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Mi hermana ha sido misionera en la argentina por más de 16 años. Se casó con un mendocino, y tengo dos sobrinas nacidas y criadas en la Argentina. He tenido el privilegio de visitar ese hermoso país en unas tres ocasiones, y debo decirles que me encanta. La Recoleta, el Iguazú, Bariloche, el Aconcagua y la carne asada. Por mis lazos tan estrechos con el país, le tengo un amor especial a la Argentina y a los argentinos. Entonces, ¿cómo debo reaccionar a la elección de un papa argentino? Hoy en Facebook vi muchos evangélicos hispanos reaccionando con gozo por la elección del primer papa latinoamericano. En cierta forma, me sorprendió la respuesta, ya que para los protestantes la figura del papa no es una que seguimos ni respaldamos.

En los últimos años ha habido muchos esfuerzos ecuménicos para tratar de aliviar las diferencias entre la iglesia católica y los evangélicos.  Pero estos esfuerzos siempre terminan en el mismo lugar. Tenemos muchas enseñanzas en común: la doctrina de la Trinidad, la Deidad de Cristo, el nacimiento virginal, etc. Pero tenemos diferencias fundamentales en nuestra soteriología (doctrina de salvación), diferencias eclesiásticas, y en la creencia de la Infalibilidad Papal. La figura del papa representa una de las principales razones por la que evangélicos y católicos no pueden llegar a una reconciliación doctrinal. Los católicos creen que cuando el papa habla de forma “Ex cathedra”, sus palabras son inerrantes. Esto quiere decir que no puede errar, y que sus edictos están al nivel de las Santas Escrituras en aspectos de fe y moral.

Los evangélicos creemos que solo la Biblia puede hablar con esta autoridad. Por eso, desde mi perspectiva, no hace diferencia si el papa es europeo o latinoamericano, ya que como Evangélico no acepto su autoridad. Mi posición sobre la Iglesia Católica puede ser controversial en estos tiempos,  pero yo no veo esta iglesia como una verdadera iglesia, puesto que predican un evangelio falso. Vemos en el libro de Gálatas que Pablo ataca fuertemente el entendimiento erróneo de falsos maestros cuando predican un evangelio falso, un evangelio que no está basado en la justificación por fe. Quizás algunos se preguntarán: “¿Porqué este tema es tan importante?”

La diferencia principal entre Católicos y Protestantes es sobre la pregunta “¿cómo somos salvos?”. Los Católicos afirman que son salvos por gracia infundida en ellos, que los hace llegar a un estado de justicia o rectitud. La justificación protestante dice que somos salvos por fe por medio de la imputación de la justicia de Cristo; o sea que nos es dada la justicia o rectitud de Cristo por fe. Romanos 4:3 dice “Y creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia”. La Biblia es clara en eso: la única forma de ser salvo es por medio de la fe en Cristo y Su justicia imputada. Al pastor John Piper le preguntaron “¿qué haría si tuviera dos minutos para hablar con el papa?” Allí él responde:

“Pienso que la Reforma no ha terminado. Es que pienso que no ha sucedido suficiente cambio en el entendimiento de la justificación en Roma y varias otras áreas”.

Piper dice que le preguntaría al papa:

“’¿Ustedes enseñan de que debemos confiar plenamente en la justicia de Cristo imputada a nosotros por fe solamente, como la base para que Dios nos acepte, y que luego de esto viene santificación?’ Si él dice que no, le diría: ‘Pienso que en el núcleo de la teología Católica hay una herejía”.

Por consiguiente, parte de la misión de la iglesia evangélica es evangelizar con el verdadero evangelio a personas católicas, para que puedan conocer el evangelio de la gracia. La elección de un papa Hispano en cierta forma me preocupa, ya que pienso que le dará fuerza a la iglesia Católica en Latinoamérica, afectando su evangelización. Como buen reformado, sé que la elección de este papa no escapa a la soberanía de Dios, pero mi oración es que esto no detenga el crecimiento del verdadero evangelio en Latinoamérica.

Sí quisiera aclarar algo: aunque tenemos grandes diferencias doctrinales, estamos agradecidos de que Dios en su gracia permita que una figura política y religiosa como el papa luche en favor de los derechos de aquellos que no han nacido, y busque mantener la integridad del matrimonio entre un hombre y una mujer. Desde mi perspectiva, no importa de qué continente venga el papa, sea europeo, africano o americano, estamos agradecidos de tener un aliado en estas causas tan importantes. Pero nada de esto cambia la realidad de que el Papa apoya un evangelio que no es el verdadero.

Quiero que me entiendan: no estoy diciendo que odiemos a los Católicos. En este mundo postmoderno confundimos el desacuerdo con el odio o la falta de tolerancia. Lo que estoy diciendo es que los evangélicos, que conocemos el verdadero evangelio de la salvación por medio de la imputación de la justicia de Cristo, amamos a los católicos de tal forma que le decimos que para conocer a Cristo, deben conocer el verdadero evangelio. Mi sorpresa con la reacción de los evangélicos hispanos es que la Iglesia Católica no necesita un papa hispano: lo que necesitan es un arrepentimiento de cientos de años de predicar falsa doctrina. Me preocupa que pensemos que no tenemos que predicar el evangelio a católicos. Si un católico cree los dogmas católicos sobre salvación, él no ha conocido el verdadero evangelio. Ellos necesitan escuchar las buenas nuevas de salvación. Con amor y misericordia, prediquemos la infinita gracia de Dios en Cristo a católicos, musulmanes, ateos, y a todos aquellos que no han conocido el verdadero evangelio.

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