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UN PLAN DE LECTURA BÍBLICA Y DEVOCIONAL EN COLABORACIÓN CON LA NUEVA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS Y ANDAMIO EDITORIAL
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Lectura de Hoy

Devocional: Lucas 11

Una de las imágenes más impresionantes de lo que se podría llamar una conversión parcial la encontramos en Lucas 11:24-26. Jesús enseña que, cuando un espíritu maligno sale de alguien, “va por lugares áridos buscando un descanso” – lo que parece significar que busca a alguien más en quien residir. Luego el espíritu se plantea volver a su anterior residencia. Descubre que esta ha quedado sorprendentemente vacía. El espíritu, por tanto, moviliza a siete de sus socios, aún más viles que él, “y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial”.

Parece ser que el hombre liberado del espíritu maligno nunca había encontrado nada mejor con lo cual llenar el vacío que había quedado. El Espíritu de Dios no había venido a residir en el ser de esta persona, por lo cual había, por así decirlo, permanecido vacía.

De este relato, se desprenden tres lecciones importantes.

En primer lugar, las conversiones “parciales” se producen con demasiada frecuencia. Una persona resulta parcialmente limpiada. Se ha acercado suficientemente al evangelio y a los creyentes para que ocurra una relativa reorientación de su vida, y un cierto abandono de lo antiguo, una presunción de santidad, una atracción hacia la justicia de Dios. Pero, igual que la persona representada por el terreno rocoso de la parábola del sembrador (8:4-15), puede que esta persona, por mucho que al principio parezca ser lo mejor del cultivo, no persevere. No se ha producido nunca la clase de conversión que significa la “ocupación” de la persona por parte del Dios viviente, una reorientación total, asociada con un arrepentimiento genuino y una fe duradera.

La segunda lección viene a continuación: una pequeña dosis del evangelio es peligrosa. Hace que la gente tenga un concepto demasiado favorable de sí misma, que emita un suspiro de alivio porque han sido disipados los peores males, que tenga una sensación agradable de pertenencia. Pero cuando alguien no está verdaderamente justificado y trasladado del reino de las tinieblas al reino del Hijo bien amado de Dios, esta dosis de religión podría servir de inoculación contra una fe verdadera.

La tercera lección es una inferencia. No se puede simplemente oponerse al mal – es decir, nunca es suficiente luchar contra el mal, echar fuera un demonio. El mal debe ser sustituido por el bien, el demonio maligno por el Espíritu Santo. Debemos “vence el mal con el bien” (Romanos 12:21). Por ejemplo, es difícil vencer el resentimiento contra alguien simplemente a fuerza de la determinación de no estar resentido; se debe sustituir este resentimiento por un perdón auténtico y un amor genuino hacia esta persona. Es difícil vencer la avaricia simplemente mediante la determinación de no ser tan materialista; uno debe fijar los afectos del corazón en un tesoro mejor (ver Lucas 12:13-21) y aprender a ser maravillosa y sacrificialmente generoso. Venzamos el mal con el bien.

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Devocional: 1 Corintios 12

1 Corintios 12 comienza una unidad de tres capítulos que trata de lenguas, profecía y otros “dones de gracia” (charismata), y su relación con el amor, que es el “camino” supremo (no un don) para el cristiano. Podemos seguir al menos cómo fluye el pensamiento.

En primer lugar, 1 Corintios 12:4-6 afirma que hay diversidad de dones pero solo una fuente. La referencia implícita a la Trinidad es sorprendente: diferentes dones, dados por el mismo Espíritu; diferentes tipos de servicio, pero el mismo Señor [Jesús]; diferentes tipos de obra, pero el mismo Dios. Esto no significa que Pablo esté dividiendo estas cosas de forma absoluta, como si, por ejemplo, los dones viniesen del Espíritu pero no de Jesús o de Dios. Más bien, se trata de un recurso del predicador para dejar claro que, por muy diversos que sean los dones y las gracias, únicamente existe una fuente: el Dios trino.

En segundo lugar, Pablo se extiende en este principio de unidad entrelazando toda esta diversidad (12:7-12). Los muchos dones mencionados, el mensaje de sabiduría, el de conocimiento, la fe, los dones de sanación y demás, no solo constituyen manifestaciones del único Espíritu, sino que su propósito principal es el bien común (12:7). Así que, tanto por su fuente como por su propósito, sirven a la unidad en su diversidad. Además, aunque Pablo dirá, en un momento dado, que los cristianos deben buscar mayores dones (12:31), aquí declara que en definitiva es el Espíritu quien los distribuye como cree conveniente, lo cual significa que nunca debe haber soberbia por tener este o aquel don, ni se debe codiciar el que pueda tener otra persona.

En tercer lugar, el tema del capítulo se explica en una analogía (12:12- 20). El cuerpo es uno, pero está formado por muchas partes que deben funcionar juntas. La analogía es apropiada, pues Cristo bautizó a los cristianos en un Espíritu (que aquí es el medio en que ellos son bautizados, no el agente que lo lleva a cabo, que es Cristo) dentro de un cuerpo, la iglesia. Claramente, todas las partes del mismo son necesarias: no serviría de nada que el cuerpo fuese un gigantesco globo ocular, por ejemplo. Así pues, debe mantenerse la diversidad y la distribución de dones en la iglesia.

En cuarto lugar, se deduce, además, que ninguna parte del cuerpo tiene derecho a decir a otra que no se le quiere o necesita (12:21-27). De hecho, en cierto sentido, se debe conceder más honra a las partes menos presentables precisamente porque de lo contrario no lo tendrían. Debe existir tanta empatía entre las diversas partes, que si una de ellas recibe honra, todas se sienten honradas; si una parte sufre, todas sufren.

Aunque las aplicaciones para la iglesia son obvias, Pablo se preocupa de explicarlas detenidamente (12:27-31).

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

Éxodo 8

Segunda plaga: las ranas

8 Entonces el Señor dijo a Moisés: «Ve a Faraón y dile: “Así dice el Señor: ‘Deja ir a Mi pueblo para que me sirva. Pero si te niegas a dejarlos ir, entonces heriré todo tu territorio con ranas. El Nilo se llenará de ranas, que subirán y entrarán en tu casa, en tu alcoba y sobre tu cama, en las casas de tus siervos y en tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas. Subirán las ranas sobre ti, sobre tu pueblo y sobre todos tus siervos’”». Dijo además el Señor a Moisés: «Dile a Aarón: “Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos, sobre los arroyos y sobre los estanques, y haz que suban ranas sobre la tierra de Egipto”».

Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto, y las ranas subieron y cubrieron la tierra de Egipto. Los magos hicieron lo mismo con sus encantamientos, e hicieron subir ranas sobre la tierra de Egipto.

Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y dijo: «Rueguen al Señor para que quite las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré ir al pueblo para que ofrezca sacrificios al Señor». Moisés dijo a Faraón: «Dígnate decirme cuándo he de rogar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que las ranas sean quitadas de ti y de tus casas y queden solamente en el río».

10 «Mañana», respondió Faraón. Entonces Moisés dijo: «Sea conforme a tu palabra para que sepas que no hay nadie como el Señor nuestro Dios. 11 Las ranas se alejarán de ti, de tus casas, de tus siervos y de tu pueblo; solo quedarán en el Nilo».

12 Entonces Moisés y Aarón salieron de la presencia de Faraón, y Moisés clamó al Señor acerca de las ranas que Él había puesto sobre Faraón. 13 Y el Señor hizo conforme a la palabra de Moisés, y murieron las ranas en las casas, en los patios y en los campos. 14 Las juntaron en montones, y la tierra se corrompió. 15 Pero al ver Faraón que había alivio, endureció su corazón y no los escuchó, tal como el Señor había dicho.

Tercera plaga: los piojos

16 Entonces el Señor dijo a Moisés: «Dile a Aarón: “Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra para que se convierta en piojos por toda la tierra de Egipto”». 17 Y así lo hicieron. Aarón extendió su mano con su vara, y golpeó el polvo de la tierra, y hubo piojos en hombres y animales. Todo el polvo de la tierra se convirtió en piojos por todo el país de Egipto.

18 Los magos trataron de producir piojos con sus encantamientos, pero no pudieron. Hubo, pues, piojos en hombres y animales. 19 Entonces los magos dijeron a Faraón: «Este es el dedo de Dios». Pero el corazón de Faraón se endureció y no los escuchó, tal como el Señor había dicho.

Cuarta plaga: los insectos

20 El Señor dijo a Moisés: «Levántate muy de mañana y ponte delante de Faraón cuando salga del agua, dile: “Así dice el Señor: ‘Deja ir a Mi pueblo para que me sirva. 21 Porque si no dejas ir a Mi pueblo, entonces enviaré enjambres de insectos sobre ti y sobre tus siervos, sobre tu pueblo y dentro de tus casas. Las casas de los egipcios se llenarán de enjambres de insectos, y también el suelo sobre el cual están. 22 Pero en aquel día Yo pondré aparte la tierra de Gosén en la que mora Mi pueblo, para que no haya allí enjambres de insectos, a fin de que sepas que Yo, el Señor, estoy en medio de la tierra. 23 Yo haré distinción entre Mi pueblo y tu pueblo. Mañana tendrá lugar esta señal’”».

24 Así lo hizo el Señor. Y entraron grandes enjambres de insectos en la casa de Faraón y en las casas de sus siervos, y en todo el país de Egipto la tierra fue devastada a causa de los enjambres de insectos.

25 Entonces llamó Faraón a Moisés y a Aarón, y dijo: «Vayan, ofrezcan sacrificio a su Dios dentro del país». 26 «No conviene que lo hagamos así», respondió Moisés, «porque es abominación para los egipcios lo que sacrificaremos al Señor nuestro Dios. Si sacrificamos lo que es abominación para los egipcios delante de sus ojos, ¿no nos apedrearán? 27 Andaremos una distancia de tres días de camino en el desierto, y ofreceremos sacrificios al Señor nuestro Dios, tal como Él nos manda».

28 Faraón dijo: «Los dejaré ir para que ofrezcan sacrificio al Señor su Dios en el desierto, solo que no vayan muy lejos. Oren por mí». 29 «Voy a salir de tu presencia», le contestó Moisés «y rogaré al Señor que los enjambres de insectos se alejen mañana de Faraón, de sus siervos y de su pueblo. Pero que Faraón no vuelva a obrar con engaño, no dejando ir al pueblo a ofrecer sacrificios al Señor».

30 Salió Moisés de la presencia de Faraón y oró al Señor. 31 Y el Señor hizo como Moisés le pidió, y quitó los enjambres de insectos de Faraón, de sus siervos y de su pueblo. No quedó ni uno solo. 32 Pero Faraón endureció su corazón también esta vez y no dejó salir al pueblo.

 

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Lucas 11

Jesús enseña sobre la oración

11 Aconteció que estando Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de Sus discípulos: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó también a sus discípulos». Y Él les dijo: «Cuando oren, digan:

“Padre, santificado sea Tu nombre.
Venga Tu reino.
Danos hoy el pan nuestro de cada día.
Y perdónanos nuestros pecados,
Porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben.
Y no nos metas en tentación”».

También les dijo: «Supongamos que uno de ustedes tiene un amigo, y va a él a medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha llegado de viaje a mi casa, y no tengo nada que ofrecerle”; y aquel, respondiendo desde adentro, le dice: “No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme para darte nada”. Les digo que aunque no se levante a darle algo por ser su amigo, no obstante, por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.

»Así que Yo les digo: pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá. 10 Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

11 »O supongan que a uno de ustedes que es padre, su hijo le pide pan, ¿acaso le dará una piedra? O si le pide un pescado, ¿acaso le dará una serpiente en lugar del pescado? 12 O si le pide un huevo, ¿acaso le dará un escorpión? 13 Pues si ustedes siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?».

Jesús y Beelzebú

14 Jesús estaba echando fuera un demonio que era mudo, y cuando el demonio salió, el mudo habló; y las multitudes se maravillaron. 15 Pero algunos de ellos dijeron: «Él echa fuera los demonios por Beelzebú, príncipe de los demonios».

16 Y otros, para poner a prueba a Jesús, demandaban de Él una señal del cielo. 17 Pero conociendo Él sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo es asolado; y una casa dividida contra sí misma, se derrumba. 18 Y si también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo permanecerá en pie su reino? Porque ustedes dicen que Yo echo fuera demonios por Beelzebú. 19 Y si Yo echo fuera demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan fuera los hijos de ustedes? Por tanto, ellos serán sus jueces. 20 Pero si Yo por el dedo de Dios echo fuera los demonios, entonces el reino de Dios ha llegado a ustedes.

21 »Cuando un hombre fuerte, bien armado, custodia su palacio, sus bienes están seguros. 22 Pero cuando uno más fuerte que él lo ataca y lo vence, le quita todas sus armas en las cuales había confiado y distribuye su botín. 23 El que no está a Mi lado, contra Mí está; y el que a Mi lado no recoge, desparrama.

24 Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, pasa por lugares áridos buscando descanso; y al no hallarlo, dice: “Volveré a mi casa de donde salí”. 25 Y al llegar, la encuentra barrida y arreglada. 26 Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrando, moran allí; y el estado final de aquel hombre resulta peor que el primero».

La verdadera dicha

27 Mientras Jesús decía estas cosas, una de las mujeres en la multitud alzó la voz y dijo: «¡Dichosa la matriz que te concibió y los senos que te criaron!». 28 «Al contrario», le contestó Jesús, «dichosos los que oyen la palabra de Dios y la guardan».

La gente demanda señal

29 Como la multitud se aglomeraba, Jesús comenzó a decir: «Esta generación es una generación perversa; busca señal, y ninguna señal se le dará, sino la señal de Jonás. 30 Porque de la misma manera que Jonás vino a ser una señal para los ninivitas, así también lo será el Hijo del Hombre para esta generación.

31 »La Reina del Sur se levantará en el juicio con los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino desde los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón; y miren, algo más grande que Salomón está aquí. 32 Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación y la condenarán, porque ellos se arrepintieron con la predicación de Jonás; y miren, algo más grande que Jonás está aquí.

La lámpara del cuerpo

33 »Nadie, cuando enciende una lámpara, la pone en un sótano ni debajo de una vasija, sino sobre el candelero, para que los que entren vean la luz. 34 La lámpara de tu cuerpo es tu ojo; cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando está malo, también tu cuerpo está lleno de oscuridad. 35 Mira, pues, que la luz que en ti hay no sea oscuridad. 36 Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, sin tener parte alguna en tinieblas, estará totalmente iluminado como cuando la lámpara te alumbra con sus rayos».

Jesús denuncia a los fariseos y a los intérpretes de la ley

37 Cuando terminó de hablar, un fariseo le rogó* que comiera con él; y Jesús entró y se sentó a la mesa38 El fariseo al ver esto, se sorprendió de que Jesús no se hubiera lavado primero antes de comer, según el ritual judío.

39 Pero el Señor le dijo: «Ahora bien, ustedes los fariseos limpian lo de afuera del vaso y del plato; pero por dentro están llenos de robo y de maldad. 40 Necios, el que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? 41 Den más bien lo que está dentro como obra de caridad, y entonces todo les será limpio.

42 »Pero ¡ay de ustedes, fariseos! Porque pagan el diezmo de la menta y la ruda y toda clase de hortaliza, y sin embargo pasan por alto la justicia y el amor de Dios; pero esto es lo que debían haber practicado sin descuidar lo otro. 43 ¡Ay de ustedes, fariseos! Porque aman los primeros asientos en las sinagogas y los saludos respetuosos en las plazas. 44 ¡Ay de ustedes! Porque son como sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo».

45 Respondiendo uno de los intérpretes de la ley, le dijo*: «Maestro, cuando dices esto, también a nosotros nos insultas». 46 Y Él dijo: «¡Ay también de ustedes, intérpretes de la ley! Porque cargan a los hombres con cargas difíciles de llevar, y ustedes ni siquiera tocan las cargas con uno de sus dedos. 47 ¡Ay de ustedes! Porque edifican los sepulcros de los profetas, y fueron los padres de ustedes quienes los mataron. 48 De modo que son testigos, y aprueban las acciones de sus padres; porque ellos los mataron y ustedes edifican sus sepulcros.

49 »Por eso la sabiduría de Dios también dijo: “Les enviaré profetas y apóstoles, y de ellos, matarán a algunos y perseguirán a otros50 para que la sangre de todos los profetas, derramada desde la fundación del mundo, se le cargue a esta generación. 51 Desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que pereció entre el altar y la casa de Dios. Sí, les digo que le será cargada a esta generación”.

52 »¡Ay de ustedes, intérpretes de la ley! Porque han quitado la llave del conocimiento. Ustedes mismos no entraron, y a los que estaban entrando se lo impidieron».

53 Cuando salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosar en gran manera, y a interrogar minuciosamente a Jesús sobre muchas cosas, 54 tramando contra Él para ver si lo podían atrapar en algo que dijera.

 

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Job 25–26

Bildad declara la inferioridad del hombre

25 Entonces Bildad, el suhita, respondió:

«Dominio y pavor pertenecen
Al que establece la paz en Sus alturas.
¿Tienen número Sus ejércitos?
¿Y sobre quién no se levanta Su luz?
¿Cómo puede un hombre, pues, ser justo con Dios?
¿O cómo puede ser limpio el que nace de mujer?
Si aun la luna no tiene brillo
Y las estrellas no son puras a Sus ojos,
¡Cuánto menos el hombre, esa larva,
Y el hijo del hombre, ese gusano!».

Job afirma la soberanía de Dios

26 Entonces respondió Job:

«¡Qué ayuda eres para el débil!
¡Cómo has salvado al brazo sin fuerza!
¡Qué consejos has dado al que no tiene sabiduría,
Y qué útil conocimiento has dado en abundancia!
¿A quién has proferido tus palabras,
Y de quién es el espíritu que habló en ti?

»Las sombras tiemblan
Bajo las aguas y sus habitantes.
Desnudo está el Seol ante Él,
Y el Abadón no tiene cobertura.
Él extiende el norte sobre el vacío,
Y cuelga la tierra sobre la nada.
Envuelve las aguas en Sus nubes,
Y la nube no se rompe bajo ellas.
Oscurece la superficie de la luna llena,
Y extiende sobre ella Su nube.

10 Ha trazado un círculo sobre la superficie de las aguas
En el límite de la luz y las tinieblas.
11 Las columnas del cielo tiemblan
Y se espantan ante Su reprensión.
12 Al mar agitó con Su poder,
Y al monstruo Rahab quebrantó con Su entendimiento.
13 Con Su soplo se limpian los cielos;
Su mano ha traspasado la serpiente huidiza.
14 Estos son los bordes de Sus caminos;
¡Y cuán leve es la palabra que de Él oímos!
Pero Su potente trueno, ¿quién lo puede comprender?».

 

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1 Corintios 12

Los dones espirituales

12 En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que sean ignorantes. Ustedes saben que cuando eran paganos, de una manera u otra eran arrastrados hacia los ídolos mudos. Por tanto, les hago saber que nadie hablando por el Espíritu de Dios, dice: «Jesús es anatema»; y nadie puede decir: «Jesús es el Señor», excepto por el Espíritu Santo.

Diversidad y unidad de los dones

Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos. Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común.

Pues a uno le es dada palabra de sabiduría por el Espíritu; a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; a otro, dones de sanidad por el único Espíritu; 10 a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversas clases de lenguas, y a otro, interpretación de lenguas. 11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, distribuyendo individualmente a cada uno según Su voluntad.

La iglesia, cuerpo de Cristo

12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero, todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo, así también es Cristo. 13 Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres. A todos se nos dio a beber del mismo Espíritu.

14 Porque el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. 15 Si el pie dijera: «Porque no soy mano, no soy parte del cuerpo», no por eso deja de ser parte del cuerpo. 16 Y si el oído dijera: «Porque no soy ojo, no soy parte del cuerpo», no por eso deja de ser parte del cuerpo. 17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿qué sería del oído? Si todo fuera oído, ¿qué sería del olfato?

18 Ahora bien, Dios ha colocado a cada uno de los miembros en el cuerpo según le agradó. 19 Y si todos fueran un solo miembro, ¿qué sería del cuerpo? 20 Sin embargo, hay muchos miembros, pero un solo cuerpo.

21 Y el ojo no puede decirle a la mano: «No te necesito»; ni tampoco la cabeza a los pies: «No los necesito». 22 Por el contrario, la verdad es que los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles, son los más necesarios; 23 y las partes del cuerpo que estimamos menos honrosas, a estas las vestimos con más honra. Así que las partes que consideramos más íntimas, reciben un trato más honroso, 24 ya que nuestras partes presentables no lo necesitan. Pero así formó Dios el cuerpo, dando mayor honra a la parte que carecía de ella, 25 a fin de que en el cuerpo no haya división, sino que los miembros tengan el mismo cuidado unos por otros. 26 Si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; y si un miembro es honrado, todos los miembros se regocijan con él.

27 Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno individualmente un miembro de él. 28 Y en la iglesia, Dios ha designado primeramente, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego, milagros; después, dones de sanidad, ayudas, administraciones, diversas clases de lenguas.

29 ¿Acaso son todos apóstoles? ¿Acaso son todos profetas? ¿Acaso son todos maestros? ¿Acaso son todos obradores de milagros? 30 ¿Acaso tienen todos dones de sanidad? ¿Acaso hablan todos en lenguas? ¿Acaso interpretan todos? 31 Pero deseen ardientemente los mejores dones.

Y aun yo les muestro un camino más excelente.

 

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