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UN PLAN DE LECTURA BÍBLICA Y DEVOCIONAL EN COLABORACIÓN CON LA NUEVA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS Y ANDAMIO EDITORIAL
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Lectura de Hoy

Devocional: Salmos 66-67

En una época de muchas “canciones de alabanza”, uno diría que en nuestra generación abunda la alabanza. ¿No es evidente que nosotros sabemos mucho más acerca de la alabanza que nuestros pobres padres y abuelos, con sus vestidos oscuros y sus cultos formales y rígidos, cantando sus himnos pasados de moda?

No contribuye nada en absoluto a la claridad de pensamiento en torno a estas cuestiones fijarse sólo en los estereotipos. Pese a las sospechas de algunas personas mayores, no todas las expresiones contemporáneas de la alabanza son frívolas y superficiales; pese a las sospechas de muchos jóvenes, no todas las formas tradicionales de generaciones anteriores a la nuestra deben ser abandonadas a favor de lo inmediato y lo contemporáneo.

Pero hay dos elementos que se expresan en el Salmo 66 de los que se oye muy poco hoy en día, y que deberían ser reincorporados en nuestra alabanza y en nuestra manera de pensar.

El primero se encuentra en Salmo 66:8-12. Aquí el salmista comienza por invitar a los habitantes de la tierra a escuchar al pueblo de Dios mientras le alaban, porque: “Él ha protegido nuestra vida, ha evitado que resbalen nuestros pies”. Luego el salmista se dirige a Dios directamente, y menciona el contexto en el cual Dios les ha protegido: “Tú, oh Dios, nos has puesto a prueba; nos has purificado como a la plata. Nos has hecho caer en una red; ¡pe­sada carga nos has echado a cuestas! Las caballerías nos han aplastado la cabeza; hemos pasado por el fuego y por el agua, pero al fin nos has dado un respiro” (66:10-12).

Esto es asombroso. El salmista agradece a Dios por haber puesto a prueba a su pueblo, por haberles purificado bajo el fuego de alguna circunstancia difícil y por haberles sostenido a través de esta experiencia. Esta es la respuesta que nace de una fe perceptiva y piadosa. No suele proceder de los labios de los que sólo agradecen a Dios cuando se libran de la prueba o se sienten felices.

El segundo enlaza el grito del salmista con la justicia: “Clamé a él con mi boca; lo alabé con mi lengua. Si en mi corazón hubiera yo abrigado maldad, el Señor no me habría escuchado; pero Dios sí me ha escuchado, ha atendido a la voz de mi plegaria” (66:17-19). Esto no quiere decir que el Señor nos escucha porque hayamos merecido su favor debido a alguna hazaña de justicia. Más bien nos escucha por el hecho de haber entrado en una relación personal con Dios según los términos de la alianza, le debemos nuestra lealtad, nuestra fe y nuestra obediencia. Si en lugar de esto, nutrimos el pecado en nuestro ser interior, y luego acudimos a Dios para que nos ayude, ¿Por qué no nos tendría que contestar con el juicio y el castigo que tan urgentemente merecemos? Es posible que simplemente se retire y permita que el pecado siga su curso nefasto.

Nuestra generación necesita desesperadamente enlazar la alabanza con la justicia, el culto con la obediencia, y la respuesta de Dios con tener un corazón limpio.

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Devocional: 1 Pedro 2

El pequeño párrafo de 1 Pedro 2:13-17 está lleno de amonestaciones morales que se encuentran en otros pasajes del Nuevo Testamento. En la meditación de hoy, clarificaremos brevemente los puntos principales y observaremos los temas de apoyo en dicho texto.

Primero, como Pablo en Romanos 13, Pedro dice a sus lectores que se sometan a toda autoridad humana debidamente constituida y que lo hagan “por causa del Señor” (2:13-14). Implícitamente, Pedro reconoce que Dios establece tales autoridades humanas y que sus funciones correctas (o al menos una de ellas) es fomentar la justicia. Segundo, la voluntad de Dios es siempre que los cristianos hagan “callar la ignorancia de los insensatos” (2:15) haciendo el bien. Un comportamiento sellado por la cortesía, el respeto y la integridad no predica el evangelio por sí solo pero consigue oyentes para el mismo, preparándole al mismo tiempo el camino y confiriéndole autoridad. Tercero, nuestra libertad de la ley-pacto nunca debe volverse una excusa para el libertinaje: debemos vivir “como siervos de Dios” (2:16). Finalmente, siempre es bueno y correcto mostrar el debido respeto a todo el mundo. Dios nos creó a todos a su imagen. Sin embargo, el significado de “debido” puede adquirir diferentes matices en distintos niveles: “Dad a todos el debido respeto: Amad a los hermanos, temed a Dios, respetad al rey” (2:17).

Los versículos anteriores y posteriores refuerzan esta perspectiva. (a) Los cristianos son “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios”, cuya existencia tiene un propósito, declarar la alabanza de aquel que los llamó “de las tinieblas a su luz admirable” (2:9). La transformación de su conducta es el testimonio que acredita su verdadera pertenencia a Dios (2:10, 25). (b) Esto significa también que ya no pertenecemos al mundo. Aquí vivimos como “extranjeros y peregrinos” (2:11). Si no pensamos en esos términos, y estamos francamente cómodos con el mundo y sus caminos, deberíamos preguntarnos si formamos parte realmente del “pueblo que pertenece a Dios”. Esta es la suposición que Pedro hace cuando escribe: “Mantened entre los incrédulos una conducta tan ejemplar que, aunque os acusen de hacer el mal, ellos observen vuestras buenas obras y glorifiquen a Dios en el día de la salvación” (2:12). (c) Si cualquiera de estas cosas implica dificultades o sufrimiento, como ocurrió especialmente en el caso de los esclavos cuyos amos eran crueles e injustos, nunca podemos olvidar que seguimos a un Maestro que sufrió de la forma más injusta. No existen valores morales que hagan que suframos lo merecido. Demostramos ser seguidores de Jesucristo cuando sufrimos de forma injusta y lo soportamos fielmente. “Para esto fuisteis llamados; porque Cristo sufrió por vosotros, dándoos ejemplo, para que sigáis sus pasos” (2:21).

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

Números 24

Tercera profecía de Balaam

24 Cuando Balaam vio que agradaba al SEÑOR bendecir a Israel, no fue como otras veces a buscar presagios, sino que puso su rostro hacia el desierto. Y levantó Balaam sus ojos y vio a Israel acampado por tribus; y vino sobre él el Espíritu de Dios. Y comenzando su discurso, dijo:

«Oráculo de Balaam, hijo de Beor, Y oráculo del hombre de ojos abiertos; Oráculo del que escucha las palabras de Dios, Del que ve la visión del Todopoderoso; Caído, pero con los ojos descubiertos. ¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Jacob; Tus moradas, oh Israel! Como valles que se extienden, Como jardines junto al río, Como áloes plantados por el SEÑOR, Como cedros junto a las aguas. Agua correrá de sus baldes, Y su simiente estará junto a muchas aguas; Más grande que Agag será su rey, Y su reino será exaltado. Dios lo saca de Egipto; Es para Israel como los cuernos del búfalo. Devorará a las naciones que son sus adversarios, Y desmenuzará sus huesos, Y los traspasará con sus flechas. Se agazapa, se echa como león, O como leona ¿quién se atreverá a despertarlo? Benditos los que te bendigan, Y malditos los que te maldigan».

Cuarta profecía

10 Entonces se encendió la ira de Balac contra Balaam, y palmoteando, dijo Balac a Balaam: «Te llamé para maldecir a mis enemigos, pero los has llenado de bendiciones estas tres veces. 11 Ahora pues, huye a tu lugar. Yo dije que te colmaría de honores, pero mira, el SEÑOR te ha privado de honores». 12 Y Balaam dijo a Balac: «¿No les hablé yo también a los mensajeros que me enviaste y les dije: 13 “Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, no podría yo traspasar el mandamiento del SEÑOR para hacer lo bueno o lo malo de mi propia iniciativa. Lo que hable el SEÑOR, eso hablaré”? 14 Ahora, mira, me voy a mi pueblo; pero ven, y te advertiré lo que este pueblo hará a tu pueblo en los días venideros». 15 Y comenzando su discurso, dijo:

«Oráculo de Balaam, hijo de Beor, Y oráculo del hombre de ojos abiertos. 16 Oráculo del que escucha las palabras de Dios, Y conoce la sabiduría del Altísimo; Del que ve la visión del Todopoderoso, Caído, pero con los ojos descubiertos. 17 Lo veo, pero no ahora; Lo contemplo, pero no cerca; Una estrella saldrá de Jacob, Y un cetro se levantará de Israel Que aplastará la frente de Moab Y derrumbará a todos los hijos de Set. 18 Edom será una posesión, También será una posesión Seir, su enemigo; Mientras que Israel se conducirá con valor. 19 De Jacob saldrá el que tendrá dominio, Y destruirá al remanente de la ciudad».

20 Al ver a Amalec, continuó su discurso, y dijo:

«Amalec fue la primera de las naciones, Pero su fin será destrucción».

21 Después vio al quenita, y continuó su discurso, y dijo:

«Perdurable es tu morada, Y en la peña está puesto tu nido. 22 No obstante, el quenita será consumido; ¿Hasta cuándo te tendrá cautivo Asiria?».

23 Y continuando su discurso, dijo:

«¡Ay! ¿Quién puede vivir, si Dios no lo ha ordenado? 24 Pero las naves vendrán de la costa de Quitim, Y afligirán a Asiria y afligirán a Heber; Pero él también perecerá para siempre».

25 Entonces se levantó Balaam y se marchó, y volvió a su lugar; también Balac se fue por su camino.

   

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

Salmos 66-67

Himno a Dios por su poderosa liberación

Para el director del coro. Cántico. Salmo.

66 Aclamen con júbilo a Dios, habitantes de toda la tierra; Canten la gloria de Su nombre; Hagan gloriosa Su alabanza. Digan a Dios: «¡Cuán portentosas son Tus obras! Por la grandeza de Tu poder, Tus enemigos fingirán que te obedecen. Toda la tierra te adorará, Y cantará alabanzas a Ti, Cantará alabanzas a Tu nombre».          (Selah)

Vengan y vean las obras de Dios, Admirable en Sus hechos a favor de los hijos de los hombres. Convirtió el mar en tierra seca; Cruzaron el río a pie; Regocijémonos allí en Él. Él domina con Su poder para siempre; Sus ojos velan sobre las naciones; No se enaltezcan los rebeldes.     (Selah)

Bendigan, oh pueblos, a nuestro Dios, Y hagan oír la voz de Su alabanza. Él es quien nos guarda con vida, Y no permite que nuestros pies resbalen. 10 Porque Tú nos has probado, oh Dios; Nos has refinado como se refina la plata. 11 Nos metiste en la red; Carga pesada pusiste sobre nuestros lomos. 12 Hiciste cabalgar hombres sobre nuestras cabezas; Pasamos por el fuego y por el agua, Pero Tú nos sacaste a un lugar de abundancia. 13 Entraré en Tu casa con holocaustos; A Ti cumpliré mis votos, 14 Los que pronunciaron mis labios Y habló mi boca cuando yo estaba en angustia. 15 Te ofreceré holocaustos de animales engordados, Con el humo de la ofrenda de carneros; Haré una ofrenda de toros y machos cabríos.    (Selah)

16 Vengan y oigan, todos los que temen a Dios, Y contaré lo que Él ha hecho por mi alma. 17 Con mi boca clamé a Él, Y ensalzado fue con mi lengua. 18 Si observo iniquidad en mi corazón, El Señor no me escuchará. 19 Pero ciertamente Dios me ha oído; Él atendió a la voz de mi oración. 20 Bendito sea Dios, Que no ha desechado mi oración, Ni apartado de mí Su misericordia.

Den gracias a Dios las naciones

Para el director del coro; con instrumentos de cuerda. Salmo. Cántico.

67 Dios tenga piedad de nosotros y nos bendiga, Y haga resplandecer Su rostro sobre nosotros,  (Selah) Para que sea conocido en la tierra Tu camino, Entre todas las naciones Tu salvación. Te den gracias los pueblos, oh Dios, Todos los pueblos te den gracias. Alégrense y canten con júbilo las naciones, Porque Tú juzgarás a los pueblos con equidad, Y guiarás a las naciones en la tierra.       (Selah) Te den gracias los pueblos, oh Dios, Todos los pueblos te den gracias. La tierra ha dado su fruto; Dios, nuestro Dios, nos bendice. Dios nos bendice, Para que le teman todos los términos de la tierra.

   

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Isaías 14

Canto triunfal

14 Cuando el SEÑOR tenga compasión de Jacob, y escoja de nuevo a Israel y los establezca en su propia tierra, entonces se les juntarán extranjeros que se unirán a la casa de Jacob. Los pueblos los tomaran y los llevarán a su lugar, y la casa de Israel los poseerá como siervos y siervas en la tierra del SEÑOR. Tomarán cautivos a los que los habían llevado cautivos, y dominarán sobre sus opresores.

Y el día en que el SEÑOR te dé descanso de tu dolor, de tu desesperación y de la dura servidumbre a la que fuiste sometido, pronunciarás esta burla contra el rey de Babilonia, y dirás:

«¡Cómo se ha acabado el opresor, Y cómo ha cesado el furor! El SEÑOR ha quebrado el báculo de los impíos, El cetro de los gobernantes Que golpeaba con furia a los pueblos con golpes incesantes, Que sometía con ira a las naciones en incesante persecución. Toda la tierra está en reposo, está tranquila. Prorrumpe en gritos de júbilo. Aun los cipreses y los cedros del Líbano se alegran a causa de ti, y dicen: “Desde que fuiste derribado, no ha subido talador contra nosotros”. El Seol, desde abajo, se estremece por ti al recibirte en tu venida; Por ti despierta a los espíritus de los muertos, a todos los jefes de la tierra; Levanta de sus tronos a todos los reyes de las naciones. 10 Todos ellos responderán y te dirán: “También tú has sido debilitado como nosotros, Has venido a ser semejante a nosotros. 11 Han sido derribadas al Seol Tu ostentación y la música de tus arpas. Debajo de ti las larvas se extienden como cama, Y los gusanos son tu cobertura”. 12 ¡Cómo has caído del cielo, Oh lucero de la mañana, hijo de la aurora! Has sido derribado por tierra, Tú que debilitabas a las naciones. 13 Pero tú dijiste en tu corazón: “Subiré al cielo, Por encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono, Y me sentaré en el monte de la asamblea, En el extremo norte. 14 Subiré sobre las alturas de las nubes, Me haré semejante al Altísimo”. 15 Sin embargo, serás derribado al Seol, A lo más remoto del abismo. 16 Los que te vean te observarán, Te contemplarán y dirán: “¿Es este aquel hombre que hacía temblar la tierra, Que sacudía los reinos, 17 Que puso al mundo como un desierto, Que derribó sus ciudades, Que a sus prisioneros no abrió la cárcel?”. 18 Todos los reyes de las naciones, Todos ellos yacen con gloria, Cada uno en su sepulcro. 19 Pero tú has sido echado de tu sepulcro Como vástago desechado, Como ropa de muertos traspasados a espada, Que descienden a las piedras de la fosa, Como cadáver pisoteado. 20 No estarás unido con ellos en el sepelio, Porque has destruido tu tierra, Has matado a tu pueblo. Que no se nombre jamás la descendencia de los malhechores. 21 Preparen para sus hijos el matadero A causa de la iniquidad de sus padres. Que no se levanten y tomen posesión de la tierra, Y llenen de ciudades la faz del mundo».

22 «Yo me levantaré contra ellos», declara el SEÑOR de los ejércitos, «y cortaré de Babilonia nombre y sobrevivientes, descendencia y posteridad», declara el SEÑOR. 23 «La convertiré en posesión de erizos y en aguas estancadas, y la barreré con la escoba de la destrucción», declara el SEÑOR de los ejércitos.

Profecía sobre Asiria y Filistea

24 El SEÑOR de los ejércitos ha jurado: «Ciertamente, tal como lo había pensado, así ha sucedido; tal como lo había planeado, así se cumplirá: 25 Quebrantaré a Asiria en Mi tierra, y la pisotearé sobre Mis montes. Entonces su yugo se les quitará de encima, y su carga será quitada de sus hombros. 26 Este es el plan acordado contra toda la tierra, y esta es la mano que está extendida contra todas las naciones.

27 »Si el SEÑOR de los ejércitos lo ha determinado, ¿quién puede frustrarlo? Y en cuanto a Su mano extendida, ¿quién podrá apartarla?». 28 El año en que murió el rey Acaz, vino este oráculo:

29 «No te alegres, toda tú, Filistea, De que la vara que te hirió esté quebrada; Pues de la raíz de la serpiente saldrá una víbora, Y su fruto será serpiente voladora. 30 Los más débiles comerán, Y los necesitados se acostarán seguros. Pero haré morir de hambre tu raíz, Y esta matará tus sobrevivientes. 31 Gime, puerta; clama, ciudad; Derrítete, toda tú, Filistea. Porque del norte viene humo, Y nadie de sus filas se queda atrás. 32 ¿Cómo, pues, se responderá a los mensajeros de la nación?: Que el SEÑOR ha fundado a Sión, Y en ella buscarán refugio los afligidos de Su pueblo».

   

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1 Pedro 2

Exhortación al crecimiento

2 Por tanto, desechando toda malicia, y todo engaño, e hipocresías, y envidias y toda difamación, deseen como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcan para salvación, si es que han probado la bondad del Señor.

Y viniendo a Él, como a una piedra viva, desechada por los hombres, pero escogida y preciosa delante de Dios, también ustedes, como piedras vivas, sean edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Pues esto se encuentra en la Escritura:

«YO, PONGO EN SIÓN UNA PIEDRA ESCOGIDA, UNA PRECIOSA PIEDRA ANGULAR, Y EL QUE CREA EN ÉL NO SERÁ AVERGONZADO».

Este precioso valor es, pues, para ustedes los que creen; pero para los que no creen,

«LA PIEDRA QUE DESECHARON LOS CONSTRUCTORES, ESA, EN PIEDRA ANGULAR SE HA CONVERTIDO»,

y,

«PIEDRA DE TROPIEZO Y ROCA DE ESCÁNDALO».

Pues ellos tropiezan porque son desobedientes a la palabra, y para ello estaban también destinados.

Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anuncien las virtudes de Aquel que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable. 10 Ustedes en otro tiempo no eran pueblo, pero ahora son el pueblo de Dios; no habían recibido misericordia, pero ahora han recibido misericordia.

Conducta de los creyentes en el mundo

11 Amados, les ruego como a extranjeros y peregrinos, que se abstengan de las pasiones carnales que combaten contra el alma. 12 Mantengan entre los gentiles una conducta irreprochable, a fin de que en aquello que les calumnian como malhechores, ellos, por razón de las buenas obras de ustedes, al considerarlas, glorifiquen a Dios en el día de la visitación.

13 Sométanse, por causa del Señor, a toda institución humana, ya sea al rey como autoridad, 14 o a los gobernadores como enviados por él para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen el bien. 15 Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, ustedes hagan enmudecer la ignorancia de los hombres insensatos.

16 Anden como libres, pero no usen la libertad como pretexto para la maldad, sino empléenla como siervos de Dios. 17 Honren a todos, amen a los hermanos, teman a Dios, honren al rey.

Ejemplo de Cristo como siervo

18 Siervos, estén sujetos a sus amos con todo respeto, no solo a los que son buenos y afables, sino también a los que son insoportables. 19 Porque esto halla gracia, si por causa de la conciencia ante Dios, alguien sobrelleva penalidades sufriendo injustamente. 20 Pues ¿qué mérito hay, si cuando ustedes pecan y son tratados con severidad lo soportan con paciencia? Pero si cuando hacen lo bueno sufren por ello y lo soportan con paciencia, esto halla gracia con Dios.

21 Porque para este propósito han sido llamados, pues también Cristo sufrió por ustedes, dejándoles ejemplo para que sigan Sus pasos, 22 EL CUAL NO COMETIÓ PECADO, NI ENGAÑO ALGUNO SE HALLÓ EN SU BOCA; 23 y quien cuando lo ultrajaban, no respondía ultrajando. Cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba a Aquel que juzga con justicia.

24 Él mismo llevó nuestros pecados en Su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por Sus heridas fueron ustedes sanados. 25 Pues ustedes andaban descarriados como ovejas, pero ahora han vuelto al Pastor y Guardián de sus almas.

   

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