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Todos sabemos que la Biblia está llena de paralelismos asombrosos en los que personas y eventos pasados anuncian a personas y eventos posteriores. Dios tiene una forma artística de ordenar la historia e inspirar las Escrituras, permitiéndonos ver patrones en su obra redentora.

Esto es exactamente lo que vemos en el libro de Éxodo a través de Moisés, particularmente en sus primeros capítulos (típicamente referidos como la narración de su nacimiento). Moisés no solo sirve como redentor y salvador de Israel; sirve como un adelanto de la experiencia de Israel, casi como el avance de una película. La experiencia de vida de Moisés sigue un patrón de muerte y resurrección que luego será repetido por Israel, así como por alguien más grande que Moisés.

A las aguas de la muerte

Antes de que Yahvé condujera a Israel a través de las aguas de la muerte y del renacimiento guiados de la mano de Moisés, su pastor, hizo que Moisés mismo sobreviviera esa prueba de agua.

La historia comienza con el nacimiento de Moisés como contexto para lo que sigue: su rescate a través de las aguas del Nilo y su subsiguiente nombramiento. Faraón acaba de encargar a su pueblo arrojar al río a todo hijo nacido de los israelitas (Éx 1:22). De esta manera, el río llega a simbolizar la muerte y la madre de Moisés debe entregar a su hijo a estas aguas de muerte.

Primero ella le construyó un arca pequeña. La palabra para arca (tevah) aparece solo aquí y en la historia del diluvio (Gn 6-9). Parece ser una palabra egipcia que significa cofre o ataúd. Como dice James Cooper Gray: “El salvador de Israel fue puesto en un ataúd y sacado de una tumba de agua”.

Rescatados de las aguas de la muerte

Sin embargo, al igual que con la historia del diluvio, el arca es un medio de salvación de las aguas de la muerte. Noé y su familia salieron por la puerta del arca para poblar la tierra recién limpiada (Gn 8:15-19), por lo que el arca funcionó más como un útero que como una tumba.

En la Biblia, la redención por medio del agua es solo la primera parte de un patrón más amplio

En la primera mitad de la narración del diluvio, las aguas representan muerte y destrucción (Gn 7), solo para dar paso a la idea de vida y nueva creación (Gn 8), comenzando con el envío de Dios de un viento (ruakh) sobre las aguas para que aparezca la tierra seca (Gn 8:1).

De manera similar, en la historia del renacimiento de Moisés vemos la escena cambiar de muerte a vida cuando la hija de Faraón desciende al río a bañarse (Éx 2:5). Sus doncellas, como parteras asistentes, le llevan el arca y cuando la abre ve al niño. En este relato bellamente elaborado, la palabra para “niño” (Éx 2:6) es el centro exacto de la historia, como si estuviera entre corchetes rodeado por 70 palabras en cada lado.

Vista previa del Mar Rojo

La resurrección simbólica de Moisés a través de las aguas también sirve como preludio del rescate de Israel a través del Mar Rojo (Éx 14-15). Además de las imágenes de muerte y resurrección, los dos relatos comparten varios detalles. El arca de Moisés, por ejemplo, está colocado entre los juncos (sûp) en la orilla del río (Éx 2:3, 5), que sirve como enlace con el Mar de Juncos (sûp; Éx 10:19; 13:18; 15:4, 22) a través del cual Israel sería rescatado.

La frase “a la orilla” del río (Éx 2:3) tiene un paralelo cuando Israel ve a los egipcios muertos “a la orilla” del mar (Éx 14:30). Además, Miriam está presente en ambos eventos (Éx 2:4, 7; 15:21). Su posición a distancia para saber qué se haría con el bebé se refleja cuando Israel es llamado a estar firme y ver la salvación de Yahvé (Éx 14:13).

Siguiendo el patrón de éxodo

En la Biblia, la redención por medio del agua es solo la primera parte de un patrón más amplio. Para nuestros propósitos, podemos referirnos a este movimiento como un patrón de éxodo (aunque, dado que la salvación es un acto nuevo de creación, en realidad es un patrón de creación).

  • En Génesis 1-3, la tierra es rescatada a través de las aguas primordiales y Adán es llevado al monte del Edén.
  • En Génesis 6-9, Noé es rescatado a través de las aguas del diluvio y llevado al monte Ararat.
  • En Éxodo, Israel es rescatado a través de las aguas del mar y llevado al monte Sinaí.
  • Eventualmente, Israel pasaría por las aguas del Jordán para vivir con Dios en la tierra, centrada en el monte Sión.

El Señor Jesús pasó por el patrón del éxodo para convertirse en nuestro pionero en la salvación

Después de pasar por las aguas del Nilo, Moisés llega al “monte de Dios” (Éx 3:1). El precursor de Israel se ajusta al patrón de éxodo más amplio. En la historia, transcurren 80 años entre el rescate de Moisés de las aguas y su encuentro con Dios en la montaña, pero Moisés ya está en el desierto a los cinco versículos de su renacimiento (Éx 2:15), lo que hace que el patrón sea aún más evidente.

Los paralelos podrían desarrollarse aún más: Moisés pasó 40 años en el desierto antes de regresar a Egipto como el salvador de Israel (Éx 7:7; Hch 7:23), e Israel, debido a su incredulidad y rebelión, sería probado como errante por el desierto durante 40 años (Nm 14:33). Además, durante su entrada original al desierto, Moisés se detuvo y salvó a las siete hijas de Jetro de los pastores malvados del desierto y luego dio de beber a su rebaño (Éx 2:15-17), anunciando su posterior suministro de agua para Israel en el desierto (Éx 15: 22-27; Nm 20:1-13).

Alguien más grande que Moisés

¿Qué hacemos con todos estos paralelos y otros más? El punto es que el mediador del pueblo de Dios debe primero experimentar el trayecto por sí mismo, para poder guiar al pueblo por el mismo camino. De manera similar, aunque infinitamente más maravillosa, el Señor Jesús pasó por el patrón del éxodo, siendo rescatado de la muerte y la tumba y llevado a la presencia celestial del Padre, para convertirse en nuestro pionero en la salvación.

Este es el gran mensaje de Hebreos: que el Hijo de Dios asumió nuestra humanidad a través de la encarnación, haciéndose un poco menor que los ángeles para que, a través de su sufrimiento expiatorio y muerte, y por su resurrección y ascensión a la diestra de Dios, Él ahora pueda conducir a su rebaño como pastor y precursor a la misma gloria de la resurrección, aun a la ciudad que Dios ha preparado para su pueblo.

A través de la vida de Cristo, Él ha abierto el camino a Dios y ahora, por esa misma experiencia en nuestra humanidad, puede compadecerse de nuestras debilidades y amargos sufrimientos a lo largo del camino (Heb 2:10; 4:15; 6:20).


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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