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Seguramente has visto las películas, aunque antes de éstas estaban los libros. Quizá los has leído y has disfrutado de ellos pero, ¿por qué fueron escritas Las Crónicas de Narnia? Si fuiste como yo, leiste (o viste) Las Crónicas de Narnia y supiste que un cristiano las había escrito y reconociste temas evidentemente cristianos y similitudes entre la historia de Peter, Susan, Edmund y Lucy y la historia de la Biblia. ¿Hay quizá algo más en esta historia que los temas evidentes? ¿Podría la historia de Narnia ayudarnos a entender el evangelio con mayor claridad y valorar más a Cristo? Esta es una pregunta que espero contestar en esta nueva serie de publicaciones, Un cristiano en Narnia.

C. S. Lewis, el autor de estas crónicas, era amante de todas las cosas imaginarias, míticas y fantásticas. Esto se ve claramente en sus escritos para niños. Sin embargo, aunque las crónicas puedan haber sido intencionalmente escritas para niños, hay un significado mucho más profundo en sus historias que solo batallas con centauros y escapes arriesgados de pálidas brujas; en estas historias podemos encontrar la verdad de Cristo y la maravilla del evangelio.

Una vez, C. S. Lewis recibió una carta enviada por la madre de un niño llamado Laurence. Éste tenía nueve años y tenía temor de que Las Crónicas de Narnia lo hubieran guiado hacia la idolatría. Después de leer El león, la bruja y el ropero, el niño sintió que amaba al león, Aslan, más de lo que amaba a Jesús. La madre estaba preocupada y quería saber cómo responder ante esta situación tan inusual. Sin demora, C. S. Lewis le contestó:

Laurence no puede realmente amar a Aslan más que a Jesús, incluso si él lo siente así. Pues las cosas que Aslan hace o dice y por las cuales él le ama son simplemente las cosas que Jesús hizo o dijo. Así que cuando Laurence piensa que él ama a Aslan, él realmente está amando a Jesús: y quizá mucho más de lo que antes le amó.

C. S. Lewis no escribe para darle a sus lectores una lección acerca de Jesús, sino que en sus escritos personas como tú y yo podemos sentir por Jesús algo que no pensaban que fuera posible. Usa la imaginación, un increíble don de Dios, en su máxima expresión para proclamar el evangelio. Ciertamente, Las Crónicas de Narnia están saturadas con la verdad del evangelio. ¿No es increíble los medios y los métodos que nos ha dado Dios para compartir Su verdad? C. S. Lewis no desea que solamente conozcamos el evangelio. Él desea que lo sintamos. Y no en la misma manera en que sentimos emociones fugaces, o nos apasionamos por una causa social. No, él desea que nosotros sintamos el evangelio en una manera que resquebraje el mismo fundamento de nuestras vidas y nos mueva a obedecer la voluntad de Dios.


La siguiente serie de posts (6 en total) seguirá la historia de Las Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero, proveyendo un comentario bíblico y enfocado en el evangelio. Espero que lo disfruten. Asegúrate de visitar el blog pronto para la próxima publicación. He diseñado esta serie usando el útil bosquejo escrito por Jonathan Rogers en su libro, The World According to Narnia, y consultando las notas observantes de Joe Rigney en su libro Live Like a Narnian. Si lees en inglés, te los recomiendo. Otras entradas:

  1. Una carta a C. S. Lewis
  2. ¿Hay otros mundos?
  3. Nuestro apetito por el pecado
  4. El pecado es suicidio espiritual

 

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