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UN PLAN DE LECTURA BÍBLICA Y DEVOCIONAL EN COLABORACIÓN CON LA NUEVA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS Y ANDAMIO EDITORIAL
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Lectura de Hoy

Devocional: Salmos 117 – 118

Cuando yo era niño había una placa en una pared de nuestra casa que rezaba: “Este es el día que hizo Yahvé, nos regocijaremos y nos alegraremos en él”. Son las palabras del Salmo 118:24.

Mi padre solía gentilmente referirnos a este texto cuando nos quejábamos por trivialidades: que si hacía un tiempo caluroso y pegajoso, por ejemplo, o que si llovía a cántaros y no podíamos salir a jugar. “Este es el día que hizo Yahvé, nos regocijaremos y nos alegraremos en él”. “¡Qué día (o lugar, o vacación, o visita a familiares) más aburrido!”, decíamos. “Este es el día que hizo Yahvé, nos regocijaremos y nos alegraremos en él”. A veces repetía algunas de las palabras con un énfasis muy particular: “Este es el día que hizo YAHVÉ, nos regocijaremos y nos alegraremos en él”.

No es que mi padre no escuchara nuestras importantes quejas; no es que las Escrituras no tengan otras cosas qué decir, pero cada generación de creyentes tiene que aprender que la queja es una afrenta a la soberanía y la bondad de Dios.

Sin embargo, el texto se debe leer, en primer lugar, dentro de su contexto. Anteriormente, el salmista ha expresado su compromiso de confiar en Dios y no en la ayuda de ningún ser humano (118:8-9), aunque se encuentre rodeado de enemigos (118:10). Ahora afirma que entre sus “enemigos” incluye los “constructores” (118:22) –personas con poder dentro de Israel. Estos constructores eran capaces de rechazar ciertas piedras a la hora de construir los muros de sus edificios– y, en este caso, la piedra que optaron por rechazar se ha convertido en la piedra del ángulo. Con casi toda seguridad, en esta primera instancia, la piedra a la que se refiere, la piedra del ángulo, es el rey Davídico, tal vez David mismo. Los hombres poderosos lo habían rechazado, pero resultó ser la piedra del ángulo. Además, este resultado no se consiguió mediante unas maquinaciones ni manipulaciones inteligentes. Nada más lejos de la verdad. “De parte de Yahvé es esto y es cosa maravillosa a nuestros ojos” (118:23). Isaías, por su parte, se refiere a gente de sus propios días cuando dice que hacen de la mentira su refugio mientras rechazan la piedra del ángulo de Dios (Isaías 28:15-16). La última instancia de este patrón se encuentra en Jesucristo, rechazado por sus propias criaturas, y no obstante escogido por Dios, la definitiva piedra del ángulo, y preciosa (Mateo 21:42; Romanos 9:32-33; Efesios 2:20; 1 Pedro 2:6-8) –una piedra cuya valor se puso plenamente de manifiesto con su resurrección de la muerte (Hechos 4:10-11)–. Ya sea en los tiempos de David o en el cumplimiento final de estas palabras en Cristo, el maravilloso triunfo de Dios nos llama a la alabanza: “Este es el día que hizo Yahvé, nos regocijaremos y nos alegraremos en él” (118:24).

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Devocional: Isaías 53

Ahora, la identidad del Siervo perfecto ocupa el centro de atención. Isaías 53, o mejor dicho, Isaías 52:13—53:12, es el cuarto o quinto cántico del Siervo que lo describe. “Mirad, mi siervo” (52:13), dice el Señor, repitiendo la presentación de este en 42:1. El “brazo del Señor”, el poder salvador de Dios, ha sido prometido en 51:9 y 52:10. Ahora, la pregunta es: “¿A quién se le ha revelado el poder del Señor?” (53:1). La respuesta implícita en este punto culminante de la profecía de Isaías es que el poder salvador de Dios se ve de forma más clara en la obra del Siervo que en cualquier otro lugar. En los capítulos anteriores, el Señor ha prometido repetidamente perdón a su pueblo. Aquí, todo se vuelve más claro: “Mi siervo justo justificará a muchos, y cargará con las iniquidades de ellos” (53:11). Es un sacerdote y rociará a los impuros (52:15); es una ofrenda de expiación, que elimina sus iniquidades (53:10).

La primera de las cinco secciones (52:13-15) anuncia la totalidad, la conclusión. Dios dice: “Mi siervo triunfará”. Comenzando con su exaltación (52:13), esta estrofa desciende hasta su terrible sufrimiento (52:14) y acaba con el asombro de las naciones porque él los “rocía”. Este acto, realizado con sangre, aceite o agua en el Antiguo Testamento, está relacionado con la purificación, esto es, hacer que una persona o cosa sean aptos para presentarse ante Dios. Habitualmente, se refiere a Israel o a sus instituciones, pero no aquí: en este caso es para “muchas naciones” (52:15). La reacción de asombro demuestra que la sabiduría del Señor supera y frustra toda la sabiduría humana (cf. 1 Corintios 1:18–2:5).

En la segunda y tercera estrofas (53:1-3, 4-6), los que hablan son testigos. Dios ha llamado repetidamente a su pueblo para que dé testimonio de él (43:10, 12; 44:8), pero ellos han estado ciegos y sordos. Ahora, no solo reconocen que únicamente él es Dios (43:12), sino que ponen de manifiesto lo que él ha hecho a través de su Siervo sufridor, vindicado y exaltado. Al principio, las reacciones ante él son cautelosas y, después, negativas (53:1-3). Creció para que los hombres lo despreciasen y rechazasen: “no lo estimamos”, dicen los testigos. De hecho, cuando lo mataron atrozmente, muchos creyeron que se trataba del juicio providencial de Dios (53:4) y hablaron más de lo que sabían. Sin embargo, los testigos llegan a comprender que “fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades”, un cordero sustitutorio (53:5-7). En la cuarta estrofa (53:7- 9), Isaías reflexiona sobre el sufrimiento silencioso del Siervo y su muerte ambivalente y sepultura (¿había aceptado Dios su obra?), para acabar en la quinta (53:10-12) con una confirmación rotunda de los propósitos de Dios. El Siervo de Dios triunfará (52:13); “por su conocimiento”, hará (literalmente) que muchos se vuelvan justos y “cargará con las iniquidades de ellos” (53:11). Reflexionemos sobre Mateo 1:21. ¡Aleluya! ¡Qué Salvador!

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

Deuteronomio 26

Ofrendas de las primicias

26 »Cuando entres en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da por herencia, tomes posesión de ella y habites en ella, tomarás las primicias de todos los frutos del suelo que recojas de la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, y las pondrás en una canasta e irás al lugar que el SEÑOR tu Dios escoja para establecer Su nombre. Te presentarás al sacerdote que esté en funciones en esos días y le dirás: “Declaro hoy al SEÑOR mi Dios que he entrado en la tierra que el SEÑOR juró a nuestros padres que nos daría”.

»Entonces el sacerdote tomará la canasta de tu mano, y la pondrá delante del altar del SEÑOR tu Dios. Y tú responderás delante del SEÑOR tu Dios: “Mi padre fue un arameo errante y descendió a Egipto y residió allí, siendo pocos en número; pero allí llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa. Pero los egipcios nos maltrataron y nos afligieron y pusieron sobre nosotros dura servidumbre. Entonces clamamos al SEÑOR, el Dios de nuestros padres, y el SEÑOR oyó nuestra voz y vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión. Y el SEÑOR nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, con gran terror, con señales y milagros; y nos ha traído a este lugar y nos ha dado esta tierra, una tierra que mana leche y miel. 10 Ahora, yo he traído las primicias de los frutos de la tierra que Tú, oh SEÑOR, me has dado”. Entonces las pondrás delante del SEÑOR tu Dios, y adorarás delante del SEÑOR tu Dios; 11 y tú te alegrarás, y también el levita y el extranjero que está en medio de ti, por todo el bien que el SEÑOR tu Dios te ha dado a ti y a tu casa.

Los diezmos de un pueblo consagrado

12 »Cuando acabes de separar todo el diezmo de tus frutos en el tercer año, el año del diezmo, entonces se lo darás al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, para que puedan comer en tus ciudades y sean saciados. 13 Entonces dirás delante del SEÑOR tu Dios: “He sacado de mi casa la porción consagrada y también la he dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda conforme a todos Tus mandamientos que Tú me has mandado. No he violado ni olvidado ninguno de Tus mandamientos. 14 No he comido de ella estando de luto, ni he tomado de ella mientras estaba inmundo, ni he ofrecido de ella a los muertos. He escuchado la voz del SEÑOR mi Dios; he hecho conforme a todo lo que Tú me has mandado. 15 Mira desde Tu morada santa, desde el cielo, y bendice a Tu pueblo Israel y a la tierra que nos has dado, una tierra que mana leche y miel, como juraste a nuestros padres”.

16 »El SEÑOR tu Dios te manda hoy que cumplas estos estatutos y ordenanzas. Cuidarás, pues, de cumplirlos con todo tu corazón y con toda tu alma. 17 Has declarado hoy que el SEÑOR es tu Dios y que andarás en Sus caminos y guardarás Sus estatutos, Sus mandamientos y Sus ordenanzas, y que escucharás Su voz. 18 Y el SEÑOR ha declarado hoy que tú eres Su pueblo, Su exclusiva posesión, como Él te prometió, y que debes guardar todos Sus mandamientos; 19 y que Él te pondrá en alto sobre todas las naciones que ha hecho, para alabanza, renombre y honor; y serás un pueblo consagrado al SEÑOR tu Dios, como Él ha dicho».

   

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

Salmos 117 – 118

Salmo de alabanza

117 Alaben al SEÑOR, naciones todas; Alábenle, pueblos todos. Porque grande es Su misericordia para con nosotros, Y la fidelidad del SEÑOR es eterna. ¡Aleluya!

Acción de gracias al SEÑOR

118 Den gracias al SEÑOR, porque Él es bueno; Porque para siempre es Su misericordia. Diga ahora Israel: «Para siempre es Su misericordia». Diga ahora la casa de Aarón: «Para siempre es Su misericordia». Digan ahora los que temen al SEÑOR: «Para siempre es Su misericordia».

En medio de mi angustia invoqué al SEÑOR; El SEÑOR me respondió y me puso en un lugar espacioso. El SEÑOR está a mi favor; no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre? El SEÑOR está por mí entre los que me ayudan; Por tanto, miraré triunfante sobre los que me aborrecen. Es mejor refugiarse en el SEÑOR Que confiar en el hombre. Es mejor refugiarse en el SEÑOR Que confiar en príncipes.

10 Todas las naciones me rodearon; En el nombre del SEÑOR ciertamente las destruí. 11 Me rodearon, sí, me rodearon; En el nombre del SEÑOR ciertamente las destruí. 12 Me rodearon como abejas; Fueron extinguidas como fuego de espinos; En el nombre del SEÑOR ciertamente las destruí. 13 Me empujaste con violencia para que cayera, Pero el SEÑOR me ayudó. 14 El SEÑOR es mi fortaleza y mi canción, Y ha sido salvación para mí.

15 Voz de júbilo y de salvación hay en las tiendas de los justos; La diestra del SEÑOR hace proezas. 16 La diestra del SEÑOR es exaltada; La diestra del SEÑOR hace proezas. 17 No moriré, sino que viviré, Y contaré las obras del SEÑOR. 18 El SEÑOR me ha reprendido severamente, Pero no me ha entregado a la muerte.

19 Ábranme las puertas de la justicia; Entraré por ellas y daré gracias al SEÑOR. 20 Esta es la puerta del SEÑOR; Los justos entrarán por ella. 21 Te daré gracias porque me has respondido, Y has sido mi salvación.

22 La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser la piedra principal del ángulo. 23 Obra del SEÑOR es esto; Admirable a nuestros ojos. 24 Este es el día que el SEÑOR ha hecho; Regocijémonos y alegrémonos en él. 25 Te rogamos, oh SEÑOR, sálvanos ahora; Te rogamos, oh SEÑOR, prospéranos ahora. 26 Bendito el que viene en el nombre del SEÑOR; Desde la casa del SEÑOR los bendecimos. 27 El SEÑOR es Dios y nos ilumina; Aten el sacrificio de la fiesta con cuerdas a los cuernos del altar. 28 Tú eres mi Dios, y te doy gracias; Tú eres mi Dios, y yo te exalto. 29 Den gracias al SEÑOR, porque Él es bueno; Porque para siempre es Su misericordia.

   

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Isaías 53

53 ¿Quién ha creído a nuestro mensaje? ¿A quién se ha revelado el brazo del SEÑOR? Creció delante de Él como renuevo tierno, Como raíz de tierra seca. No tiene aspecto hermoso ni majestad Para que lo miremos, Ni apariencia para que lo deseemos. Fue despreciado y desechado de los hombres, Varón de dolores y experimentado en aflicción; Y como uno de quien los hombres esconden el rostro, Fue despreciado, y no lo estimamos.

Ciertamente Él llevó nuestras enfermedades, Y cargó con nuestros dolores. Con todo, nosotros lo tuvimos por azotado, Por herido de Dios y afligido. Pero Él fue herido por nuestras transgresiones, Molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, Y por Sus heridas hemos sido sanados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, Nos apartamos cada cual por su camino; Pero el SEÑOR hizo que cayera sobre Él La iniquidad de todos nosotros.

Fue oprimido y afligido, Pero no abrió Su boca. Como cordero que es llevado al matadero, Y como oveja que ante sus trasquiladores permanece muda, Él no abrió Su boca. Por opresión y juicio fue quitado; Y en cuanto a Su generación, ¿quién tuvo en cuenta Que Él fuera cortado de la tierra de los vivientes Por la transgresión de mi pueblo, a quien correspondía la herida? Se dispuso con los impíos Su sepultura, Pero con el rico fue en Su muerte, Aunque no había hecho violencia, Ni había engaño en Su boca.

La exaltación del Siervo

10 Pero quiso el SEÑOR Quebrantarlo, sometiéndolo a padecimiento. Cuando Él se entregue a Sí mismo como ofrenda de expiación, Verá a Su descendencia, Prolongará Sus días, Y la voluntad del SEÑOR en Su mano prosperará. 11 Debido a la angustia de Su alma, Él lo verá y quedará satisfecho. Por Su conocimiento, el Justo, Mi Siervo, justificará a muchos, Y cargará las iniquidades de ellos. 12 Por tanto, Yo le daré parte con los grandes Y con los fuertes repartirá despojos, Porque derramó Su alma hasta la muerte Y con los transgresores fue contado; Llevó el pecado de muchos, E intercedió por los transgresores.

   

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Mateo 1

Genealogía de Jesucristo

1 Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.

Abraham fue padre de Isaac, Isaac de Jacob, y Jacob de Judá y de sus hermanos; Judá fue padre de Fares y de Zara, cuya madre fue Tamar; Fares fue padre de Esrom, y Esrom de Aram; Aram fue padre de Aminadab, Aminadab de Naasón, y Naasón de Salmón; Salmón fue padre de Booz, cuya madre fue Rahab; Booz fue padre de Obed, cuya madre fue Rut; y Obed fue padre de Isaí; Isaí fue padre del rey David.

Y David fue padre de Salomón, cuya madre Betsabé había sido mujer de Urías. Salomón fue padre de Roboam, Roboam de Abías, y Abías de Asa; Asa fue padre de Josafat, Josafat de Joram, y Joram de Uzías; Uzías fue padre de Jotam, Jotam de Acaz, y Acaz de Ezequías; 10 Ezequías fue padre de Manasés, Manasés de Amón, y Amón de Josías; 11 Josías fue padre de Jeconías y de sus hermanos durante la deportación a Babilonia.

12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías fue padre de Salatiel, y Salatiel de Zorobabel; 13 Zorobabel fue padre de Abiud, Abiud de Eliaquim, y Eliaquim de Azor; 14 Azor fue padre de Sadoc, Sadoc de Aquim, y Aquim de Eliud; 15 Eliud fue padre de Eleazar, Eleazar de Matán, y Matán de Jacob; 16 Jacob fue padre de José, el marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.

17 De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce generaciones; y desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.

Nacimiento de Jesucristo

18 El nacimiento de Jesucristo fue como sigue: estando Su madre María comprometida para casarse con José, antes de que se llevara a cabo el matrimonio, se halló que había concebido por obra del Espíritu Santo. 19 Entonces José su marido, siendo un hombre justo y no queriendo denunciarla públicamente, quiso abandonarla en secreto. 20 Pero mientras pensaba en esto, se le apareció en sueños un ángel del Señor, diciéndole: «José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque el Niño que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo. 21 Y dará a luz un Hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados».

22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había hablado por medio del profeta, diciendo: 23 «HE AQUÍ, LA VIRGEN CONCEBIRÁ Y DARÁ A LUZ UN HIJO, Y LE PONDRÁN POR NOMBRE EMMANUEL», que traducido significa: «DIOS CON NOSOTROS». 24 Cuando José despertó del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a María como su mujer; 25 y la conservó virgen hasta que dio a luz un Hijo; y le puso por nombre Jesús.

   

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