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UN PLAN DE LECTURA BÍBLICA Y DEVOCIONAL EN COLABORACIÓN CON LA NUEVA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS Y ANDAMIO EDITORIAL
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Lectura de Hoy

Devocional: Éxodo 40

Las últimas líneas de Éxodo 40 unifican varios temas ya presentados, y anticipan algunos otros. Aquí la construcción del tabernáculo queda completada, junto con las vestimentas y accesorios para el servicio sacerdotal. “En ese instante la nube cubrió la Tienda de reunión, y la gloria del SEÑOR llenó el santuario” (40:34).

Debe tratarse de la columna de nube (durante el día) y la columna de fuego (por la noche) que les habían acompañado desde el comienzo. Ambas señalaban la presencia de Dios y serían una guía para el pueblo en cuanto a cuándo y hacia dónde tenían que desplazarse. Ahora, esta nube descansa sobre el tabernáculo, o tienda de encuentro, recién construido, instalándose en su interior, llenándolo. De hecho, en este “llenar” inaugural, la presencia de Dios es tan intensa, que ni siquiera Moisés, y mucho menos cualquier otro, puede entrar (40:35). Además, de aquí en adelante la nube de gloria descansaba sobre el tabernáculo cuando el pueblo debía quedar donde estaban, y se levantaba y conducía al pueblo cuando tenían que desplazarse (40:36-38). Seis observaciones:

(1) La columna de nube y la de fuego que descansan sobre el tabernáculo vinculan esta estructura con el símbolo visible de la presencia continua, de la guía y del poder de Dios.

(2) En un momento dado, después de la desgraciada rebeldía que desembocó en la construcción del becerro de oro, Dios se había negado a hacerse presente en medio de la comunidad del pacto. Moisés intercedió (Éxodo 32-34). Aquí está el fruto de sus oraciones. El tabernáculo está construido, la presencia de Dios planea por encima de él en la forma simbólica con la cual el pueblo estaba ya familiarizado, y todo ello en el mismo centro de las doce tribus.

(3) Este énfasis en el tabernáculo al final de Éxodo prepara el camino para los primeros capítulos de Levítico en cuanto a las especificaciones para los sacrificios y las ofrendas que se tenían que realizar en el servicio del tabernáculo.

(4) El tabernáculo anticipa el templo. De hecho, es una especie de templo portátil. En los días de Salomón, cuando queda completada la estructura permanente, la gloria de Dios también desciende, de modo que se establece un vínculo tanto con el tabernáculo como con la columna de nube y de fuego de los años de la travesía por el desierto.

(5) Se anticipa el futuro: no hay nada que simbolice con más viveza la destrucción de Jerusalén, que la visión de la partida de la gloria de Dios (Ezequiel 10-11).

(6) No hay nada que más poderosamente dé fe del papel mediador de Jesucristo, que la insistencia en que él es el verdadero templo (Juan 2:19- 22); y no hay nada que con más intensidad refleje la pura gloria del cielo que la afirmación de que allí no hay templo, puesto que “el Señor Dios Todo­poderoso y el Cordero son su templo” (Apocalipsis 21:22).

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Devocional: Filipenses 3

En sus epístolas, Pablo dice frecuentemente a sus lectores, implícita o explícitamente, que, además de comprender y obedecer sus enseñanzas, le imiten. Este tema está presente en Filipenses 3, más que en cualquier otro pasaje, y alcanza su punto culminante en 3:17: “Hermanos, seguid todos mi ejemplo, y fijaos en los que se comportan conforme al modelo que os hemos dado”. El apóstol no sólo ordena a los creyentes que le imiten; ha estado elaborando un perfil del líder que ejemplifica el modelo de vida que ha estado enseñando, de forma que pueda marcar las pautas a seguir a los demás. Reflexionemos:

(1) Casi con toda seguridad, una de las razones por las que Pablo presenta tantos detalles acerca de Timoteo y Epafrodito (2:19-30) es que estos pueden ser un modelo a admirar y emular. Pablo dice de Timoteo: “No tengo a nadie más que, como él, se preocupe de veras por vuestro bienestar, pues todos los demás buscan sus propios intereses y no los de Jesucristo” (2:20- 21). El apóstol espera que los más piadosos entre sus lectores reaccionen instintivamente y decidan ser como Timoteo. Pablo es más claro con respecto a Epafrodito. Después de detallar su valentía cristiana, añade: “Recibidle en el Señor con toda alegría y honrad a los que son como él” (2:29), no solo “él”, sino también “los que son como él”, porque Pablo enseña patrones de conducta en la vida que deberían admirarse e imitarse.

(2) La sugerencia de Pablo a los filipenses de imitar a Timoteo y Epafrodito, y sus instrucciones de que siguiesen su propio ejemplo y el patrón de conducta que él mismo enseñaba habitualmente (3:17), se presentan en parte como antídoto para los modelos alternativos que nos rodean. Se supone que inevitablemente imitaremos a alguien. Siempre tendremos malos ejemplos cerca. Pablo advierte contra “esos perros” (3:2) que estaban tratando de imponer la observancia del pacto judío. Sin duda, parecían extremadamente piadosos. El apóstol advierte de forma parecida contra los “enemigos de la cruz de Cristo” (3:18) que, a juzgar por el contexto, son casi con total seguridad individuos que profesan ser cristianos, pero no comprenden realmente de qué trata el Evangelio y no viven con los valores eternos en mente. Estos debieron tener también bastante aceptación, porque, de lo contrario, Pablo no habría advertido contra ellos. Los cristianos deben tener mucho cuidado al elegir a quién imitar o acabarán dejándose llevar hacia modelos deficientes.

(3) La fuerte exhortación de Pablo a los filipenses a seguir su ejemplo está libre de santurronería y palabrería religiosa, ya que declara que él mismo no ha llegado aún, sino que prosigue en su peregrinaje (3:7-16).

Así pues, sigamos a quien sigue a Cristo; sigamos al peregrino que insiste en que vivamos a la altura de lo que ya hemos conseguido, y sigamos buscando más.

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

Éxodo 40

Moisés levanta el tabernáculo

40 Entonces el Señor habló a Moisés y le dijo: «El primer día del mes primero levantarás el tabernáculo de la tienda de reunión. Pondrás allí el arca del testimonio y cubrirás el arca con el velo. Meterás la mesa y pondrás en orden lo que va sobre ella. Meterás también el candelabro y colocarás encima sus lámparas.

»Asimismo pondrás el altar de oro para el incienso delante del arca del testimonio, y colocarás la cortina a la entrada del tabernáculo. Pondrás el altar del holocausto delante de la entrada del tabernáculo de la tienda de reunión. Después colocarás la pila entre la tienda de reunión y el altar, y pondrás agua en ella.

»Pondrás el atrio alrededor y colgarás el velo a la entrada del atrio. Luego tomarás el aceite de la unción, y ungirás el tabernáculo y todo lo que hay en él. Lo consagrarás con todos sus utensilios, y será santo. 10 Ungirás además el altar del holocausto y todos sus utensilios. Consagrarás el altar, y el altar será santísimo. 11 Ungirás también la pila con su base, y la consagrarás.

12 »Entonces harás que Aarón y sus hijos se acerquen a la entrada de la tienda de reunión, y los lavarás con agua. 13 Y vestirás a Aarón con las vestiduras sagradas, lo ungirás y lo consagrarás para que me sirva como sacerdote. 14 También harás que sus hijos se acerquen y les pondrás las túnicas. 15 Los ungirás, como ungiste a su padre, para que me sirvan como sacerdotes. Su unción les servirá para sacerdocio perpetuo por todas sus generaciones». 16 Así Moisés lo hizo conforme a todo lo que el Señor le había mandado, así lo hizo.

17 Y en el primer mes del año segundo, el día primero del mes, el tabernáculo fue levantado. 18 Moisés levantó el tabernáculo y puso sus basas, colocó sus tablas, metió sus barras y erigió sus columnas. 19 Y extendió la tienda sobre el tabernáculo y puso la cubierta de la tienda arriba, sobre él, tal como el Señor había mandado a Moisés.

20 Entonces tomó el testimonio y lo puso en el arca, colocó las varas en el arca y puso el propiciatorio arriba, sobre el arca. 21 Y metió el arca en el tabernáculo y puso un velo por cortina y cubrió el arca del testimonio, tal como el Señor había mandado a Moisés. 22 Puso también la mesa en la tienda de reunión, en el lado norte del tabernáculo, fuera del velo; 23 y puso en orden sobre ella los panes delante del Señor, tal como el Señor había mandado a Moisés.

24 Entonces colocó el candelabro en la tienda de reunión, frente a la mesa, en el lado sur del tabernáculo, 25 y encendió las lámparas delante del Señor, tal como el Señor había mandado a Moisés. 26 Luego colocó el altar de oro en la tienda de reunión, delante del velo; 27 y quemó en él incienso aromático, tal como el Señor había ordenado a Moisés.

28 Después colocó la cortina para la entrada del tabernáculo, 29 y puso el altar del holocausto delante de la entrada del tabernáculo de la tienda de reunión, y ofreció sobre él el holocausto y la ofrenda de cereal, tal como el Señor había ordenado a Moisés. 30 Puso la pila entre la tienda de reunión y el altar, y puso en ella agua para lavarse, 31 y Moisés, Aarón y sus hijos se lavaban las manos y los pies en ella.

32 Cuando entraban en la tienda de reunión y cuando se acercaban al altar, se lavaban, tal como el Señor había ordenado a Moisés. 33 Moisés levantó el atrio alrededor del tabernáculo y del altar, y colgó la cortina para la entrada del atrio. Así terminó Moisés la obra.

La nube sobre el tabernáculo

34 Entonces la nube cubrió la tienda de reunión y la gloria del Señor llenó el tabernáculo. 35 Moisés no podía entrar en la tienda de reunión porque la nube estaba sobre ella y la gloria del Señor llenaba el tabernáculo. 36 Y en todas sus jornadas cuando la nube se alzaba de sobre el tabernáculo, los israelitas se ponían en marcha. 37 Pero si la nube no se alzaba, ellos no se ponían en marcha hasta el día en que se alzaba. 38 Porque en todas sus jornadas la nube del Señor estaba de día sobre el tabernáculo, y de noche había fuego allí a la vista de toda la casa de Israel.

   

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Juan 19

19 Entonces, Pilato tomó a Jesús y lo azotó. Y los soldados tejieron una corona de espinas, la pusieron sobre Su cabeza y lo vistieron con un manto de púrpura; y acercándose a Jesús, le decían: «¡Salve, Rey de los judíos!». Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez, y les dijo*: «Miren, lo traigo fuera, para que sepan que no encuentro ningún delito en Él».

Y cuando Jesús salió fuera, llevaba la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo*: «¡Aquí está el Hombre!». Cuando lo vieron los principales sacerdotes y los guardias, gritaron: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!». Pilato les dijo*: «Ustedes, pues, lo toman y lo crucifican, porque yo no encuentro ningún delito en Él». Los judíos le respondieron: «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley Él debe morir, porque pretendió ser el Hijo de Dios».

Entonces Pilato, cuando oyó estas palabras, se atemorizó aún más. Entró de nuevo al Pretorio y dijo* a Jesús: «¿De dónde eres Tú?». Pero Jesús no le dio respuesta. 10 Pilato entonces le dijo*: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte, y que tengo autoridad para crucificarte?».

11 Jesús respondió: «Ninguna autoridad tendrías sobre Mí si no se te hubiera dado de arriba; por eso el que me entregó a ti tiene mayor pecado». 12 Como resultado de esto, Pilato procuraba soltar a Jesús, pero los judíos gritaron: «Si suelta a Este, usted no es amigo de César; todo el que se hace rey se opone a César».

13 Entonces Pilato, cuando oyó estas palabras, sacó fuera a Jesús y se sentó en el tribunal, en un lugar llamado el Empedrado, y en hebreo Gabata. 14 Y era el día de la preparación para la Pascua; eran como las seis de la mañana. Y Pilato dijo* a los judíos: «Aquí está su Rey». 15 «¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo!», gritaron ellos. «¿He de crucificar a su Rey?», les dijo* Pilato. Los principales sacerdotes respondieron: «No tenemos más rey que César». 16 Así que entonces Pilato lo entregó a ellos para que fuera crucificado.

Crucifixión y muerte de Jesús

17 Tomaron, pues, a Jesús, y Él salió cargando Su cruz al sitio llamado el Lugar de la Calavera, que en hebreo se dice Gólgota, 18 donde lo crucificaron, y con Él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio. 19 Pilato también escribió un letrero y lo puso sobre la cruz. Y estaba escrito: «JESÚS EL NAZARENO, EL REY DE LOS JUDÍOS».

20 Entonces muchos judíos leyeron esta inscripción, porque el lugar donde Jesús fue crucificado quedaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, en latín y en griego. 21 Por eso los principales sacerdotes de los judíos decían a Pilato: «No escribas, “el Rey de los judíos”; sino que Él dijo: “Yo soy Rey de los judíos”». 22 Pilato respondió: «Lo que he escrito, he escrito».

23 Entonces los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron Sus vestidos e hicieron cuatro partes, una parte para cada soldado. Y tomaron también la túnica; y la túnica era sin costura, tejida en una sola pieza. 24 Por tanto, se dijeron unos a otros: «No la rompamos; sino echemos suertes sobre ella, para ver de quién será»; para que se cumpliera la Escritura: «REPARTIERON ENTRE SÍ MIS VESTIDOS, Y SOBRE MI ROPA ECHARON SUERTES».

25 Por eso los soldados hicieron esto. Y junto a la cruz de Jesús estaban Su madre, y la hermana de Su madre, María, la mujer de Cleofas, y María Magdalena. 26 Y cuando Jesús vio a Su madre, y al discípulo a quien Él amaba que estaba allí cerca, dijo* a Su madre: «¡Mujer, ahí está tu hijo!». 27 Después dijo* al discípulo: «¡Ahí está tu madre!». Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su propia casa.

28 Después de esto, sabiendo Jesús que todo ya se había consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo*: «Tengo sed». 29 Había allí una vasija llena de vinagre. Colocaron, pues, una esponja empapada del vinagre en una rama de hisopo, y se la acercaron a la boca. 30 Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre, dijo: «¡Consumado es! ». E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

31 Los judíos entonces, como era el día de preparación para la Pascua, a fin de que los cuerpos no se quedaran en la cruz el día de reposo, porque ese día de reposo era muy solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y se los llevaran. 32 Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero, y también las del otro que había sido crucificado con Jesús. 33 Cuando llegaron a Jesús, como vieron que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas; 34 pero uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza, y al momento salió sangre y agua.

35 Y el que lo ha visto ha dado testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice la verdad, para que ustedes también crean. 36 Porque esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: «NO SERÁ QUEBRADO HUESO SUYO». 37 Y también otra Escritura dice: «MIRARÁN A AQUEL QUE TRASPASARON».

Sepultura de Jesús

38 Después de estas cosas, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato concedió el permiso. Entonces José vino, y se llevó el cuerpo de Jesús. 39 Y Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche, vino también, trayendo una mezcla de mirra y áloe como de treinta y tres kilos. 40 Entonces tomaron el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en telas de lino con las especias aromáticas, como es costumbre sepultar entre los judíos.

41 En el lugar donde fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual todavía no habían sepultado a nadie. 42 Por tanto, por causa del día de la preparación de los judíos, como el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

   

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Proverbios 16

Vida y conducta

16 Los propósitos del corazón son del hombre,
Pero la respuesta de la lengua es del Señor.
Todos los caminos del hombre son limpios ante sus propios ojos,
Pero el Señor sondea los espíritus.
Encomienda tus obras al Señor,
Y tus propósitos se afianzarán.
Todas las cosas hechas por el Señor tienen su propio fin,
Hasta el impío, para el día del mal.
Abominación al Señor es todo el que es altivo de corazón;
Ciertamente no quedará sin castigo.
Con misericordia y verdad se expía la culpa,
Y con el temor del Señor el hombre se aparta del mal.
Cuando los caminos del hombre son agradables al Señor,
Aun a sus enemigos hace que estén en paz con él.
Mejor es poco con justicia,
Que gran ganancia con injusticia.
La mente del hombre planea su camino,
Pero el Señor dirige sus pasos.
10 Decisión divina hay en los labios del rey;
En el juicio no debe errar su boca.
11 El peso y las balanzas justas son del Señor;
Todas las pesas de la bolsa son obra Suya.
12 Es abominación para los reyes cometer iniquidad,
Porque el trono se afianza en la justicia.
13 El agrado de los reyes son los labios justos,
Y amado será el que hable lo recto.
14 El furor del rey es como mensajero de muerte,
Pero el hombre sabio lo aplacará.
15 En el resplandor del rostro del rey hay vida,
Y su favor es como nube de lluvia tardía.
16 Adquirir sabiduría, cuánto mejor que el oro,
Y adquirir inteligencia es preferible a la plata.
17 La senda de los rectos es apartarse del mal;
El que guarda su camino preserva su alma.
18 Delante de la destrucción va el orgullo,
Y delante de la caída, la arrogancia de espíritu.
19 Mejor es ser de espíritu humilde con los pobres
Que dividir el botín con los soberbios.
20 El que pone atención a la palabra hallará el bien,
Y el que confía en el Señor es bienaventurado.
21 El sabio de corazón será llamado prudente,
Y la dulzura de palabras aumenta la persuasión.
22 El entendimiento es fuente de vida para el que lo posee,
Pero la instrucción de los necios es necedad.
23 El corazón del sabio enseña a su boca
Y añade persuasión a sus labios.
24 Panal de miel son las palabras agradables,
Dulces al alma y salud para los huesos.
25 Hay camino que al hombre le parece derecho,
Pero al final es camino de muerte.
26 El apetito del trabajador para él trabaja,
Porque su boca lo impulsa.
27 El hombre indigno planea el mal,
Y sus palabras son como fuego abrasador.
28 El hombre perverso provoca pleitos,
Y el chismoso separa a los mejores amigos.
29 El hombre violento provoca a su prójimo
Y lo guía por camino que no es bueno.
30 El que guiña los ojos lo hace para tramar perversidades;
El que aprieta los labios ya hizo el mal.
31 La cabeza canosa es corona de gloria,
Y se encuentra en el camino de la justicia.
32 Mejor es el lento para la ira que el poderoso,
Y el que domina su espíritu que el que toma una ciudad.
33 La suerte se echa en el regazo,
Pero del Señor viene toda decisión.

   

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Filipenses 3

El valor infinito de conocer a Cristo

3 Por lo demás, hermanos míos, regocíjense en el Señor. A mí no me es molesto escribirles otra vez lo mismo, y para ustedes es motivo de seguridad. Cuídense de esos perros, cuídense de los malos obreros, cuídense de la falsa circuncisión.

Porque nosotros somos la verdadera circuncisión, que adoramos en el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no poniendo la confianza en la carne, aunque yo mismo podría confiar también en la carne. Si algún otro cree tener motivo para confiar en la carne, yo mucho más: circuncidado a los ocho días de nacer, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia de la ley, hallado irreprensible. Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo.

Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por Él lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo, y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe, 10 y conocerlo a Él, el poder de Su resurrección y la participación en Sus padecimientos, llegando a ser como Él en Su muerte, 11 a fin de llegar a la resurrección de entre los muertos.

12 No es que ya lo haya alcanzado o que ya haya llegado a ser perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

15 Así que todos los que somos perfectos, tengamos esta misma actitud; y si en algo tienen una actitud distinta, eso también se lo revelará Dios. 16 Sin embargo, continuemos viviendo según la misma norma que hemos alcanzado.

La ciudadanía celestial

17 Hermanos, sean imitadores míos, y observen a los que andan según el ejemplo que tienen en nosotros. 18 Porque muchos andan como les he dicho muchas veces, y ahora se lo digo aun llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo, 19 cuyo fin es perdición, cuyo dios es su apetito y cuya gloria está en su vergüenza, los cuales piensan solo en las cosas terrenales.

20 Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo, 21 el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de Su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aun para sujetar todas las cosas a Él mismo.

   

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