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Hace varios años tomé la decisión de ni siquiera entretener la idea de escribir un libro hasta no tener dos cosas: 1) Algo que decir y, 2) Alguien que quiera escucharlo. En aquel momento yo estaba en algo similar al estado de “Deformado reformado“, con ese orgullo que lamentablemente está presente en muchos de los jóvenes que recién conocen las Doctrinas de la Gracia. Tenía todo el ímpetu de escribir un libro en el cual probablemente no hubiera dicho mucho que edificara, y probablemente tampoco hubiera encontrado una audiencia que quisiera leerlo.

Por esta misma razón no quería empezar un blog. Debido a mi posición en Coalición, tengo el privilegio inmerecido de leer diariamente miles de palabras de hombres y mujeres que el Señor ha levantado para esta generación. Gracias a eso, Dios me ha permitido crecer en mi forma de ver la vida y aun en mi conocimiento de la Palabra de Dios. A la vez, hay un crecimiento que se da en la práctica. Particularmente en cuanto a la formación teológica, una de las cosas más importantes es la escritura: la disciplina de escribir contribuye a la disciplina de pensar.

A principios de año me propuse no pasar más de una semana sin escribir mil palabras, aunque muchas veces el escrito solo quede en un archivo en mi computadora y no lo publique en ningún lado. A la vez, fui viendo que muchos sucesos ocurrían alrededor y prácticamente no había nadie escribiendo sobre el tema desde una óptica cristiana. Pero no tenía la intención de saturar el espacio de Coalición con escritos de un mismo autor. Así que cuando decidimos empezar los blogs en Coalición, impulsado por el consejo de mi buen amigo Steven Morales, me animé y decidí embarcarme en esto de bloguear para la gloria de Dios con este espacio: Desde Perelandra. 

Y, ¿de qué vas a escribir?

En cuanto a lo que quiero decir a través de este medio, hay un principio general que creo se muestra en este tuit del año pasado:

Si nos descuidamos, es posible que olvidemos a Cristo en nuestra vida diaria. Mi deseo es poder escribir de cómo la persona y obra de Cristo afecta totalmente todo lo que hacemos y somos, como sociedad, como iglesia, y como individuos. A la vez, quiero tener al menos una sección semanal: “Lunes de música”, donde cada lunes pueda dejar conocer una canción (¡preferiblemente en español!) que haya sido de edificación para mí y que entiendo puede serlo para los demás. También podré escribir reflexiones más cortas que lo que usualmente hay en Coalición, y ofrecer comentarios a noticias y eventos que sean importantes para la iglesia. Por último, creo que en este espacio podré conversar más sobre arte y cultura desde una perspectiva Cristocéntrica. Puedes esperar al menos dos entradas a la semana sobre algunas de estas cosas.

¿Y por qué Desde Perelandra?

Perelandra es el nombre del planeta al que Ransom viaja en su segunda aventura espacial, luego de regresar de Marte. Es allí donde se encuentra con la Tinidril, la Reina de Venus; y es allí donde él se enfrenta con la encarnación del Oyarsa de la tierra, quien ha poseído al profesor Weston. A través de estos eventos, Ransom previene una catástrofe de magnitudes cósmicas y tiene un encuentro con Maleldil como nunca antes ni después. ¿Me sigues? Vamos de nuevo.

Perelandra es la segunda novela de la Trilogía Cósmica de C.S. Lewis, el autor de las Crónicas de Narnia. Es un libro que usa la ficción para presentar los conceptos más sublimes alguna vez escritos. A través de esta obra, Lewis logra pintar un planeta donde el primer hombre y la primera mujer han sido creados; donde Satanás trata de engañarlos; y donde Dios usa Su enviado para prevenir tal caída. El libro está repleto de diálogos que son cautivadores y profundos, y presenta mejor que ninguna otra obra de ficción que yo conozca las profundidades del evangelio.

Luego de los encuentros de Ransom en Perelandra, toda su vida en la tierra es diferente (como narra la tercera obra de la trilogía). Él es un hombre transformado, y ahora ve las cosas aquí debajo con otra óptica. Su encuentro con el Señor y un mundo puro transformó su forma de vivir la vida aquí debajo. ¿Me sigues? Por eso quiero escribir (y vivir) Desde Perelandra. (Pro tip: si te interesa, puedes usar desdeperelandra.com para llegar directo a este blog).

Bueno: Ya este post está más largo de lo que había pensado. ¿Qué tal si terminamos con las Palabras que dan vida eterna? Gracias por leer esto, y nos vemos en la próxima.

“…Y todos, revístanse de humildad en su trato mutuo, porque Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes. Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que El los exalte a su debido tiempo, echando toda su ansiedad sobre El, porque El tiene cuidado de ustedes”, 1 Pedro 5:5-7

 

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