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A continuación Los 10 mandamientos de un cristiano cuando tiene problemas con otro cristiano

 

I. No comentarás acerca de este problema con nadie.

No hables de tus diferencias con personas que no tienen nada que ver en el asunto. Si lo haces, se convierte en un chisme y podemos predisponer a nuestros hermanos, causando división y sembrando cizaña entre ellos.

 

II. Ora a Dios y pídele que te ayude a perdonar a esa persona.

La primera persona, (y en algunos casos la única) que debe escuchar del problema debe ser Dios mismo. Es importante ser honesto con el Señor y hablarle de esos pleitos con los hermanos. David le decía a Dios “tu amas la verdad en lo intimo” (Salmos 51:6)

 

III. Piensa y medita en cuales fueron tus responsabilidades en el problema.

Es importante asumir nuestra responsabilidad sin tener que justificar nuestras acciones. Al margen de lo que hizo la gente, es a Dios a quien le rendimos cuentas de nuestra vida, de nuestras decisiones, de nuestra actitud y de la forma como respondemos a las peleas con los hermanos. (Hageo 1:5)

 

IV. Busca a esa persona y conversa con ella.

La biblia nos invita a arreglar nuestras diferencias con los hermanos. Y aunque tú hayas sido el agraviado, toma la iniciativa para acercarte a ellos. Dios te respaldará. Ser un pacificador, es honroso delante de Dios (Mateo 5:9).

 

V. Pedirás perdón.

En muchos casos la biblia nos exhorta a humillarnos aunque nosotros no seamos los responsables del problema (Mateo 5:23-24).

 

VI. Perdonarás.

Si el problema se dio por un malentendido, una ofensa o algo similar, debes perdonarlo (Colosenses 3:13).

 

VII. Buscarás en la biblia escrituras que te ayuden

Para ayudarte a tener una perspectiva bíblica acerca de cómo conducirte y qué hacer ante los problemas, las ofensas y las injusticias, puedes leer la historia de José y la reconciliación con sus hermanos (Génesis 45). También la injusticia que vivió Jesús camino a la cruz (Isaías 53) o el llamado de Jesús cuando nos ofenden (Mateo 5:38-44).

 

VIII. Si buscas a una persona para mediar, asegúrate que sea alguien maduro.

Si vas a hablar del problema para buscar soluciones, encuentra a alguien espiritual y con autoridad en tu iglesia para que los ayude a restaurarse (Gálatas 6:1).

 

IX. No te amargarás.

No permitirás que el problema te robe la paz y el gozo.

 

X. Pasarás la página.

Mira hacia adelante y disfruta de tu relación con Dios recordando que “todas las cosas ayudan a bien” (Romanos 8:28)

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