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UN PLAN DE LECTURA BÍBLICA Y DEVOCIONAL EN COLABORACIÓN CON LA NUEVA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS Y ANDAMIO EDITORIAL
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Lectura de Hoy

Devocional: Juan 15

La Biblia habla del amor de Dios de diferentes maneras.

En algunos pasajes, el amor de Dios está dirigido hacia los escogidos. Les ama a ellos y no a los que no lo son. (p. ej., Deuteronomio 4:37; 7:7-8; Mal 1:2). Pero si deducimos de esto que el amor de Dios esté únicamente dirigido a los escogidos, acabamos distorsionando otras realidades: la provisión benevolente de la “gracia común” (¿no es Dios quien envía la lluvia sobre los justos y los injustos? [Mateo 5:45]), su paciencia (Romanos 2:4), sus ruegos a los rebeldes para que se arrepientan y así se libren de la muerte eterna, puesto que “no me alegro con la muerte del malvado” (Ezequiel 33:11). Por otra parte, si esto fuese todo lo que la Biblia dice sobre el amor de Dios, se vería reducido a una especie de amante impotente y frustrado que ha hecho todo lo que podía, pobrecito. Tal escenario no sirve para explicar la iniciativa amorosa ni el poder eficaz que hay detrás de ella y que se exponen en los primeros pasajes aquí citados, y en otros semejantes.

Pero la Biblia habla del amor de Dios de otras maneras. Una de ellas constituye el meollo de Juan 15:9-11. Aquí, el amor del Padre hacia nosotros se muestra dependiente de nuestra obediencia. Jesús pide a sus discípulos que le obedezcan de la misma manera como él obedece al Padre, para que permanezcan en su amor. “Si obedecéis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor” (15:10).

El contexto nos demuestra que esto no nos está explicando cómo alguien se convierte en seguidor de Jesús. Más bien, suponiendo que los que le escuchan ya son sus seguidores, Jesús insiste en que hay un amor relacional que debe ser cuidado y nutrido. De la misma forma, el amor del Padre por el Hijo no nos dice nada acerca de cómo nació este amor, sino que simplemente refleja la naturaleza de esa relación. En otros pasajes, el amor del Padre hacia el Hijo se expresa en el hecho de que el Padre le “muestra” al Hijo todas las cosas, de manera que el Hijo hace lo mismo que hace el Padre y recibe la misma honra que el Padre (Juan 5:19-23); el amor del Hijo hacia el Padre se manifiesta por la obediencia (14:31). Así como mis hijos permanecen en mi amor al obedecerme en lugar de desafiarme, los seguidores de Jesús permanecen en su amor. Por supuesto, hay un sentido en el cual yo siempre amaré a mis hijos, hagan lo que hagan. Sin embargo, este amor tiene una dimensión relacional que depende de su obediencia.

De este modo, Jesús es mediador del amor del Padre hacia nosotros (15:9), y el resultado de nuestra obediencia hacia él es el gozo profundo (15:11). “Manteneos en el amor de Dios” (Judas 1:21).

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Devocional: Efesios 5

En la sociedad contemporánea, una interpretación directa de Efesios 5:21-33 se hace cada vez más impopular. Sin enfrascarme en los detalles, expresaré mi punto de vista acerca de este pasaje.

(1) Curiosamente, la NVI presenta 5:21 (“Someteos unos a otros, por reverencia a Cristo”) como un párrafo independiente. En el original, es la última de una serie de expresiones que describen el significado de ser llenos del Espíritu (5:18), funcionalmente, todo lo que encontramos en 5:19-21. Además, las palabras “someteos unos a otros” no deben entenderse como recíprocas, como si se exhortase a todos los cristianos a someterse unos a otros entre sí, porque: (a) el verbo “someterse” en griego siempre hace referencia a la sumisión en alguna forma de estructura ordenada, nunca a una deferencia mutua; (b) la idea se recoge después en la siguiente “tabla doméstica” de obligaciones: la mujer se somete al marido, los hijos a los padres y los esclavos a los maestros (5:22—6:4); (c) la misma visión de la sumisión se repite en el Nuevo Testamento (Colosenses 3:18-19; Tito 2:4-5; 1 Pedro 3:1-6); (d) frecuentemente, el pronombre griego traducido “unos a otros” no es recíproco (p. ej., Apocalipsis 6:4).

(2) No obstante, es necesario decir ciertas cosas acerca de la sumisión de la mujer a su marido (5:22-24). (a) No debe confundirse con ciertos estereotipos patéticos, humillaciones, autocompasión, salario menor por el mismo trabajo (como si el Señor fuese el Dios de la injusticia), etc. (b) Esta sumisión tiene como modelo la responsabilidad de la iglesia de someterse a Cristo, lo cual plantea grandes cuestiones de tipología que no pueden explorarse aquí. No obstante, en la práctica, debería reducir las actitudes gruñonas hacia el marido, los menosprecios, la manipulación y coacción, etc. (c) Esta sumisión no niega que los cónyuges tengan la misma valía (ambos creados a imagen de Dios) o su perfecta igualdad funcional en muchos ámbitos (p. ej., los derechos sexuales, en 1 Corintios 7).

(3) El marido debe amar a su mujer como Cristo amó a la iglesia (5:25- 33), lo que implica como mínimo sacrificarse por ella y por su bienestar. De forma más explícita, el amor del marido por su mujer debe reflejar el de Cristo por su iglesia (a) en su sacrificio de sí mismo (5:25); (b) en su objetivo (5:26-28a), buscando su bien y santidad; (c) en su interés propio (5:28b-30), pues se produce un tipo de identificación entre el marido y su mujer, del mismo modo que Cristo se identifica con su iglesia; (d) en su cumplimiento tipológico (5:31-33), que introduce de nuevo inmensas estructuras tipológicas que tienen lugar a lo largo de la Biblia.

Las responsabilidades tanto del marido como de la mujer son diametralmente opuestas a los intereses egoístas.

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

Éxodo 36

36 »Bezalel, Aholiab y toda persona hábil en quien el Señor ha puesto sabiduría e inteligencia para saber hacer toda la obra de construcción del santuario, harán todo conforme a lo que el Señor ha ordenado».

Entonces Moisés llamó a Bezalel y a Aholiab y a toda persona hábil en quien el Señor había puesto sabiduría, y a todo aquel cuyo corazón le impulsaba a venir a la obra para hacerla. Y recibieron de Moisés todas las ofrendas que los israelitas habían traído para hacer la obra de la construcción del santuario. Los israelitas seguían trayéndole ofrendas voluntarias cada mañana.

Así que vinieron todos los hombres hábiles que hacían todo el trabajo del santuario, cada cual del trabajo que estaba haciendo, y dijeron a Moisés: «El pueblo trae más de lo que se necesita para la obra de construcción que el Señor nos ha ordenado que se haga». Entonces Moisés dio una orden, y se pasó una proclama por todo el campamento y dijo: «Ningún hombre ni mujer haga más trabajo para las contribuciones del santuario». Así el pueblo dejó de traer másPorque el material que tenían era abundante, y más que suficiente para hacer toda la obra.

Construcción del tabernáculo

Todos los hombres hábiles de entre los que estaban haciendo la obra hicieron el tabernáculo con diez cortinas de lino fino torcido, y tela azul, púrpura y escarlata, con querubines, obra de hábil artífice. Bezalel las hizo. La longitud de cada cortina era de 28 codos (12.6 metros) y la anchura de cada cortina de 4 codos (1.8 metros). Todas las cortinas tenían una misma medida. 10 Unió cinco cortinas una con otra, también las otras cinco cortinas las unió una con otra.

11 Hizo lazos de tela azul en el borde de la cortina del extremo del primer enlace. Lo mismo hizo en el borde de la cortina del extremo del segundo enlace. 12 Hizo cincuenta lazos en una cortina, e hizo cincuenta lazos en el borde de la cortina que estaba en el segundo enlace. Los lazos se correspondían unos a otros. 13 Hizo además cincuenta broches de oro, y unió las cortinas una a la otra con los broches, de manera que el tabernáculo llegó a ser una unidad.

14 Hizo también cortinas de pelo de cabra a manera de tienda sobre el tabernáculo. Hizo once cortinas en total. 15 La longitud de cada cortina era de 30 codos (13.5 metros), y la anchura de cada cortina de 4 codos (1.8 metros). Las once cortinas tenían una misma medida. 16 Unió cinco cortinas entre sí y las otras seis cortinas también entre sí. 17 Hizo cincuenta lazos en el borde de la cortina del extremo del primer enlace, y cincuenta lazos en el borde de la cortina del extremo del segundo enlace.

18 Hizo además cincuenta broches de bronce para unir la tienda, a fin de que fuera un todo. 19 Hizo también para la tienda una cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, y encima otra cubierta de pieles de marsopa.

20 Hizo luego para el tabernáculo tablas de madera de acacia, colocándolas verticalmente. 21 La longitud de cada tabla era de 10 codos (4.5 metros), y de 1.5 codos (68 centímetros) la anchura de cada tabla. 22 Cada tabla tenía dos espigas para unirlas una con otra. Así hizo con todas las tablas del tabernáculo. 23 Hizo, pues, las tablas para el tabernáculo: veinte tablas para el lado sur. 24 También hizo cuarenta basas de plata debajo de las veinte tablas: dos basas debajo de una tabla para sus dos espigas, y dos basas debajo de otra tabla para sus dos espigas.

25 Para el segundo lado del tabernáculo, el lado norte, hizo veinte tablas, 26 y sus cuarenta basas de plata: dos basas debajo de una tabla y dos basas debajo de la otra tabla.

27 Para la parte posterior del tabernáculo, hacia el occidente, hizo seis tablas. 28 Hizo además dos tablas para las esquinas del tabernáculo en la parte posterior. 29 Eran dobles por abajo y estaban unidas por arriba hasta la primera argolla. Así hizo con las dos para las dos esquinas. 30 Había ocho tablas con sus basas de plata; dieciséis basas, dos basas debajo de cada tabla.

31 Hizo también barras de madera de acacia: cinco para las tablas de un lado del tabernáculo, 32 y cinco barras para las tablas del otro lado del tabernáculo, y cinco barras para las tablas del lado posterior del tabernáculo, hacia el occidente. 33 La barra del medio en el centro de las tablas la hizo pasar de un extremo al otro. 34 Revistió de oro las tablas y revistió de oro las barras e hizo de oro sus argollas por donde pasaran las barras.

35 Hizo además, el velo de tela azul, púrpura y escarlata y lino fino torcido. Lo hizo con querubines, obra de hábil artífice. 36 Le hizo cuatro columnas de acacia y las revistió de oro. Sus ganchos eran también de oro, y fundió para ellas cuatro basas de plata. 37 Hizo también una cortina para la entrada de la tienda de tela azul, púrpura y escarlata y de lino fino torcido, obra de tejedor, 38 con sus cinco columnas y sus ganchos. Revistió de oro sus capiteles y sus molduras, pero sus cinco basas eran de bronce.

   

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

Juan 15

Jesús, la vid verdadera

15 »Yo soy la vid verdadera, y Mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en Mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto. Ustedes ya están limpios por la palabra que les he hablado.

»Permanezcan en Mí, y Yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en Mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en Mí y Yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de Mí nada pueden hacer. Si alguien no permanece en Mí, es echado fuera como un sarmiento y se seca; y los recogen, los echan al fuego y se queman.

»Si permanecen en Mí, y Mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y les será hecho. En esto es glorificado Mi Padre, en que den mucho fruto, y así prueben que son Mis discípulos. Como el Padre me ha amado, así también Yo los he amado; permanezcan en Mi amor. 10 Si guardan Mis mandamientos, permanecerán en Mi amor, así como Yo he guardado los mandamientos de Mi Padre y permanezco en Su amor.

11 »Estas cosas les he hablado, para que Mi gozo esté en ustedes, y su gozo sea perfecto. 12 Este es Mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, así como Yo los he amado. 13 Nadie tiene un amor mayor que este: que uno dé su vida por sus amigos. 14 Ustedes son Mis amigos si hacen lo que Yo les mando. 15 Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero los he llamado amigos, porque les he dado a conocer todo lo que he oído de Mi Padre.

16 »Ustedes no me escogieron a Mí, sino que Yo los escogí a ustedes, y los designé para que vayan y den fruto, y que su fruto permanezca; para que todo lo que pidan al Padre en Mi nombre se lo conceda. 17 Esto les mando: que se amen los unos a los otros.

18 »Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a Mí antes que a ustedes. 19 Si ustedes fueran del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no son del mundo, sino que Yo los escogí de entre el mundo, por eso el mundo los odia. 20 Acuérdense de la palabra que Yo les dije: “Un siervo no es mayor que su señor”. Si me persiguieron a Mí, también los perseguirán a ustedes; si guardaron Mi palabra, también guardarán la de ustedes. 21 Pero todo eso les harán por causa de Mi nombre, porque no conocen a Aquel que me envió. 22 Si Yo no hubiera venido y no les hubiera hablado, no tendrían pecado, pero ahora no tienen excusa por su pecado. 23 El que me odia a Mí, odia también a Mi Padre. 24 Si Yo no hubiera hecho entre ellos las obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora las han visto, y me han odiado a Mí y también a Mi Padre. 25 Pero ellos han hecho esto para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: “Me odiaron sin causa”.

26 »Cuando venga el Consolador, a quien yo enviaré del Padre, es decir, el Espíritu de verdad que procede del Padre, Él dará testimonio de Mí, 27 y ustedes también darán testimonio, porque han estado junto a Mí desde el principio.

   

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Proverbios 12

12 El que ama la instrucción ama el conocimiento,
Pero el que odia la reprensión es torpe.
El bueno alcanzará el favor del Señor,
Pero Él condenará al hombre de malos designios.
El hombre no se afianzará por medio de la impiedad,
Y la raíz de los justos no será removida.
La mujer virtuosa es corona de su marido,
Pero la que lo avergüenza es como podredumbre en sus huesos.
Los pensamientos de los justos son rectos,
Los consejos de los impíos, engañosos.
Las palabras de los impíos son asechanzas sangrientas,
Pero a los rectos su boca los librará.
Los impíos son derribados y ya no existen,
Pero la casa de los justos permanecerá.
El hombre será alabado conforme a su discernimiento,
Pero el perverso de corazón será despreciado.
Más vale el poco estimado que tiene siervo,
Que el que se alaba y carece de pan.
10 El justo se preocupa de la vida de su ganado,
Pero las entrañas de los impíos son crueles.
11 El que labra su tierra se saciará de pan,
Pero el que persigue lo vano carece de entendimiento.
12 El impío codicia el botín de los malos,
Pero la raíz de los justos da fruto.
13 En la transgresión de sus labios se enreda el malvado,
Pero el justo escapará del apuro.
14 Por el fruto de su boca cada uno se saciará de bien,
Y las obras de las manos del hombre volverán a él.
15 El camino del necio es recto a sus propios ojos,
Pero el que escucha consejos es sabio.
16 El enojo del necio se conoce al instante,
Pero el prudente oculta la deshonra.
17 El que habla verdad declara lo que es justo,
Pero el testigo falso, falsedad.
18 Hay quien habla sin tino como golpes de espada,
Pero la lengua de los sabios sana.
19 Los labios veraces permanecerán para siempre,
Pero la lengua mentirosa, solo por un momento.
20 Hay engaño en el corazón de los que traman el mal,
Pero gozo en los consejeros de paz.
21 Ningún daño sobreviene al justo,
Pero los impíos están llenos de pesares.
22 Los labios mentirosos son abominación al Señor,
Pero los que obran fielmente son Su deleite.
23 El hombre prudente oculta su conocimiento,
Pero el corazón de los necios proclama su necedad.
24 La mano de los diligentes gobernará,
Pero la indolencia será sujeta a trabajos forzados.
25 La ansiedad en el corazón del hombre lo deprime,
Pero la buena palabra lo alegra.
26 El justo es guía para su prójimo,
Pero el camino de los impíos los extravía.
27 El indolente no asa su presa,
Pero la posesión más preciosa del hombre es la diligencia.
28 En la senda de la justicia está la vida,
Y en su camino no hay muerte.

   

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Efesios 5

5 Sean, pues, imitadores de Dios como hijos amados; y anden en amor, así como también Cristo les amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma.

Pero que la inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencionen entre ustedes, como corresponde a los santos. Tampoco haya obscenidades, ni necedades, ni groserías, que no son apropiadas, sino más bien acciones de gracias. Porque con certeza ustedes saben esto: que ningún inmoral, impuro o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.

Que nadie los engañe con palabras vanas, pues por causa de estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia. Por tanto, no sean partícipes con ellos; porque antes ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor; anden como hijos de luz. Porque el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad.

10 Examinen qué es lo que agrada al Señor, 11 y no participen en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien, desenmascárenlas. 12 Porque es vergonzoso aun hablar de las cosas que ellos hacen en secreto. 13 Pero todas las cosas se hacen visibles cuando son expuestas por la luz, pues todo lo que se hace visible es luz. 14 Por esta razón dice:

«Despierta, tú que duermes,
Y levántate de entre los muertos,
Y te alumbrará Cristo».

15 Por tanto, tengan cuidado cómo andan; no como insensatos sino como sabios, 16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. 17 Así pues, no sean necios, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor. 18 Y no se embriaguen con vino, en lo cual hay disolución, sino sean llenos del Espíritu.

19 Hablen entre ustedes con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con su corazón al Señor. 20 Den siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre. 21 Sométanse unos a otros en el temor de Cristo.

Cristo y la iglesia, un modelo para el hogar

22 Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor. 23 Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo El mismo el Salvador del cuerpo. 24 Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo.

25 Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio Él mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada.

28 Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia; 30 porque somos miembros de Su cuerpo. 31 Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.

32 Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia. 33 En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido.

   

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