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UN PLAN DE LECTURA BÍBLICA Y DEVOCIONAL EN COLABORACIÓN CON LA NUEVA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS Y ANDAMIO EDITORIAL
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Lectura de Hoy

Devocional: Salmos 46–47

Un tema común de los Salmos 46 y 47 es la autoridad soberana de Dios sobre todas las naciones. No se trata de una mera divinidad tribal. Es el “Altísimo” (46:4). Puede que las naciones estén revueltas; los reinos suben, y luego se desploman. Pero Dios sólo necesita levantar su voz, y la tierra se derrumba (46:6). Por su autoridad la desolación constituye su juicio catastrófico; por su autoridad cesan las guerras (46:8-9). El Señor Altísimo es “Rey de toda la tierra” (47:2,7). “Dios reina sobre las naciones; Dios está sentado en su santo trono” (47:8).

Esto garantiza la seguridad de la comunidad del pacto. Las naciones paganas alrededor pueden amenazar, pero si Dios es quien tiene el timón, el pueblo del pacto puede proclamar: “El Señor Todopoderoso está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob” (46:7). “Sometió a nuestro dominio las naciones; puso a los pueblos bajo nuestros pies” (47:3). De hecho, en cuanto a Jerusalén, la morada del Altísimo: “Dios está en ella, la ciudad no caerá; al rayar el alba Dios le brindará su ayuda” (46:5).

El salmista aun ve al menos dos implicaciones más. En primer lugar, tarde o temprano Dios será: “exaltado entre las naciones” (46:10). Pues Dios “es el Rey de toda la tierra” (47:7). Estas últimas referencias se podrían leer como una amenaza en lugar de una promesa de bendición: Dios será enaltecido entre las naciones paganas de exactamente la misma manera como lo estuvo al destruir el ejército egipcio en el Mar Rojo. Pero a la luz de Salmo 47:9 y 10 sería imprudente insistir en una lectura tan negativa: “Los nobles de los pueblos se reúnen con el pueblo del Dios de Abraham, pues de Dios son los imperios de la tierra. ¡Él es grandemente enaltecido!” En otras palabras, una de las implicaciones del monoteísmo es que Dios es el Dios de todos, aunque no esté reconocido como tal. Y vendrá un día cuando será reconocido como tal por todos; en algunos casos este reconocimiento será acompañado por la adoración y la alabanza, como los nobles de las naciones que se congregan delante de Dios exactamente de la misma manera que el pueblo del Dios de Abraham. Echando mano del esquema paulino, podríamos decir que aquí se profetiza la inclusión de los gentiles como hijos de Abraham (ver Romanos 4:11; Gálatas 3:7-9). “Quedaos quietos, reconoced que yo soy Dios. ¡Yo seré exaltado entre las naciones! ¡Yo seré enaltecido en la tierra!” (46:10).

La segunda implicación es la alabanza. “Venid y ved los portentos del Señor” (46:8). “Aplaudid, pueblos todos; aclamad a Dios con gritos de alegría. ¡Cuán imponente es el Señor Altísimo, el gran rey de toda la tierra!” (47:1-2). “Cantad salmos a Dios, cantadle salmos; cantad, cantadle salmos a nuestro rey” (47:6).

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Devocional: Cantares 8

Cantares 7: 9b—8:4 representa la consumación renovada. El libro describe varios ciclos de distanciamiento, búsqueda y consumación. Sin embargo, en los versículos finales (Cantares 8:5-14), estos ya no se ven más. Todos los personajes, la mujer (la amada), su amante, las doncellas de Jerusalén, el rey Salomón, la madre, los hermanos, reaparecen cuando el gozo y el compromiso de los enamorados se reafirman.

Las “amigas”, aparentemente las doncellas de Jerusalén, preguntan: “¿Quién es esta que sube por el desierto apoyada sobre el hombro de su amado?” (8:5a). No viene “apoyada” porque se encuentre débil o enferma. Este término indica intimidad. Probablemente, se esté recordando el tema de la chica de campo que se convierte en la novia feliz.

Los pronombres hebreos muestran que, en la segunda mitad del versículo 5, es la propia novia, la amada, la que habla dirigiéndose a su amante. No conozco una explicación totalmente satisfactoria de 8:5b. Quizás la mujer está mirando al pasado, a su primer encuentro con el que acabaría siendo su amante, que tal vez tuvo lugar en el mismo momento en que su madre lo concibió y llevó en su vientre. De ser así, se está indicando algún tipo de vínculo familiar, una relación intergeneracional. Las parejas pueden pensar que son los primeros en enamorarse, pero esta mujer es suficientemente inteligente para comprender la cohesión del amor humano y la vida. Para ella, “fuerte es el amor, como la muerte” (8:6). Cuando la muerte llama, nadie puede pararla; cuando llama el amor, ocurre lo mismo. En este contexto, “la pasión” (8:6) no es un monstruo, sino una declaración exaltada y justa de posesión (como en Éxodo 20:5). El amor auténtico no puede apagarse ni comprarse (8:7).

Los comentaristas debaten acerca de quién está hablando en 8:8-9, pero parece que pueden ser los hermanos (cp. 1:6). La “hermana pequeña” que mencionan puede ser la propia amada, a la que aún no consideran preparada para el matrimonio y a los que ella contesta de forma contundente; o más probablemente, una hermana menor de esta que no es madura sexualmente. El sentido de su comentario es doble: menciona a otra generación próxima que se enamorará, repitiendo el ciclo de nuevo, y sirve de contraste con la madurez y el deleite de la amada en la relación consumada con su amante.

Si el significado metafórico de la “viña” persiste (8:11-12; cp. 2:15), la amada indica que Salomón puede tener un gran harén, pero la única que puede entregar la “viña” de la amada es ella misma. Él no puede comprar su amor, ni para él (las mil monedas), ni para otros (las doscientas, el porcentaje del beneficio de una viña compartida por los labradores); ella lo da. Los últimos versículos repiten el tema del amor consumado.

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

Números 10

Las trompetas de plata

10 El SEÑOR dijo a Moisés: «Hazte dos trompetas de plata; las harás labradas a martillo. Y te servirán para convocar a la congregación y para dar la orden de poner en marcha los campamentos. Cuando se toquen las dos, toda la congregación se reunirá junto a ti a la puerta de la tienda de reunión. Cuando se toque una sola, entonces se reunirán junto a ti los principales, los jefes de las divisiones de Israel.

»Pero cuando ustedes toquen alarma, marcharán los que estén acampados al oriente. Y cuando toquen alarma la segunda vez, marcharán los acampados al sur; se tocará una alarma para que ellos se pongan en marcha. Sin embargo, cuando se convoque la asamblea, tocarán, pero no con toque de alarma. Además, los hijos de Aarón, los sacerdotes, tocarán las trompetas; y les será a ustedes por estatuto perpetuo por sus generaciones.

»Cuando vayan a la guerra en su tierra contra el adversario que los ataque, tocarán alarma con las trompetas a fin de que el SEÑOR su Dios se acuerde de ustedes, y sean salvados de sus enemigos. 10 Asimismo, en el día de su alegría, en sus fiestas señaladas y en el primer día de sus meses, tocarán las trompetas durante sus holocaustos y durante los sacrificios de sus ofrendas de paz; y serán para ustedes como recordatorio delante de su Dios. Yo soy el SEÑOR su Dios».

Israel parte del Sinaí

11 En el año segundo, en el mes segundo, el día veinte del mes, la nube se levantó de sobre el tabernáculo del testimonio; 12 y los israelitas salieron, según su orden de marcha, del desierto de Sinaí. Y la nube se detuvo en el desierto de Parán. 13 Así marcharon la primera vez conforme al mandamiento del SEÑOR por medio de Moisés. 14 La bandera del campamento de los hijos de Judá, según sus ejércitos, salió primero, con Naasón, hijo de Aminadab, al frente de su ejército; 15 Natanael, hijo de Zuar, al frente del ejército de la tribu de los hijos de Isacar; 16 Eliab, hijo de Helón, al frente del ejército de la tribu de los hijos de Zabulón.

17 Entonces el tabernáculo fue desarmado; y los hijos de Gersón, y los hijos de Merari, que llevaban el tabernáculo, partieron. 18 Después salió la bandera del campamento de Rubén, según sus ejércitos, con Elisur, hijo de Sedeur, al frente de su ejército; 19 Selumiel, hijo de Zurisadai, al frente del ejército de la tribu de Simeón, 20 y Eliasaf, hijo de Deuel, estaba al frente del ejército de la tribu de los hijos de Gad.

21 Luego se pusieron en marcha los coatitas llevando los objetos sagrados; y el tabernáculo fue erigido antes de que ellos llegaran. 22 Después salió la bandera del campamento de los hijos de Efraín, según sus ejércitos, con Elisama, hijo de Amiud, al frente de su ejército; 23 Gamaliel, hijo de Pedasur, al frente del ejército de la tribu de los hijos de Manasés; 24 y Abidán, hijo de Gedeoni, al frente del ejército de la tribu de los hijos de Benjamín.

25 Después salió la bandera del campamento de los hijos de Dan, según sus ejércitos, los cuales formaban la retaguardia de todos los campamentos, con Ahiezer, hijo de Amisadai, al frente de su ejército; 26 Pagiel, hijo de Ocrán, al frente del ejército de la tribu de los hijos de Aser; 27 y Ahira, hijo de Enán, al frente del ejército de la tribu de los hijos de Neftalí. 28 Este fue el orden de marcha de los israelitas por sus ejércitos cuando partieron.

La marcha de Sinaí a Edom

29 Entonces Moisés dijo a Hobab, hijo de Reuel madianita, suegro de Moisés: «Nosotros salimos hacia el lugar del cual el SEÑOR dijo: “Yo se lo daré a ustedes”. Ven con nosotros y te haremos bien, pues el SEÑOR ha prometido el bien a Israel». 30 Pero él le dijo: «No iré, sino que me iré a mi tierra y a mi familia». 31 Después dijo Moisés: «Te ruego que no nos dejes, puesto que tú sabes dónde debemos acampar en el desierto, y serás como ojos para nosotros. 32 Y será que si vienes con nosotros, el bien que el SEÑOR nos haga, te haremos nosotros».

33 Así partieron desde el monte del SEÑOR tres días de camino, y el arca del pacto del SEÑOR iba delante de ellos por los tres días, buscándoles un lugar dónde descansar. 34 La nube del SEÑOR iba sobre ellos de día desde que partieron del campamento.

35 Y sucedía que cuando el arca se ponía en marcha, Moisés decía:

«¡Levántate, oh SEÑOR!
Y sean dispersados Tus enemigos,
Huyan de Tu presencia los que te aborrecen».

36 Y cuando el arca descansaba, él decía:

«Vuelve, oh SEÑOR,
A los millares de millares de Israel».

   

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

Salmos 46–47

Dios, nuestro amparo y fortaleza

Para el director del coro. Salmo de los hijos de Coré, compuesto para Alamot. Cántico.

46 Dios es nuestro refugio y fortaleza,
Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios,
Y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares;
Aunque bramen y se agiten sus aguas,
Aunque tiemblen los montes con creciente enojo.      (Selah)

Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios,
Las moradas santas del Altísimo.
Dios está en medio de ella, no será sacudida;
Dios la ayudará al romper el alba.
Bramaron las naciones, se tambalearon los reinos;
Dio Él Su voz, y la tierra se derritió.
El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros;
Nuestro baluarte es el Dios de Jacob.     (Selah)

Vengan, contemplen las obras del SEÑOR,
Que ha hecho asolamientos en la tierra;
Que hace cesar las guerras hasta los confines de la tierra;
Quiebra el arco, parte la lanza,
Y quema los carros en el fuego.
10 Estén quietos, y sepan que Yo soy Dios;
Exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra.
11 El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros;
Nuestro baluarte es el Dios de Jacob.     (Selah)

Dios, el Rey de la tierra

Para el director del coro. Salmo de los hijos de Coré.

47 Batan palmas, pueblos todos;
Aclamen a Dios con voz de júbilo.
Porque el SEÑOR, el Altísimo, es digno de ser temido;
Rey grande es sobre toda la tierra.
Él somete pueblos debajo de nosotros,
Y naciones bajo nuestros pies.
Él nos escoge nuestra heredad,
La gloria de Jacob a quien Él ama.          (Selah)

Dios ha ascendido entre aclamaciones,
El SEÑOR, al son de trompeta.
Canten alabanzas a Dios, canten alabanzas;
Canten alabanzas a nuestro Rey, canten alabanzas.
Porque Dios es Rey de toda la tierra;
Canten alabanzas con armonioso salmo.
Dios reina sobre las naciones;
Sentado está Dios en Su santo trono.
Se han reunido los príncipes de los pueblos como el pueblo del Dios de Abraham;
Porque de Dios son los escudos de la tierra;
Él es ensalzado en gran manera.

   

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Cantares 8

8 ¡Ah, si tú fueras como mi hermano,
Amamantado a los pechos de mi madre!
Si te encontrara afuera, te besaría,
Y no me despreciarían.
Te llevaría y te introduciría
En la casa de mi madre, que me enseñaba;
Te daría a beber vino sazonado del zumo de mis granadas.
Que esté su izquierda bajo mi cabeza
Y su derecha me abrace».

EL ESPOSO:

«Quiero que juren, oh hijas de Jerusalén;
Que no despertarán ni levantarán a mi amor,
Hasta que quiera».

EL CORO:

«¿Quién es esta que sube del desierto,
Recostada sobre su amado?».

EL ESPOSO:

«Debajo del manzano te desperté;
Allí tu madre tuvo dolores de parto por ti,
Allí tuvo dolores de parto, y te dio a luz».

LA ESPOSA:

«Ponme como un sello sobre tu corazón,
Como un sello sobre tu brazo,
Porque fuerte como la muerte es el amor,
Inexorables como el Seol, los celos;
Sus destellos, son destellos de fuego,
La llama misma del SEÑOR.
Las muchas aguas no podrán extinguir el amor,
Ni los ríos lo apagarán.
Si el hombre diera todos los bienes de su casa por amor,
Solo lograría desprecio».

EL CORO:

«Tenemos una hermana pequeña,
Y todavía no tiene pechos;
¿Qué haremos por nuestra hermana
El día en que sea pedida?
Si ella es una muralla,
Edificaremos sobre ella un baluarte de plata;
Pero si es una puerta,
La reforzaremos con tablas de cedro».

LA ESPOSA:

10 «Yo soy una muralla, y mis pechos como torres,
Entonces fui a sus ojos como quien halla la paz.
11 Salomón tenía una viña en Baal Hamón,
Confió la viña a los guardas;
Cada uno debía traer por su fruto mil siclos (11.4 kilos) de plata.
12 Mi viña, que es mía, está a mi disposición;
Los mil siclos son para ti, Salomón,
Y doscientos, para los que guardan su fruto».

EL ESPOSO:

13 «Oh tú, que moras en los huertos,
Mis compañeros están atentos a tu voz;
Déjame que la oiga».

LA ESPOSA:

14 «Apresúrate, amado mío,
Y sé como una gacela o un cervatillo
Sobre los montes de los aromas».

   

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Hebreos 8

Jesús, Sumo Sacerdote del santuario celestial

8 Ahora bien, el punto principal de lo que se ha dicho es este: tenemos tal Sumo Sacerdote, que se ha sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero, que el Señor erigió, no el hombre. Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios, por lo cual es necesario que este Sumo Sacerdote también tenga algo que ofrecer.

Así que si Él estuviera sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley; los cuales sirven a lo que es copia y sombra de las cosas celestiales, tal como Moisés fue advertido por Dios cuando estaba a punto de erigir el tabernáculo. Pues, dice Él: «Haz todas las cosas CONFORME AL MODELO QUE TE FUE MOSTRADO EN EL MONTE».

Cristo, mediador de un mejor pacto

Pero ahora Jesús ha obtenido un ministerio tanto mejor, por cuanto Él es también el mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Pues si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, no se hubiera buscado lugar para el segundo. Porque reprochándolos, Él dice:

«MIREN QUE VIENEN DÍAS, DICE EL SEÑOR,
EN QUE ESTABLECERÉ UN NUEVO PACTO
CON LA CASA DE ISRAEL Y CON LA CASA DE JUDÁ;
NO COMO EL PACTO QUE HICE CON SUS PADRES
EL DÍA QUE LOS TOMÉ DE LA MANO
PARA SACARLOS DE LA TIERRA DE EGIPTO;
PORQUE NO PERMANECIERON EN MI PACTO,
Y YO ME DESENTENDÍ DE ELLOS, DICE EL SEÑOR.

10 »PORQUE ESTE ES EL PACTO QUE YO HARÉ CON LA CASA DE ISRAEL
DESPUÉS DE AQUELLOS DÍAS, DICE EL SEÑOR:
PONDRÉ MIS LEYES EN LA MENTE DE ELLOS,
Y LAS ESCRIBIRÉ SOBRE SUS CORAZONES.
YO SERÉ SU DIOS,
Y ELLOS SERÁN MI PUEBLO.
11 Y NINGUNO DE ELLOS ENSEÑARÁ A SU CONCIUDADANO
NI NINGUNO A SU HERMANO, DICIENDO: “CONOCE AL SEÑOR”,
PORQUE TODOS ME CONOCERÁN,
DESDE EL MENOR HASTA EL MAYOR DE ELLOS.
12 PUES TENDRÉ MISERICORDIA DE SUS INIQUIDADES,
Y NUNCA MÁS ME ACORDARÉ DE SUS PECADOS».

13 Cuando Dios dijo: «Un nuevo pacto», hizo anticuado al primero; y lo que se hace anticuado y envejece, está próximo a desaparecer.

   

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