser buenos apologistas no basta con aprender un montón de argumentos filosóficos y dominar decenas de datos históricos sobre la fe cristiana. La apologética busca ganar a las personas. Busca conectar. Por eso es que Construir puentes es un libro valioso.

En ese viaje por el desierto, no podía evitar pensar que sería lindo tener alguna clase de prueba contundente que convenciera del cristianismo a todo el que la escuchara. Pero Dios no quiso hacer así las cosas. Él demanda fe. La buena noticia es que Él mismo la provee. Aunque por ahora no tenemos todas las demostraciones lógicas que convenzan a todo el mundo, podemos construir puentes. Dios es quien se encarga de que las personas lleguen de un extremo al otro.

“La apologética tiene sus limitaciones. El apologista responsable reconocerá este hecho. No se puede meter a personas en el reino de Dios a base de argumentos. La apologética crea un clima favorable a la fe, pero no genera fe. Establece un marco, haciendo que el ‘salto de fe’ sea más fácil de lo que sería en otro caso, pero al final es necesario dar ese salto de fe” (p. 125).

Si estás cansado de los libros de apologética que parecen solo abordar los mismos argumentos de siempre, sin considerar el público que nos escucha, Construir puentes será una lectura refrescante para ti. Alister McGrath te guiará mientras buscas dominar tanto la ciencia como el arte de la apologética.

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