¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Todos experimentamos diferentes tipos de miedos: temores por el futuro, por relaciones, por el trabajo y las finanzas, por nuestra salud o por nuestros seres queridos, y quizá incluso temor por apartarnos de Cristo. El miedo a menudo surge y permanece porque no sabemos cómo luchar contra él. Nos sentimos impotentes ante sus amenazas.

Cuando surgen temores, ¿cómo respondes? Cuando las facturas se acumulan, algunos dejamos que esto consuma nuestros pensamientos; otros prefieren alejarse. Cuando están despidiendo personal en el trabajo y nuestro empleo está en peligro, algunos nos aislamos; otros descargamos el estrés en nuestra familia. Cuando surgen problemas de salud, algunos nos distraemos comprando o entreteniéndonos; otros vuelven a caer en un viejo patrón de pecado. El miedo a menudo nos lleva a todos lados, excepto a Dios.

Cuando Moisés murió, toda la nación estaba aterrorizada. Sabemos que el pueblo de Dios tenía miedo, puesto que Él le dice a Josué tres veces en cuatro versículos: “Sé fuerte y valiente… Solamente sé fuerte y muy valiente… ¿No te lo he ordenado yo? ¡Sé fuerte y valiente!” (Jos. 1:6-9). Tal vez puedas sentir el miedo de ellos en estas palabras. Eso hace de este pasaje una especie de manual para enfrentar la ansiedad y los temores.

Tu peor temor

¿Cuál es la primera declaración que Dios hace? “Mi siervo Moisés ha muerto” (Jos. 1:2). Él les recuerda lo que más temían: deben salir con fe, a una tierra extranjera, a luchar contra ejércitos masivos, y sin Moisés. Dios no evita la realidad ni trata de distraer a su gente con otra cosa. Él aborda la dura verdad con honestidad.

Pero Dios quiere que su pueblo escuche cascadas de consuelo y confianza en esas cinco palabras. Él lo llama: “Moisés mi siervo”. Sí, Moisés está muerto, pero él no era más que un siervo enviado por Dios, y Dios no morirá. Y sus promesas nunca expirarán. Él dice: “Moisés, mi siervo, ha muerto. Ahora pues, levántate, cruza este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que Yo les doy a los Israelitas”. Puede que Moisés haya muerto, pero las promesas de Dios viven. No importa cuán sombrío sea el momento, Dios nunca olvidará su palabra para con ellos, ni para contigo.

No importa cuán sombrío sea el momento, Dios nunca olvidará su palabra para contigo.

Dios no trae buenas noticias que minimizan o ignoran las duras realidades. Las noticias que trae son lo suficientemente buenas como para confrontar y superar las peores amenazas que Sus hijos puedan enfrentar, como la muerte y la guerra y todo lo que te atormenta.

¿Qué dice Dios?

Cuando Dios envió a su pueblo al otro lado del Jordán y al peligro, les prometió llevarlos a través del fuego: la tierra ya era de ellos. Sí, grandes ejércitos los esperaban, y las batallas difíciles quedaban por ganarse, pero la tierra ya había sido tomada para ellos. “Todo lugar que pise la planta de su pie les he dado a ustedes, tal como dije a Moisés” (Jos. 1:3).

Sus manos nerviosas y sus pies inquietos ilustran nuestra falta de fe en circunstancias desafiantes o angustiantes. Dios nos ha prometido más en Cristo, y con más evidencia. En la cruz, en la tumba vacía, y con el Espíritu Santo. Sin embargo, a menudo todavía tenemos miedo de confiar en Él y dar un paso adelante. Permitimos que el miedo silencie la clara voz de Dios en Cristo.

Cuando tengas miedo de ahogarte en el río de tus finanzas, o de quemarte en el fuego de la aflicción, recuerda que Dios te ha dicho:

“No temas, porque Yo te he redimido, te he llamado por tu nombre; mío eres tú. Cuando pases por las aguas, Yo estaré contigo, y si por los ríos, no te cubrirán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama te abrasará”, Isaías 43:1-2.

¿Cuáles son las palabras más importantes de Dios con respecto a los temores de Israel? “Estaré contigo. No te dejaré ni te abandonaré… El Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas” (Jos. 1:5, 9). Es una promesa, pero no solo una promesa de recibir tierra, o victoria sobre los enemigos, o paz, o leche y miel. Es una promesa que viene de Dios acerca de sí mismo. “Estaré contigo”. Si realmente creemos que el Dios del universo está con nosotros, realmente con nosotros, cualquiera que sea el temor que enfrentemos, no será tan intimidante.

Si creemos que el Dios del universo está con nosotros, cualquiera que sea el temor que enfrentemos, no será tan intimidante.

Nuestro Dios hace todo lo que promete, en toda circunstancia, en todo momento. Cuando la vida se pone difícil, Él nos está instando para que nos apoyemos más en su Palabra.

Sumérgete en sus palabras

Pero Dios no solo le da promesas a su pueblo cuando sienten miedo. Él les da órdenes para seguir adelante. Él no solo les dice que todo estará bien, sino que los llama a seguirlo por en medio fuego. Él los llama a depender en las promesas de Su fuerza y ​​ayuda, provisión y liberación, con una actitud llena de fe y, a menudo, en circunstancias desalentadoras.

Y su instrucción más clara es la más difícil, humanamente hablando: “Sé fuerte y valiente… Solo sé fuerte y muy valiente… ¿No te lo he ordenado? Sé fuerte y valiente” (Jos. 1:6-9). La fuerza y ​​el valor no son tareas o quehaceres; son realidades mentales y emocionales que van más allá del dominio de nuestro control inmediato. No le podemos decir a nuestros corazones que sean fuertes y valientes. ¿O podemos?

El Señor les da una segunda orden:

“Solamente sé fuerte y muy valiente. Cuídate de cumplir toda la ley que Moisés mi siervo te mandó. No te desvíes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito dondequiera que vayas. Este Libro de la Ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito”, Josué 1:7-8.

No podemos simplemente decirle a nuestros corazones que sean fuertes o valientes… pero Dios sí puede. Si quieres encontrar fortaleza cuando te sientes débil, o valor cuando te sientes avergonzado o temeroso, medita en lo que Dios ha dicho y haz lo que Él diga. Deja que sus promesas, sus mandamientos, sus obras, y sus caminos laven tus miedos e inseguridades.

No podemos simplemente decirle a nuestros corazones que sean fuertes o valientes… pero Dios sí  puede.

A medida que te esfuerces por conocer y cumplir su voluntad, la fuerza y ​​el valor de fuera de ti emergerán dentro de ti, por el poder de su Espíritu.

Fortalece a alguien más

La próxima vez que vemos las palabras “sé fuerte y valiente” en el libro de Josué es al final del primer capítulo. Después de que Josué había escuchado del Señor, fue a entregar el mensaje al pueblo. Ellos le respondieron:

“Haremos todo lo que nos has mandado, y adondequiera que nos envíes, iremos. Como obedecimos en todo a Moisés, así te obedeceremos a ti, con tal que el Señor tu Dios esté contigo como estuvo con Moisés. Cualquiera que se rebele contra tu mandato y no obedezca tus palabras en todo lo que le mandes, se le dará muerte. Solo se fuerte y valiente”, Josué 1:16-18.

La gente una vez temerosa se convirtió en el medio para dar la valentía de Dios a otra persona, en este caso, a su nuevo líder, Josué, quien era ahora su nuevo Moisés.

¿Quién en tu vida enfrenta circunstancias desalentadoras o pruebas abrumadoras, del tipo que tentaría a dudar de las promesas y la fidelidad de Dios? ¿Quién a tu alrededor necesita escucharte decir: “Sé fuerte y valiente”? ¿A quién se le debe recordar que Dios ha dicho: “Nunca te dejaré ni te abandonaré”, y “siempre estaré contigo, hasta el fin de los tiempos”?  Recuérdales lo que Dios ha prometido, y luego llámalos a que lo sigan con fuerza, valor y gozo, y por el poder de Dios, para ser liberados del temor.


Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Alicia Ferreira.
Imagen: Lightstock.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando