La quinta conferencia Por su causa acaba de terminar hace unas horas, y quise sacar un momento para reflexionar por escrito en algunas de las cosas que han significado estas conferencias para mí. Si participaste en esta o alguna otra de las conferencias Por su causa, espero que esta breve reflexión te sea bendición. Pero aun si no has participado, espero que estas palabras puedan serte de edificación, puesto que no se trata de una conferencia: se trata de Él.
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Por su causa me trae recuerdos.
Recuerdo la primera reunión sobre este evento, donde se nos informó a un pequeño equipo el deseo de hacer una conferencia masiva, que pudiera unir al pueblo de Dios en República Dominicana en torno a la Palabra de Dios.
Recuerdo las largas discusiones sobre cómo y cuánto cobrar la entrada.
Recuerdo mi incredulidad cuando los pastores decidieron que la conferencia sería gratuita. Y recuerdo cómo Dios me silenció al cubrir con el costo total de la conferencia. Y luego hacerlo otra vez. Y otra vez. Y otra vez. Y otra vez. Sin cobrar un peso.
Recuerdo que muchos de mis mejores días han sido sirviendo, con mis hermanos y hermanas, a ovejas que, si bien muchas no son de mi iglesia, son de la Iglesia. De esa iglesia que conoce al Dios que adoramos.
Por su causa me trae gozo.
Gozo porque son muy pocos los eventos que atraen a miles y miles de cristianos bajo la exposición sana de la Escritura. Bajo una adoración cargada de contenido bíblico. Donde hayan tantas iglesias unidas. Y porque no hay ningún otro evento igual en español.
Gozo por las docenas de hermanos que he conocido por primera vez en estos eventos. Por aquellos que se han convertido al Señor aquí, o han descubierto la primacía de la exposición de la Palabra y de la persona de Jesús.
Gozo por la sabiduría y la fe y la valentía que Dios ha puesto en los pastores de La IBI, y muy particularmente en el pastor Miguel, para atreverse a hacer un evento como este con solo ver una nube del tamaño de un puño, pero conociendo de cerca al Dios que está detrás.
Gozo porque casi todos los países de Latinoamérica nos han visitado en algunos de estos eventos. Y porque todos se han conectado a través del internet.
Gozo por la increíble unión que Dios ha traído en torno a su Palabra, donde iglesias completas mueven sus servicios a una locación para adorar juntos y tener comunión unos con otros.
Gozo por el espíritu de oración que causa en mi congregación y en tantas otras.
Gozo porque veo cientos de personas que piden permisos en sus trabajos y ponen en pausa sus compromisos para sudar hasta más no poder con tal de servir a nuestro Señor y servir los unos a otros. Gozo por todos esos siervos para Su gloria.
Por su causa me trae dolor
Dolor porque no creo que sea posible, hoy por hoy, realizar un evento como este en ningún otro lugar del mundo hispanohablante. Más que nada, por la gran división que hay en iglesias que predican el evangelio por cosas que no son el evangelio.
Dolor pensando en mi pecado, de incredulidad o de orgullo, que me ha llevado a pedir perdón por falta de fe, o por haber buscado mis propios intereses y no los de los demás.
Dolor por aquellos que asisten a la conferencia pero se enfocan en hablar o en conversar o en servir o en tomarse fotos, y no en adorar y conocer al Señor. Pero no dolor como el mundo. Dolor que me lleva de regreso a la cruz.
Por su causa me trae esperanza
Esperanza porque he visto los inicios de un avivamiento en la iglesia en República Dominicana, y porque he visto algo similar en Cuba, Colombia, Argentina, Chile, México, El Salvador, y aun Guatemala. Porque lo que Dios está iniciando aquí, puede hacerlo donde Él quiera.
Esperanza porque, contra dificultades de estacionamiento y de calor y de largas horas y de responsabilidades, he visto decenas de miles de personas asistir, no a un concierto, no a un mitin político, no a un lugar donde dan regalos: a una conferencia que les recuerda que son grandes pecadores con Un Gran Salvador.
Esperanza por la santificación tan evidente que he visto en la vida de mis compañeros de servicio. En tantos que año tras año veo más a Cristo en ellos que antes. Oro que ellos vean más a Cristo en mí también.
Esperanza por los miles y miles que están cada día sometiéndose a la autoridad de la Palabra de Dios. Por los cientos de miles que nos acompañan en línea. Por los que se levantan de madrugada o se acuestan tarde para ser parte. O por tantos que esperan con ansias los videos de las predicaciones. Esperanzas por tantos creyentes que creen en el poder de Su Palabra.
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No sé cuánto tiempo más Dios quiera seguir haciendo Por su causa. Pero yo sé que Él seguirá avanzando Su causa. Porque su iglesia prevalecerá, no importa lo que se levante contra ella. Y sé que quiero seguir sirviéndole a Él, hasta que Él vuelva o yo vaya a Él. Porque Su carácter, su dignidad, y su cruz me han comprado para siempre. Y ahora mi vida es de Él. Y si eres Su Hijo, tu vida también. Vívela por su causa.
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Ya que este es un post más personal que de costumbre, creo apropiado terminar con algunas fotos tomadas durante la conferencia.
