¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

De seguro conoces la historia de Job. La Biblia nos dice que él era intachable, recto, temeroso de Dios, y apartado del mal. Otras traducciones erróneamente dicen que Job era “perfecto”, pero sabemos por el libro mismo que este no era el caso, sino que Job también era pecador (cp. Ecl. 7:20). Él no era un hombre perfecto en el sentido de que nunca cometía un error, pero sí era un hombre intachable; es decir, era un hombre “sin cola que pisar”. Podemos decir que Job era:

  • Un hombre íntegro, que cumplía lo que prometía.
  • Un padre de familia íntegro, que estaba atento a la vida de sus hijos.
  • Un hombre trabajador, que había visto el fruto de la buena mayordomía.
  • Un hombre espiritual, que sabía que la vida que vale la pena es una sometida a Dios.

Esa sería la riqueza más importante de este hombre, que era sin igual, y es lo primero que acentúa el libro (Job 1:1; luego Dios lo repite en varias ocasiones). Pero Job no solo era rico en buenas obras, sino que también era rico en bienes materiales. El texto nos dice que:

“Su hacienda era de siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas y muchísima servidumbre; y era aquel hombre el más grande de todos los hijos del oriente” (Job 1:3).

Un cálculo de la riqueza de Job

Ahora bien, hoy en día no calculamos los bienes en vacas y ovejas. Por tal razón, no podemos medir bien hasta dónde llegaban las riquezas de Job. Pero (y sabiendo que en cada país estas cosas pueden tener valores diferentes) aquí hay una comparación de cómo, más o menos, podía cuantificarse su riqueza en dólares.

  • 7,000 ovejas a $200 dólares cada una = $1,750,000. Recordemos también que las ovejas dan lana, leche, y su carne es comestible, aumentando significativamente su valor.
  • 3,000 camellos, a $300 cada uno = $900,000. Los camellos sirven también como medio de transporte y para movilizar cargas, lo que los hace muy preciados, mucho más allá de su precio de marca.
  • 500 yuntas de bueyes a $3,000 cada yunta = $1,500,000. Cada yunta contenía dos bueyes en un yugo, con el propósito de arar la tierra. Los bueyes en sí mismos eran costosos, pero producían muchas veces su costo, ya que estos eran los tractores de su tiempo.
  • 500 asnas a $1,000 cada una = $500,000.

Solo en “instrumentos de trabajo”, Job poseía más de 4.6 millones de dólares. Pero piensa en la cantidad de tierra que él tendría para poder sostener todos esos animales. Y luego en la cantidad de productos que tales animales producirían, además de los frutos de los árboles en su hacienda.

Y hay algo más que agregar: esto fue en una sociedad de hace miles de años, donde la población era mucho más reducida (quizás menos de 100 millones de personas en todo el mundo). Sin duda, Job era “el más grande de todos los hijos del oriente”. Hoy lo pudiéramos comparar con un Jeff Bezos o Bill Gates.

Job nos modela una buena vida, y es a la vez un recordatorio de lo frágil que somos.

Hay un punto más de la riqueza en la vida de Job que debemos mencionar, y es su riqueza familiar. Honestamente, me encanta la descripción de su familia: 10 hijos, todos llevándose bien, celebrando sus cumpleaños (lo que significa, posiblemente, que celebraran “cada uno por turno”, Job 1:4) juntos en banquetes, en armonía. ¿Quién no daría todo su dinero por una verdadera armonía familiar?

Un modelo de lo frágil que somos

Como vemos, Job era rico en buenas obras, rico en bienes materiales, y rico en armonía familiar. Este es el modelo de una buena vida, y es a la vez un recordatorio de lo frágil que somos. En una sola tarde, Job pasó de ser el hombre más dichoso del mundo a ser el hombre más desdichado. De tenerlo todo a perderlo todo.

Ese hombre, siervo del Dios vivo, sufrió como ningún otro en su tiempo, y sufrió siendo inocente (Job 2:3). De esta manera, él nos apuntaba a uno que no consideró el tener las riquezas de la persona de Dios como algo a qué aferrarse, sino que se ofrecería al sufrimiento de la muerte de cruz, para que su sacrificio nos garantizara la verdadera buena vida: la vida eterna.


Imagen: Lightstock.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando