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Es muy probable que todos nosotros hayamos luchado, en un momento u otro, con cultivar la disciplina espiritual del estudio y meditación de las Escrituras. Y si somos completamente honestos, reconoceremos que esta falta no se debe a que no podamos o no sepamos cómo hacerlo, sino más bien es porque no deseamos lo suficiente la Palabra de Dios –o más cierto aún, no deseamos lo suficiente al Dios revelado en la Palabra.

A la luz de 1 Pedro 2:1-3, el pastor Fabio Rossi nos recuerda que no es posible desear la Palabra de Dios como niños recién nacidos si aún no hemos nacido de nuevo, si aún somos esclavos del pecado, y si no la consideramos como nuestro único y verdadero alimento.

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