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Stan Lee fue una leyenda viviente. El escritor y dibujante, famoso por crear y co-crear a personajes como el Hombre Araña, los 4 Fantásticos, Iron Man, entre muchos otros superhéroes, murió hoy a la edad de 95 años. Algunos lo consideran un héroe —casi un superhéroe— moderno, ya que ha influenciado la brújula moral de millares.

Si bien ya era famoso desde antes, Lee se convirtió en ícono de la cultura popular al aparecer como personaje “extra” en todas las películas modernas de superhéroes de la casa Marvel. Era común escuchar los susurros de “ese es Stan Lee” cuando aparecía en pantalla. Su talento, carisma, y su famoso “¡Excélsior!” lo catapultaron a la fama.

El escritor hizo varios cambios a la narrativa tradicional de los superhéroes al quitarles la capa, en muchos casos también la identidad secreta, y hacerlos más humanos, incluyendo problemas cotidianos en sus historietas (como los problemas amorosos de Peter Parker, o la falta de fondos en los proyectos de Reed Richards).

En los últimos años las películas de superhéroes han dominado la taquilla y la conversación de países enteros. Por lo tanto, la imaginación y la pluma de Stan Lee impactaron a un sinnúmero de personas, desde pequeños que aún no saben hablar bien pero ya identifican las diferencias entre los superhéroes de Marvel y DC, hasta adultos que están dispuestos a gastar bastante dinero para disfrutar de la última película de Avengers.

Sería una locura pensar que Lee no ha tenido influencia en el cristianismo moderno. Alguien podría argumentar que él mismo fue influenciado por la cultura judeo-cristiana. No es un secreto que muchos de los primeros escritores de cómics buscaban hacer paralelos entre las historias bíblicas y los recuadros de las historietas. Los superhéroes, de manera natural, se convirtieron en el equivalente moderno de los dioses de la antigua Grecia.

En gran manera, las narrativas de los superhéroes, incluso aquellos inventados por Lee, resuenan con las narrativas heroicas de la Biblia. El sentido de justicia, la fuerza sobrehumana, el estar dispuesto a dar la vida por un grupo de inferior fuerza o inteligencia, todo eso proviene en gran medida de una cultura occidental moldeada por principios bíblicos.

Con la muerte de Stan Lee, muere uno de los grandes del pasado, de la época de oro de los cómics. Y no puede dejar de sorprendernos cómo nuestra cultura puede aceptar con gran aclamo narrativas de salvación por parte de humanos o humanoides poderosos, y al mismo tiempo rechazar al Dios hecho hombre, quien dio su vida para salvar a millones de la destrucción eterna.


Imagen: © Luigi Novi / Wikimedia Commons.
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