Para que ustedes sean hijos de su Padre que está en los cielos; porque Él hace salir Su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos (Mateo 5:45).
¿Por qué sigue lloviendo,
Señor, si el que recibe tus aguas
al mismo cielo sigue escupiendo?
¿Por qué éste disfruta de bienes
y acumula posesiones,
si lo que ha hecho es despreciarte
y quedarse con tus dones?
¿Por qué? ¿Por qué en su cara hay risas,
si ese mismo rostro se volteó,
para no mirar
al que es fuente de sus sonrisas?
¿Por qué aún prueba alimento,
si con su boca blasfema
al Dador de su sustento?
¿Y por qué en la noche descansa
y duerme con comodidad,
si por el día su cuerpo
anda al servicio de la impiedad?
¿Por qué tiene tanto, si te ha robado la gloria?
¿Y por qué dejarle usar sus talentos
si no lo hace para Tu gloria?
¿Por qué te comportas así?
¿Por qué tanta misericordia?
¿Por qué?… ¿Por qué?
Mañana los rayos alumbrarán;
y habrá luz para todos,
pero seguiré preguntando:
¿Por qué todavía el sol sale para todos?
