Crecí en una congregación no denominacional. Gracias a Dios, la Biblia era central y la única autoridad en la enseñanza, pero desconocía completamente el nombre de cualquier corriente, personaje histórico o doctrina. Esto nunca me había preocupado… hasta que llegué a Internet.
Cuando empecé a estar más activa en Twitter, conocí a “los reformados”. La primera pregunta que me hicieron fue: “Y tú, ¿qué eres?”. Naturalmente, mi respuesta fue que era cristiana. Luego me enteré de que habían calvinistas, luteranos, metodistas, bautistas, anglicanos… y todavía estoy aprendiendo. Está de más decir que nunca me enseñaron las “doctrinas de la gracia” como tal.
Más que el TULIP, la Palabra de Dios
Puede ser que estés en la misma situación en la que yo estaba. O tal vez pertenezcas a alguna denominación, pero todavía no sabes nada acerca de eso que todos llaman ‘TULIP’. Sea cual sea tu circunstancia, debes saber que tienes una postura acerca de las doctrinas de la gracia, porque estas describen cómo Dios obró para salvarnos. Tal vez no las conozcas por nombre, pero estoy segura de que crees algo sobre cada punto. La pregunta real es, ¿lo que crees se apega a la Palabra de Dios?
Cinco Puntos: Hacia una experiencia más profunda de la gracia de Dios
John Piper
Cinco Puntos: Hacia una experiencia más profunda de la gracia de Dios
John Piper
“El lugar en donde nos posicionamos en relación a estas posturas [el TULIP] va a afectar profundamente nuestra visión de Dios, del hombre, de la salvación, de la expiación, de la regeneración, de la seguridad, de la adoración y de las misiones” (p. 12).
“Cinco Puntos”, de John Piper, es un libro breve pero sustancioso, sencillo pero profundo. No es exhaustivo, pero tampoco es superficial. Creo que es ideal para cualquier persona que quiera acercarse por primera vez a las doctrinas de la gracia, o para aquel calvinista maduro que quiera volver al corazón de la obra salvífica de Dios.
¿Cómo es que Dios te salvó? La manera en que respondas a esta pregunta definirá mucho de lo que crees. Y debemos creer lo que dice la Escritura, porque si no lo hacemos estamos adorando a un dios de nuestra imaginación. No se trata de acrósticos ni de personajes, se trata de volver a la Palabra y escarbar las riquezas que esconde.
Piper (aunque se hace llamar calvinista) no pretende que Calvino sea el de las respuestas, e incluso reconoce que algunas de sus enseñanzas eran equivocadas. No alega que “TULIP” sea la mejor forma de expresar las doctrinas (de hecho, cambia el orden del acróstico para explicarlo). El problema es cuando nosotros leemos el nombre de una doctrina, sacamos conclusiones sin estudiarla y nos ponemos a pelear.
La teología es para todos
Si eres indiferente a este tema, te pido que tomes un momento para preguntarte por qué. ¿Consideras que no es importante saber cómo Dios salvó y está salvando a su Iglesia? ¿Acaso crees que puedes adorar al Dios de la Biblia sin conocer su carácter revelado en la Palabra? Es posible que de pensar en la controversia, el tema te intimide y tu miedo te diga que esta teología es solo para seminaristas y pastores. Pero no, todos somos teólogos, puesto que todos tenemos nuestras propias ideas sobre quién es (o no) Dios. Ahora, la buena teología es para los hijos de Dios. No se necesitan mentes superiores: se necesitan corazones humillados, dispuestos a escudriñar la Biblia y conocer el corazón detrás de sus páginas.
De principio a fin, la salvación es del Señor. La teología calvinista, las doctrinas de la gracia, el TULIP o como desees llamarle, nos ayudan a entender el evangelio y nos llevan a adorar a Dios aún más profundamente de lo que nunca lo hemos hecho. Confrontarán tu orgullo y te pondrán de rodillas ante la majestad del Rey.
Aunque es seguro que no encontrarás todas las respuestas en “Cinco Puntos”, John Piper es un excelente guía para adentrarte a la verdad de la Salvación y para apuntarte a la gloria del creador. Y es imposible que te encuentres con el Dios de la Biblia sin ser transformado. Probablemente terminarás con una libreta llena de notas, algunas preguntas, y muchas ganas de adorar a Dios y compartir con el mundo el evangelio de la cruz.
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