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¿La muerte de Cristo significa que todos nuestros pecados pueden ser perdonados?

Sí. Debido a que la muerte de Cristo en la cruz pagó completamente el castigo de nuestro pecado, Dios, en Su gracia, nos atribuye la justicia de Cristo como si fuera nuestra y ya no se acordará de nuestros pecados.

Sí. Debido a que la muerte de Cristo en la cruz pagó completamente el castigo de nuestro pecado, Dios ya no se acordará de nuestros pecados.

Respuesta para Niños

Versículo bíblico

2 Corintios 5:21

Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en Él recibiéramos la justicia de Dios.

Devocional

ALISTAIR BEGG

Aunque un pecado fue suficiente para traer condenación, el regalo gratuito de la gracia en Cristo es la justificación de una multitud de ofensas. Y podemos estar seguros de esto, ya que la justicia de Cristo es la justicia de Dios, y Dios por tanto la glorificará, para que sea efectiva en aquellos que por fe la aplican a sus pecados diarios, hasta que, en el mismo momento, dejemos de pecar con nuestra partida de esta tierra.

Para este mismo propósito fue que el Hijo de Dios se hizo pecado voluntariamente, para que seamos liberados del mismo. Y si todos nuestros pecados puestos sobre Cristo no pudieron quitarle el amor de Dios, ¿nos lo quitarán a nosotros, cuando por la sangre de Cristo nuestras almas sean despojadas de ese pecado?

¡Oh, misericordia de misericordias, que… Él se atreviera a… hacernos Suyos de una forma que asombra a los ángeles; Su Hijo no solo tomó nuestra naturaleza y condición miserable, sino que también llevó nuestro pecado sobre Él, para que por medio de Cristo nos acerquemos a Dios como si fuese nuestro; y Cristo está presentándose en el cielo por nosotros, hasta que nos lleve con Él y nos presente ante Su Padre como Suyos por siempre!

Hace algunos años me diagnosticaron cáncer, y mi gran preocupación era que el cirujano pudiera extirparlo por completo. Realmente no me interesaba una cura parcial. Esta experiencia me hizo pensar que cuando pensamos en que Jesús llevó nuestros pecados, el misterio, y la maravilla del evangelio es que Él trata con todos ellos. Aquel que es absolutamente perfecto murió por pecadores, identificándose con nosotros en nuestra culpa y siendo sujeto a nuestro castigo.

Cuando Pablo le escribe a los corintios, les dice que en Dios no serían condenados por sus pecados (Ro. 8:1). Y la razón de esto es porque ya Cristo había pagado por ellos. Jesús no murió como un mártir, sino como un sustituto. La invitación del evangelio es para todos, pero la seguridad del perdón solo es dada a aquellos que están en Cristo, aquellos por quienes Cristo pagó la deuda.

Augustus Toplady captó esta seguridad cuando escribió:

Roca de la eternidad, fuiste abierta Tú por mí; sé mi escondedero fiel; solo encuentro paz en Ti,

Rico, limpio manantial, en el cual lavado fui. Aunque sea siempre fiel, aunque llore sin cesar,

Del pecado no podré justificación lograr; solo en Ti teniendo fe, deuda tal podré pagar.

Pedro nos dice que los ángeles anhelan contemplar estas cosas (1 P. 1:12). Y lo que ellos observan desde lejos, el creyente lo conoce a la perfección. La maravilla de todo esto es que nuestra desobediencia está completamente cubierta por la obediencia del Señor Jesús… todos nuestros pecados han sido limpiados para siempre.

Oración

Padre perdonador, cuando nos cubres con la justicia de Cristo, no te acuerdas más de nuestros pecados. Los has puesto tan lejos como está el este del oeste. Permite que no dudemos de tu perdón, de tu misericordia o de tu amor, sino que acudamos a ti como tus hijos amados. Amén.