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UN PLAN DE LECTURA BÍBLICA Y DEVOCIONAL EN COLABORACIÓN CON LA NUEVA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS Y ANDAMIO EDITORIAL
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Lectura de Hoy

Devocional: Salmos 15–16

Véanse las letras mayúsculas: “Yo le he dicho al SEÑOR: «Mi Señor eres tú. Fuera de ti, no poseo bien alguno»”. (Salmo 16:2). En otras palabras, cuando David se dirige a Yahvé “SEÑOR”, su Maestro, luego añade “Fuera de ti, no poseo bien alguno”.

(1) Según cómo se miren, estas palabras parecen delimitar el bien, y así llegan incluso a definirlo. No existe el último bien si está abstraído y separado del concepto de Dios. Puede que sea “bien” en un sentido relativo, por supuesto. El Señor hizo el sol y lo pronunció “bueno”, y de hecho, es bueno: es la fuente de toda la energía de este mundo. No obstante, una vez abstraído del conocimiento de Dios, se convirtió en objeto de culto entre muchos pueblos antiguos (se llamaba Ra en Egipto – y la misma comunidad del pacto podía verse arrastrada en un culto sincretista al sol, Ezequiel 8:16) y atrae hoy día a otra clase de adoradores del sol. Puede ser que disfrutemos una buena salud y esto, evidentemente, es bueno. Pero supongamos que usamos esta energía para hacer lo que es egoísta o malvado, o desplegamos las bendiciones que Dios nos encomienda simplemente para ordenar nuestras vidas lo más autónomamente posible. Aparte del Señor, “no poseo bien alguno”.

(2) Y vistas desde otra perspectiva, estas palabras son literalmente verdaderas. Puesto que Dios es el Creador de todo, no puede haber ningún bien que disfrutamos que no nos haya venido de él. “Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto”, escribe Santiago (1:17). Pablo pregunta, “¿Qué tienes que no hayas recibido?” (1 Corintios 4:7). Por lo tanto, nuestra prioridad en el uso de estas cosas debe ser la gratitud. Aparte del Señor, “no poseemos ningún bien”.

(3) Pero el texto es más visceral que esto. Su tono está más cerca de las palabras de Asaf: “¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna” (Salmo 73:25-26). En comparación con el conocimiento personal de nuestro Hacedor y nuestro Redentor, no hay nada que tenga mucho valor, sea en esta vida o en la venidera. Aparte del Señor, “no poseemos ningún bien”.

(4) El texto nos hará pensar también en otros pasajes que contienen las palabras “aparte de”. Tal vez el más conocido sea Juan 15:5, donde Jesús dice: “Yo soy la vid y vosotros las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no podéis hacer nada”. Aparte de la vid, nosotros las ramas no llevamos ningún fruto; y aparte de él “no poseemos ningún bien”.

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Devocional: Proverbios 27

Mientras reflexionamos en Proverbios 27, quiero centrar la atención en cinco proverbios independientes:

(1) “Más confiable es el amigo que hiere que el enemigo que besa” (27:6). Uno de los muchos proverbios repartidos por el libro que desprecian la adulación e insisten en que los sabios no solo reprendan con amor y de forma reflexiva, sino que acepten la reprensión y aprendan de ella. Por ejemplo: “No reprendas al insolente, no sea que acabe por odiarte; reprende al sabio, y te amará. Instruye al sabio, y se hará más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber” (9:8-9). “El que atiende a la crítica edificante habitará entre los sabios” (15:31). Este mundo es muy diferente de una cultura en la que se anima a las personas a encontrarse a sí mismos y expresarse.

(2) Muchos proverbios, uno de ellos en este capítulo, valoran la lealtad: “No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre” (27:10). Es una valoración social, que trasciende a la mentalidad individualista del “yo primero” predominante y encaja bien con el hincapié del Nuevo Testamento en la plenitud comunitaria de la iglesia.

(3) “El hierro se afila con el hierro” (27:17), lo cual es imposible de nuevo donde domina el individualismo furibundo. Pastores y expertos saben que su pensamiento es más agudo si pasan tiempo interactuando de forma honesta con sus semejantes.

(4) “El sepulcro, la muerte y los ojos del hombre jamás se dan por satisfechos” (27:20). Pocas frases resumen tan brevemente y de forma tan evocadora la codicia sin fondo de los seres humanos caídos, su deseo de obtener cosas y poder, su impulso por la posesión, el control y la novedad. Una rápida reflexión, la muerte y la destrucción no solo constituyen el modelo de lo que significa no estar nunca satisfecho, sino también lo que caracteriza a “los ojos del hombre”.

(5) “En el crisol se prueba la plata; en el horno se prueba el oro; ante las alabanzas, el hombre” (27:21). Podría significar simplemente que, después de que una persona haya pasado por el crisol de la aflicción, el grado de aprobación, por así decirlo, viene marcado por la valoración de sus iguales en el otro extremo. No obstante, es más probable que la alabanza en sí sea en algunos aspectos la prueba definitiva del carácter. Podemos decir mucho más de las personas según su reacción ante las alabanzas que ante la adversidad. Pregunte a los héroes del deporte, las estrellas de cine y a las personas que asumen puestos de responsabilidad con demasiada rapidez en la iglesia. Esta es quizá la prueba definitiva. No nos destruye; pone de manifiesto lo que hay, que muy a menudo no es mucho.

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

Levítico 13

Leyes acerca de la lepra

13 El SEÑOR les dijo a Moisés y a Aarón: «Cuando alguien tenga en la piel de su cuerpo hinchazón, o erupción, o mancha blanca lustrosa, y se convierta en infección de lepra en la piel de su cuerpo, será traído al sacerdote Aarón o a uno de sus hijos, los sacerdotes. El sacerdote mirará la infección en la piel del cuerpo; y si el pelo en la infección se ha vuelto blanco, y la infección parece más profunda que la piel de su cuerpo, es una infección de lepra; cuando el sacerdote lo haya examinado lo declarará inmundo. Pero si la mancha lustrosa es blanca en la piel de su cuerpo, y no parece ser más profunda que la piel, y el pelo en ella no se ha vuelto blanco, entonces el sacerdote aislará por siete días al que tiene la infección. Al séptimo día el sacerdote lo examinará, y si en su parecer la infección no ha cambiado, y si la infección no se ha extendido en la piel, entonces el sacerdote lo aislará por otros siete días. El sacerdote lo examinará de nuevo al séptimo día; y si la infección ha oscurecido, y la infección no se ha extendido en la piel, entonces el sacerdote lo declarará limpio; es solo una postilla. La persona lavará sus vestidos y quedará limpia.

»Pero si la postilla se extiende en la piel después que él se haya mostrado al sacerdote para su purificación, volverá a presentarse al sacerdote. Y el sacerdote lo examinará, y si la postilla se ha extendido en la piel, entonces el sacerdote lo declarará inmundo; es lepra.

»Cuando haya infección de lepra en un hombre, será traído al sacerdote. 10 Entonces el sacerdote lo examinará, y si hay hinchazón blanca en la piel, y el pelo se ha vuelto blanco, y hay carne viva en la hinchazón, 11 es lepra crónica en la piel de su cuerpo, y el sacerdote lo declarará inmundo; no lo aislará, porque es inmundo. 12 Y si la lepra brota y se extiende en la piel, y la lepra cubre toda la piel del que tenía la infección, desde su cabeza hasta sus pies, hasta donde pueda ver el sacerdote, 13 entonces el sacerdote mirará, y si ve que la lepra ha cubierto todo su cuerpo, declarará limpio al que tenía la infección; se ha vuelto toda blanca y él es limpio.

14 »Pero cuando aparezca en él carne viva, quedará inmundo. 15 El sacerdote mirará la carne viva, y lo declarará inmundo; la carne viva es inmunda, es lepra. 16 Pero si la carne viva cambia nuevamente y se vuelve blanca, entonces vendrá al sacerdote, 17 y el sacerdote lo mirará, y si ve que la infección se ha vuelto blanca, el sacerdote declarará limpio al que tenía la infección; limpio es.

18 »Cuando el cuerpo tenga una úlcera en su piel, y se sane, 19 y en el lugar de la úlcera haya hinchazón blanca, o una mancha lustrosa, blanca rojiza, será mostrada al sacerdote, 20 y el sacerdote la examinará, y si parece que está a un nivel más bajo que la piel y su pelo se ha vuelto blanco, el sacerdote lo declarará inmundo. Es infección de lepra, ha brotado en la úlcera. 21 Pero si el sacerdote la examina, y ve que no hay pelos blancos en ella, y no está a nivel más bajo que la piel y se ha oscurecido, el sacerdote lo aislará por siete días; 22 y si se extiende en la piel, el sacerdote lo declarará inmundo: es infección. 23 Pero si la mancha lustrosa permanece en su lugar y no se extiende, es solo la cicatriz de la úlcera. El sacerdote lo declarará limpio.

24 »Asimismo, si el cuerpo sufre en su piel una quemadura de fuego, y la carne viva de la quemadura se vuelve una mancha lustrosa, blanca rojiza o solo blanca, 25 entonces el sacerdote la examinará. Y si el pelo en la mancha lustrosa se ha vuelto blanco, y la mancha parece estar más profunda que la piel, es lepra; ha brotado en la quemadura. Por tanto, el sacerdote lo declarará inmundo. Es infección de lepra. 26 Pero si el sacerdote la examina, y ve que no hay pelo blanco en la mancha lustrosa y no está más profunda que la piel, pero está oscura, entonces el sacerdote lo aislará por siete días. 27 Al séptimo día el sacerdote lo examinará. Si se ha extendido en la piel, el sacerdote lo declarará inmundo. Es infección de lepra. 28 Pero si la mancha lustrosa permanece en su lugar y no se ha extendido en la piel, sino que está oscura, es la hinchazón de la quemadura; y el sacerdote lo declarará limpio, pues es solo la cicatriz de la quemadura.

29 »Si un hombre o una mujer tiene una infección en la cabeza o en la barba, 30 el sacerdote le examinará la infección, y si parece estar más profunda que la piel y hay en ella pelo fino amarillento, entonces el sacerdote lo declarará inmundo. Es tiña, es lepra de la cabeza o de la barba. 31 Pero si el sacerdote examina la infección de la tiña, y no parece ser más profunda que la piel y no hay en ella pelo negro, el sacerdote aislará por siete días a la persona con la infección de la tiña. 32 Al séptimo día el sacerdote examinará la infección, y si la tiña no se ha extendido, ni ha crecido en ella pelo amarillento, ni la tiña parece ser más profunda que la piel, 33 entonces se rasurará, pero no rasurará la parte con tiña; y el sacerdote aislará al que tiene la tiña por otros siete días. 34 Al séptimo día el sacerdote examinará la tiña, y si esta no se ha extendido en la piel y no parece estar más profunda que la piel, el sacerdote lo declarará limpio. Entonces, el enfermo lavará sus vestidos y quedará limpio.

35 »Pero si la tiña se extiende en la piel después de su purificación, 36 el sacerdote lo examinará, y si la tiña se ha extendido en la piel, el sacerdote no tiene que buscar pelo amarillento; es inmundo. 37 Si en su parecer la tiña ha permanecido igual y ha crecido pelo negro en ella, la tiña ha sanado; es limpio, y el sacerdote lo declarará limpio.

38 »Cuando un hombre o una mujer tenga manchas lustrosas en la piel de su cuerpo, manchas blancas lustrosas, 39 el sacerdote las examinará, y si las manchas lustrosas en la piel de su cuerpo son de color blanquecino, es eczema que ha brotado en la piel; la persona es limpia.

40 »Si un hombre pierde el pelo de la cabeza, es calvo, pero limpio. 41 Y si su cabeza pierde el pelo por delante y por los lados, es calvo en la frente; es limpio. 42 Pero si en la calva de la cabeza o de la frente aparece una infección blanca rojiza, es lepra que brota en la calva de su cabeza o en la calva de su frente. 43 Entonces el sacerdote lo examinará; y si la hinchazón de la infección es blanca rojiza en la calva de la cabeza o en la calva de la frente, como la apariencia de la lepra en la piel del cuerpo, 44 es un leproso, es inmundo. El sacerdote ciertamente lo declarará inmundo; su infección está en su cabeza.

45 »En cuanto al leproso que tenga la infección, sus vestidos estarán rasgados, el cabello de su cabeza estará descubierto, se cubrirá el bozo y gritará: “¡Inmundo, inmundo!”. 46 Permanecerá inmundo todos los días que tenga la infección; es inmundo. Vivirá solo; su morada estará fuera del campamento.

47 »Cuando un vestido tenga una marca de lepra, sea un vestido de lana o de lino, 48 sea en la urdimbre o en la trama, de lino o de lana, en cuero o en cualquier artículo hecho de cuero, 49 si la marca en el vestido o en el cuero, en la urdimbre o en la trama, o en cualquier artículo de cuero, es verdosa o rojiza, es marca de lepra y le será mostrada al sacerdote. 50 Entonces el sacerdote examinará la marca, y aislará el artículo con marca por siete días. 51 Al séptimo día examinará la marca; si la marca se ha extendido en el vestido, sea en la urdimbre o en la trama, o en el cuero, cualquiera que sea el uso que se le dé al cuero, la marca es una lepra maligna, es inmunda. 52 Quemará, pues, el vestido, ya sea la urdimbre o la trama, en lana o en lino, o cualquier artículo de cuero en el cual aparezca la marca, porque es una lepra maligna; será quemado en el fuego.

53 »Pero si el sacerdote la examina, y la marca no se ha extendido en el vestido, en la urdimbre o en la trama, o en cualquier artículo de cuero, 54 entonces el sacerdote les ordenará lavar aquello donde aparezca la marca, y lo aislará por otros siete días. 55 Después que el artículo con la marca haya sido lavado, el sacerdote lo examinará otra vez, y si la marca no ha cambiado de aspecto, aun cuando la marca no se haya extendido, es inmundo; en el fuego lo quemarás, ya sea que la corrosión lo haya raído por el derecho o el revés.

56 »Entonces el sacerdote lo examinará, y si la marca se ha oscurecido después de haber sido lavada, la arrancará del vestido o del cuero, sea de la urdimbre o de la trama; 57 y si aparece otra vez en el vestido, sea en la urdimbre o en la trama, o en cualquier artículo de cuero, es una erupción; el artículo con la marca será quemado en el fuego. 58 El vestido, sea en la urdimbre o en la trama, o cualquier artículo de cuero del cual se haya quitado la marca después de haberlo lavado, será lavado por segunda vez y quedará limpio».

59 Esta es la ley para la marca de lepra en un vestido de lana o de lino, sea en la urdimbre o en la trama, o en cualquier artículo de cuero, para declararlo limpio o inmundo.

   

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

Salmos 15–16

El ciudadano de Sión

Salmo de David.

15 SEÑOR, ¿quién habitará en Tu tabernáculo?
¿Quién morará en Tu santo monte?
El que anda en integridad y obra justicia,
Y habla verdad en su corazón.
El que no calumnia con su lengua,
No hace mal a su prójimo,
Ni toma reproche contra su amigo;
En cuyos ojos el perverso es despreciado, pero honra a los que temen al SEÑOR;
El que aun jurando en perjuicio propio, no cambia;
El que su dinero no da a interés,
Ni acepta soborno contra el inocente.
El que hace estas cosas permanecerá firme.

El Señor, herencia del justo en vida y en muerte

Mictam de David.

16 Protégeme, oh Dios, pues en Ti me refugio.
Yo dije al SEÑOR: «Tú eres mi Señor;
Ningún bien tengo fuera de Ti».
En cuanto a los santos que están en la tierra,
Ellos son los nobles en quienes está toda mi delicia.
Se multiplicarán las aflicciones de aquellos que han corrido tras otro dios;
No derramaré yo sus libaciones de sangre,
Ni sus nombres pronunciarán mis labios.

El SEÑOR es la porción de mi herencia y de mi copa;
Tú sustentas mi suerte.
Las cuerdas me cayeron en lugares agradables;
En verdad es hermosa la herencia que me ha tocado.

Bendeciré al SEÑOR que me aconseja;
En verdad, en las noches mi corazón me instruye.
Al SEÑOR he puesto continuamente delante de mí;
Porque está a mi diestra, permaneceré firme.
Por tanto, mi corazón se alegra y mi alma se regocija;
También mi carne morará segura,
10 Porque Tú no abandonarás mi alma en el Seol,
Ni permitirás que Tu Santo sufra corrupción.
11 Me darás a conocer la senda de la vida;
En Tu presencia hay plenitud de gozo;
En Tu diestra hay deleites para siempre.

   

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Proverbios 27

27 No te gloríes del día de mañana,
Porque no sabes qué traerá el día.
Que te alabe el extraño, y no tu boca;
El extranjero, y no tus labios.
Pesada es la piedra y pesada la arena,
Pero la provocación del necio es más pesada que ambas.
Cruel es el furor e inundación la ira;
Pero ¿quién se mantendrá ante los celos?
Mejor es la reprensión franca
Que el amor encubierto.
Fieles son las heridas del amigo,
Pero engañosos los besos del enemigo.
El hombre saciado aborrece la miel,
Pero para el hombre hambriento todo lo amargo le es dulce.
Como pájaro que vaga lejos de su nido,
Así es el hombre que vaga lejos de su hogar.
El ungüento y el perfume alegran el corazón,
Y dulce para su amigo es el consejo del hombre.
10 No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre,
Ni vayas a la casa de tu hermano el día de tu infortunio.
Mejor es un vecino cerca que un hermano lejos.
11 Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón,
Para que yo responda al que me afrenta.
12 El hombre prudente ve el mal y se esconde,
Los simples siguen adelante y pagan las consecuencias.
13 Tómale la ropa al que sale fiador del extraño;
Y tómale prenda por la mujer desconocida.
14 Al que muy de mañana bendice a su amigo en alta voz,
Le será contado como una maldición.
15 Gotera constante en día de lluvia
Y mujer rencillosa, son semejantes;
16 El que trata de contenerla, es como refrenar al viento
Y recoger aceite con su mano derecha.
17 El hierro con hierro se afila,
Y un hombre aguza a otro.
18 El que cuida la higuera comerá su fruto,
Y el que atiende a su señor será honrado.
19 Como el agua refleja el rostro,
Así el corazón del hombre refleja al hombre.
20 El Seol y el Abadón nunca se sacian;
Tampoco se sacian los ojos del hombre.
21 El crisol es para la plata y el horno para el oro,
Y al hombre se le prueba por la alabanza que recibe.
22 Aunque machaques con el mazo al necio en un mortero entre el grano molido,
No se apartará de él su necedad.

23 Conoce bien la condición de tus rebaños,
Y presta atención a tu ganado;
24 Porque las riquezas no son eternas,
Ni perdurará la corona por todas las generaciones.
25 Cuando la hierba desaparece se ve el retoño,
Y se recogen las hierbas de los montes;
26 Los corderos darán para tu vestido,
Y las cabras para el precio de un campo,
27 habrá suficiente leche de cabra para tu alimento,
Para el alimento de tu casa,
Y sustento para tus doncellas.

   

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2 Tesalonicenses 1

Saludo

1 Pablo , Silvano y Timoteo:

A la iglesia de los tesalonicenses en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia a ustedes y paz de parte de Dios el Padre y del Señor Jesucristo.

Acción de gracias

Siempre tenemos que dar gracias a Dios por ustedes, hermanos, como es justo, porque su fe aumenta grandemente, y el amor de cada uno de ustedes hacia los demás abunda más y másPor lo cual nosotros mismos hablamos con orgullo de ustedes entre las iglesias de Dios, por su perseverancia y fe en medio de todas las persecuciones y aflicciones que soportan. Esta es una señal evidente del justo juicio de Dios, para que sean considerados dignos del reino de Dios, por el cual en verdad están sufriendo.

Justicia de la retribución final

Porque después de todo, es justo delante de Dios que Él pague con aflicción a quienes los afligen a ustedes. Pero que Él les dé alivio a ustedes que son afligidos, y también a nosotros, cuando el Señor Jesús sea revelado desde el cielo con Sus poderosos ángeles en llama de fuego, dando castigo a los que no conocen a Dios, y a los que no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesús.

Estos sufrirán el castigo de eterna destrucción, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de Su poder, 10 cuando Él venga para ser glorificado en Sus santos en aquel día y para ser admirado entre todos los que han creído; porque nuestro testimonio ha sido creído por ustedes.

Oración por los tesalonicenses

11 Con este fin también nosotros oramos siempre por ustedes, para que nuestro Dios los considere dignos de su llamamiento y cumpla todo deseo de bondad y la obra de fe con poder, 12 a fin de que el nombre de nuestro Señor Jesús sea glorificado en ustedes, y ustedes en Él, conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.

   

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