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UN PLAN DE LECTURA BÍBLICA Y DEVOCIONAL EN COLABORACIÓN CON LA NUEVA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS Y ANDAMIO EDITORIAL
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Lectura de Hoy

Devocional: Salmos 81-82

Abre bien tu boca y la llenaré(Salmo 81:10): el simbolismo es transparente. Dios está perfectamente dispuesto y es capaz de satisfacer todas nuestras necesidades y nuestros deseos más profundos. Implícitamente, el problema consiste en que ni siquiera abrimos la boca para disfrutar del alimento que él provee. La ilustración vuelve en el último versículo: aunque los impíos se enfrentarán al castigo eterno, el Señor dice: “y a ti te alimentaría con lo mejor del trigo; con miel de la peña te saciaría” (81:16).

Por supuesto que Dios habla de algo más que del alimento físico (aunque de igual importancia). El entorno es común tanto en Salmos como en las partes narrativas del Pentateuco. En su misericordia, Dios rescató espectacularmente a su pueblo de la esclavitud en Egipto, respondiendo a su propio clamor de angustia. “Yo libré su hombro de la carga, sus manos se libraron de las canastas. En la angustia llamaste, y yo te rescaté” (81:6-7). Y ahora llega el pasaje que conduce a la frase citada al comienzo de esta meditación:

Escucha, pueblo mío, mis advertencias;
¡ay Israel, si tan sólo me escucharas!
No tendrás ningún dios extranjero,
ni te inclinarás ante ningún dios extraño.
Yo soy el Señor tu Dios,
que te sacó de la tierra de Egipto.
Abre bien tu boca y te la llenaré.

Históricamente, la respuesta del pueblo fue, como siempre, decepcionante: “Pero mi pueblo no me escuchó; Israel no quiso hacerme caso” (81:11). En este caso no se les prometió la satisfacción simbolizada por bocas llenas. Lejos de esto. Dios declara: “Por eso los abandoné a su obstinada voluntad, para que actuaran como mejor les pareciera” (81:12).

Está claro que la naturaleza de la idolatría cambia de siglo en siglo. Hace poco leí unas líneas de John Piper: “El mayor enemigo del hambre de Dios no es el veneno, sino el pastel de manzana. Lo que apacigua nuestro apetito por el cielo no es el banquete de los impíos, sino el constante picoteo entre horas a la mesa del mundo. No es esa película X sino los constantes sorbos de trivialidad que absorbemos cada noche en los programas de máxima audiencia. A pesar de todo lo malo que puede hacer Satanás, cuando Dios describe lo que nos aparta de la mesa del banquete de su amor, siempre acaba siendo un trozo de terreno, una yunta de bueyes y una esposa (Lucas 14:18-20). El mayor adversario del amor de Dios no radica en sus enemigos, sino en sus dones. Y los apetitos más mortíferos no son el tóxico del veneno, sino lo que sentimos por los sencillos placeres de este mundo. Porque cuando sustituimos a Dios por un apetito, apenas sí logramos discernir la idolatría, que además es casi incurable” (Hambre de Dios [Andamio Editorial: Barcelona, 2004], 14).

Abre bien tu boca y la llenaré”.

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Devocional: Isaías 29

En la tercera sección importante de este libro (caps. 28—35), Isaías se centra en la difícil situación a la que se enfrenta el monarca en Jerusalén. ¿Se volverá el reino del sur hacia Egipto para resistir la agresión de Asiria o confiará en el Señor? La naturaleza de la crisis y las voces catastróficas que se oyen en la corte ocupan los capítulos 28—29, mientras 30—31 recogen lamentos sobre todos los que confían en Egipto: en esa dirección, únicamente llegarán al desastre. Los capítulos 32—33 describen la solución correcta: confiar en el Dios viviente, que reina en medio de su pueblo. Los últimos dos capítulos de la sección, 34 y 35, muestran la tierra quemada por el juicio, como consecuencia de confiar en naciones paganas, y el huerto de los deleites que espera a los que depositan su fe en el Señor.

Isaías 29, por tanto, forma parte de la descripción de la crisis. Jerusalén es “Ariel” (29:1, 2, 7). Lo sabemos porque se describe como “ciudad donde acampó David” (29:1). El origen de este nombre proviene seguramente de Isaías; no se tiene constancia de ningún uso de esta palabra para referirse a Jerusalén. “Ariel” es un juego de palabras con “brasero del altar”, la superficie plana del altar donde el fuego consumía los sacrificios (cp. Ezequiel 43:15). Dios dice que va a sitiarla y que esta será para él “como un brasero del altar” (29:2): el Todopoderoso prenderá el fuego del juicio en la base de Jerusalén.

Lo trágico de la situación es la ceguera total del pueblo, que es al mismo tiempo su perversidad y el juicio de Dios (29:9-10). No importa lo que el Señor revele por medio de Isaías, pues el pueblo lo borrará de su memoria cuando lo escuche. No pueden comprender la verdad; no tienen una categoría donde incluirla, porque su corazón está muy apartado de los caminos de Dios (29:13). Para ellos, todo lo que Isaías dice permanece sellado en un pergamino que no pueden leer (29:11-12). Incluso su adoración no pasa de ser algo más que una conformidad con las normas (29:13b). Así pues, cuando Dios irrumpa finalmente en escena, hará “prodigios maravillosos”, con el propósito de derribar las pretensiones de los “sabios” e “inteligentes” (29:14) que aconsejan al rey hacer lo que el Señor prohíbe.

El cumplimiento definitivo de este patrón tiene lugar en tiempos del evangelio. Pablo comprende perfectamente bien cómo la persona que no tiene el Espíritu de Dios encuentra muy incoherente la verdad del evangelio, cómo los “sabios” e “inteligentes” urden muchos planes, ninguno de los cuales encaja con él (1 Corintios 1:18-31; 2:14). Aquí, también, Dios destruye la sabiduría de los sabios (1 Corintios 1:19; Is. 29:14), porque su propio camino no tiene nada que ver con lo que ellos han previsto: la “locura” total de la cruz.

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

Deuteronomio 1

Orden de entrar a la tierra prometida

1 Estas son las palabras que Moisés habló a todo Israel al otro lado del río Jordán, en el desierto, en el Arabá, frente a Suf, entre Parán, Tofel, Labán, Hazerot y Dizahab. Hay once días de camino desde Horeb hasta Cades Barnea por el camino del monte Seir. En el año cuarenta, el mes undécimo, el primer día del mes, Moisés habló a los israelitas conforme a todo lo que el SEÑOR le había ordenado que les dieradespués de haber derrotado a Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón, y a Og, rey de Basán, que habitaba en Astarot y en Edrei.

Al otro lado del Jordán, en la tierra de Moab, Moisés comenzó a explicar esta ley: «El SEÑOR nuestro Dios nos habló en Horeb y dijo: “Ustedes han permanecido bastante tiempo en este monte. Vuélvanse; pónganse en marcha y vayan a la región montañosa de los amorreos, y a todos sus vecinos, en el Arabá, en la región montañosa, en el valle, en el Neguev, y por la costa del mar, la tierra de los cananeos y el Líbano, hasta el gran río, el río Éufrates. Miren, he puesto la tierra delante de ustedes. Entren y tomen posesión de la tierra que el SEÑOR juró dar a sus padres Abraham, Isaac y Jacob, a ellos y a su descendencia después de ellos”.

Ayudantes para Moisés

»En aquel tiempo les hablé: “Yo solo no puedo llevar la carga de todos ustedes. 10 El SEÑOR su Dios los ha multiplicado y hoy son como las estrellas del cielo en multitud. 11 Que el SEÑOR, el Dios de sus padres, los multiplique mil veces más de lo que son y los bendiga, tal como les ha prometido. 12 ¿Cómo puedo yo solo llevar el peso y la carga de ustedes y sus pleitos? 13 Escojan de entre sus tribus hombres sabios, entendidos y expertos, y yo los nombraré como sus jefes”. 14 Entonces ustedes me respondieron: “Bueno es que se haga lo que has dicho”. 15 Así que tomé a los principales de sus tribus, hombres sabios y expertos, y los nombré como dirigentes suyos: jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez, y oficiales para sus tribus.

16 »En aquella ocasión di órdenes a sus jueces y les dije: “Oigan los pleitos entre sus hermanos, y juzguen justamente entre un hombre y su hermano, o el extranjero que está con él. 17 No mostrarán parcialidad en el juicio; lo mismo oirán al pequeño que al grande. No tendrán temor del hombre, porque el juicio es de Dios. El caso que sea muy difícil para ustedes, me lo traerán a mí, y yo lo oiré”. 18 En aquella misma ocasión les mandé todas las cosas que debían hacer.

Misión de los doce espías

19 »Entonces salimos de Horeb y pasamos por todo aquel vasto y terrible desierto que ustedes vieron, camino de la región montañosa de los amorreos, tal como el SEÑOR nuestro Dios nos había mandado, y llegamos a Cades Barnea. 20 Y les dije: “Han llegado a la región montañosa de los amorreos que el SEÑOR nuestro Dios nos va a dar. 21 Mira, Israel, el SEÑOR tu Dios ha puesto la tierra delante de ti; sube, toma posesión de ella, como el SEÑOR, el Dios de tus padres, te ha dicho. No temas ni te acobardes”.

22 »Entonces todos ustedes se acercaron a mí, y dijeron: “Enviemos hombres delante de nosotros, que nos exploren la tierra, y nos traigan noticia del camino por el cual hemos de subir y de las ciudades a las cuales entraremos”. 23 Me agradó el plan, y tomé a doce hombres de entre ustedes, un hombre por cada tribu. 24 Ellos salieron y subieron a la región montañosa, y llegaron hasta el valle de Escol, y reconocieron la tierra. 25 Entonces tomaron en sus manos del fruto de la tierra y nos lo trajeron; y nos dieron un informe y dijeron: “Es una tierra buena que el SEÑOR nuestro Dios nos da”.

26 »Sin embargo, ustedes no quisieron subir, y se rebelaron contra el mandato del SEÑOR su Dios. 27 Murmuraron en sus tiendas y dijeron: “Porque el SEÑOR nos aborrece, nos ha sacado de la tierra de Egipto para entregarnos en manos de los amorreos y destruirnos. 28 ¿Adónde subiremos? Nuestros hermanos nos han atemorizado, diciendo: ‘El pueblo es más grande y más alto que nosotros; las ciudades son grandes y fortificadas hasta el cielo. Y además vimos allí a los hijos de Anac’”.

29 »Entonces yo les dije: “No teman ni les tengan miedo. 30 El SEÑOR su Dios, que va delante de ustedes, Él peleará por ustedes, así como lo hizo delante de sus ojos en Egipto 31 y en el desierto, donde has visto cómo el SEÑOR tu Dios te llevó, como un hombre lleva a su hijo, por todo el camino que anduvieron hasta llegar a este lugar”. 32 Pero con todo esto, ustedes no confiaron en el SEÑOR su Dios, 33 que iba delante de ustedes en el camino para buscarles lugar donde acampar, con fuego de noche y nube de día, para mostrarles el camino por donde debían andar.

El castigo de Dios

34 »Entonces el SEÑOR oyó la voz de las palabras de ustedes, y se enojó y juró: 35 “Ninguno de estos hombres, esta generación perversa, verá la buena tierra que juré dar a sus padres, 36 excepto Caleb, hijo de Jefone; él la verá, y a él y a sus hijos daré la tierra que ha pisado, pues él ha seguido fielmente al SEÑOR”. 37 El SEÑOR se enojó también contra mí por causa de ustedes y dijo: “Tampoco tú entrarás allá. 38 Josué, hijo de Nun, que está delante de ti, él entrará allá; anímale, porque él hará que Israel la posea. 39 Además, en cuanto a los pequeños, que ustedes dijeron que vendrían a ser presa, y sus hijos, que hoy no tienen conocimiento del bien ni del mal, entrarán allá, y a ellos les daré la tierra y ellos la poseerán. 40 Pero ustedes, vuélvanse y vayan hacia el desierto por el camino del Mar Rojo”.

41 »Entonces ustedes respondieron: “Hemos pecado contra el SEÑOR; nosotros subiremos y pelearemos tal como el SEÑOR nuestro Dios nos ha mandado”. Y cada uno de ustedes se puso sus armas de guerra, y pensaron que era fácil subir a la región montañosa. 42 Pero el SEÑOR me dijo: “Diles: ‘No suban, ni peleen, pues Yo no estoy entre ustedes; para que no sean derrotados por sus enemigos’”. 43 Así les hablé, pero no quisieron escuchar. Al contrario, se rebelaron contra el mandamiento del SEÑOR, y obraron con orgullo, y subieron a la región montañosa. 44 Los amorreos que moraban en aquella región montañosa salieron contra ustedes, y los persiguieron como lo hacen las abejas, y los derrotaron desde Seir hasta Horma. 45 Entonces volvieron y lloraron delante del SEÑOR, pero el SEÑOR no escuchó su voz, ni les hizo caso. 46 Por eso ustedes permanecieron en Cades muchos días, los días que pasaron allí.

   

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

Salmos 81-82

Bondad de Dios y desobediencia de Israel

Para el director del coro; sobre Gitit. Salmo de Asaf.

81 Canten con gozo a Dios, fortaleza nuestra; Aclamen con júbilo al Dios de Jacob. Entonen canto de alabanza, y toquen el pandero, La melodiosa lira con el arpa. Toquen la trompeta en la luna nueva, En la luna llena, en el día de nuestra fiesta. Porque es estatuto para Israel, Ordenanza del Dios de Jacob. Él lo estableció por testimonio en José, Cuando salió sobre la tierra de Egipto. Un lenguaje que yo no conocía, oí:

«Yo libré su hombro de la carga, Sus manos se libraron de las canastas. En la angustia llamaste, y Yo te rescaté; Te respondí en el escondite del trueno; En las aguas de Meriba te probé.  (Selah) Oye, pueblo Mío, y te amonestaré. ¡Oh Israel, si tú me oyeras! No haya en ti dios ajeno, Ni adores a dios extranjero. 10 Yo, el SEÑOR, soy tu Dios, Que te saqué de la tierra de Egipto; Abre bien tu boca y la llenaré.

11 »Pero Mi pueblo no escuchó Mi voz; Israel no me obedeció. 12 Por eso los entregué a la dureza de su corazón, Para que anduvieran en sus propias intrigas. 13 ¡Oh, si Mi pueblo me oyera, Si Israel anduviera en Mis caminos! 14 En un momento Yo subyugaría a sus enemigos Y volvería Mi mano contra sus adversarios. 15 Los que aborrecen al SEÑOR le fingirían obediencia, Y el tiempo de su castigo sería para siempre. 16 Pero Yo te alimentaría con lo mejor del trigo, Y con miel de la peña te saciaría».

Dios, juez supremo

Salmo de Asaf.

82 Dios ocupa Su lugar en Su congregación; Él juzga en medio de los jueces. ¿Hasta cuándo juzgarán ustedes injustamente Y favorecerán a los impíos?         (Selah) Defiendan al débil y al huérfano; Hagan justicia al afligido y al menesteroso. Rescaten al débil y al necesitado; Líbrenlos de la mano de los impíos.

Ellos no saben ni entienden; Caminan en tinieblas; Son sacudidos todos los cimientos de la tierra. Yo dije: «Ustedes son dioses, Y todos son hijos del Altísimo. Sin embargo, como hombres morirán, Y caerán como cualquiera de los príncipes». ¡Levántate, oh Dios, juzga la tierra! Porque Tú posees todas las naciones.

   

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Isaías 29

Ariel y sus enemigos

29 ¡Ay, Ariel, Ariel la ciudad donde acampó David! Añadan año sobre año, celebren las fiestas a su tiempo. Traeré angustias a Ariel, Y será una ciudad de lamento y de duelo; Será para Mí como un Ariel. Acamparé contra ti rodeándote, Pondré contra ti vallas de asedio, Y levantaré contra ti baluartes. Entonces serás humillada, Desde el suelo hablarás, Y desde el polvo donde estás postrada Saldrá tu habla. Tu voz será también como la de un espíritu de la tierra, Y desde el polvo susurrará tu habla.

Pero la multitud de tus enemigos será como polvo fino, Y la multitud de los crueles como paja que se va volando; Sucederá en un instante, de repente. Serás castigada por el SEÑOR de los ejércitos con truenos y terremotos y gran ruido, Con torbellino y tempestad y con llama de fuego consumidor. Y será como un sueño, una visión nocturna, La multitud de todas las naciones que combaten contra Ariel, Todos los que combaten contra ella y su fortaleza, y los que la afligen. Será como cuando un hambriento sueña Que está comiendo; Pero cuando despierta, su hambre no ha sido satisfecha. O como cuando un sediento sueña Que está bebiendo; Pero cuando despierta, está desfallecido, Y su sed no ha sido aplacada. Así será la multitud de todas las naciones Que combaten contra el monte Sión.

Deténganse y esperen, Ciéguense y quédense ciegos. Ustedes se embriagan, pero no con vino; Se tambalean, pero no con licor. 10 Porque el SEÑOR ha derramado sobre ustedes espíritu de sueño profundo, Él ha cerrado sus ojos: los profetas, Y ha cubierto sus cabezas: los videntes.

11 Toda la visión será para ustedes como las palabras de un libro sellado, que cuando se le da al que sabe leer, diciéndole: «Lee esto, por favor»; y él dirá: «No puedo, porque está sellado». 12 Entonces el libro será dado al que no sabe leer, diciéndole: «Lee esto, por favor»; y él dirá: «No sé leer».

Hipocresía de Israel

13 Dijo entonces el Señor: «Por cuanto este pueblo se acerca a Mí con sus palabras Y me honra con sus labios, Pero aleja de Mí su corazón, Y su veneración hacia Mí es solo una tradición aprendida de memoria, 14 Por tanto, volveré a hacer maravillas con este pueblo, prodigiosas maravillas. Y perecerá la sabiduría de sus sabios, Y se eclipsará el entendimiento de sus entendidos».

15 ¡Ay de los que van muy hondo Para esconder sus planes al SEÑOR, Y realizan sus obras en tinieblas Y dicen: «¿Quién nos ve? o ¿Quién nos conoce?». 16 ¡Qué equivocación la suya! ¿Es acaso el alfarero igual que el barro, Para que lo que está hecho diga a su hacedor: «Él no me hizo»; O lo que está formado diga al que lo formó: «Él no tiene entendimiento»?

Redención de Israel

17 ¿Acaso no queda ya muy poco tiempo Para que el Líbano se convierta en campo fértil, Y el campo fértil sea considerado bosque? 18 En aquel día los sordos oirán las palabras de un libro, Y desde la oscuridad y las tinieblas los ojos de los ciegos verán. 19 Los afligidos aumentarán también su alegría en el SEÑOR, Y los necesitados de la humanidad se regocijarán en el Santo de Israel. 20 Porque el violento tendrá su fin, el insolente será acabado, Y serán cortados todos los que se desvelan para hacer el mal; 21 Los que hacen que una persona sea acusada por una palabra, Y tienden lazos al que juzga en la puerta, Y defraudan al justo con vanos argumentos.

22 Por tanto, el SEÑOR, que redimió a Abraham, dice así acerca de la casa de Jacob:

«Jacob no será ahora avergonzado, ni palidecerá ahora su rostro, 23 Porque cuando vea a sus hijos, la obra de Mis manos, en medio suyo, Ellos santificarán Mi nombre. Ciertamente, santificarán al Santo de Jacob, Y tendrán temor al Dios de Israel. 24 Los descarriados de espíritu conocerán la verdad, Y los murmuradores aceptarán instrucción».

   

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3 Juan

Saludo

El anciano al amado Gayo, a quien yo amo en verdad.

El buen testimonio de Gayo

Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y que tengas buena salud. Pues me alegré mucho cuando algunos hermanos vinieron y dieron testimonio de tu fidelidad a la verdad, esto es, de cómo andas en la verdad. No tengo mayor gozo que este: oír que mis hijos andan en la verdad.

Amado, estás obrando fielmente en lo que haces por los hermanos, y sobre todo cuando se trata de extraños. Porque ellos dan testimonio de tu amor ante la iglesia. Harás bien en ayudarlos a proseguir su viaje de una manera digna de Dios. Pues ellos salieron por amor al Nombre, no aceptando nada de los gentiles. Por tanto, nosotros debemos acoger a tales hombres, para que seamos colaboradores en pro de la verdad.

El mal testimonio de Diótrefes

Escribí algo a la iglesia, pero Diótrefes, a quien le gusta ser el primero entre ellos, no acepta lo que decimos. 10 Por esta razón, si voy, llamaré la atención a las obras que hace, acusándonos injustamente con palabras maliciosas. No satisfecho con esto, él mismo no recibe a los hermanos, se lo prohíbe a los que quieren hacerlo y los expulsa de la iglesia.

Elogio de Demetrio

11 Amado, no imites lo malo sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios. El que hace lo malo no ha visto a Dios. 12 Demetrio tiene buen testimonio de parte de todos y de parte de la verdad misma. También nosotros damos testimonio y tú sabes que nuestro testimonio es verdadero.

Despedida

13 Tenía muchas cosas que escribirte, pero no quiero escribírtelas con pluma y tinta, 14 pues espero verte en breve y hablaremos cara a cara.

15 La paz sea contigo. Los amigos te saludan. Saluda a los amigos, a cada uno por nombre.

   

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