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De vez en cuando, los pastores escuchan a miembros de la iglesia o compañeros líderes de la iglesia decirles que ellos deben mantenerse al margen de la «política» o las «causas sociales» y «solo predicar el evangelio». Manténte en tu carril. Concéntrate en lo principal; lo que Pablo dice que es «de primera importancia». No pierdas de vista el mensaje central del cristianismo. No te distraigas con propuestas políticas y el activismo social.

He estado pensando durante un tiempo en este consejo común. Veo formas en las que «solo predicar el evangelio» puede ser un consejo tanto bueno como malo.

Lo bueno

En el mejor de los casos, esta advertencia habla de un peligro real y siempre presente de enfatizar algo menos central que el evangelio y poner en un segundo plano el único mensaje en el mundo con el poder de cambiar el corazón humano.

El maligno trabaja horas extras para sacar la cruz y la resurrección de Jesús del centro de la predicación de un pastor, reemplazando las buenas nuevas con buenos consejos o autoayuda inspiradora. Para el maligno, si es una causa lo que reemplaza a la cruz, incluso una buena causa, ¡que así sea! Siempre y cuando la cruz quedé descentralizada y disminuida.

No es difícil encontrar predicadores que den cátedra sobre todo tipo de temas, cuyos sermones suenan como comentarios sobre política y cultura, con un poco de Biblia mezclada. Peor aún, no es difícil encontrar congregaciones que quieran este tipo de predicación, prefiriendo ser inspirados por una temporada o informados sobre la política, que confrontados y consolados por la cruz sangrienta de Cristo.

El mandato de Pablo a Timoteo de predicar el evangelio a tiempo y fuera de tiempo significa que debemos rechazar la tentación de satisfacer a la gente que clama por comentarios sobre cada tema bajo el sol, como si el objetivo del sermón fuera proporcionar una justificación bíblica para los esfuerzos terrenales. Somos predicadores, no comentaristas de actualidad.

Lo malo

En el mejor de los casos, «solo predica el evangelio» sirve como una advertencia necesaria para permanecer atado al mensaje central del cristianismo. En el peor de los casos, significa «no toques mi ídolo».

Con demasiada frecuencia, el mandato de «solo predica el evangelio» tiene menos que ver con el evangelio que con el tema que debe evitarse. «Solo predica el evangelio» significa: «no hables de raza», «no menciones el aborto», «mantente alejado de la sexualidad» o «no te concentres en los inmigrantes». En estos casos, «solo predica el evangelio» no se trata de mantener la cruz y no una causa en el centro de la iglesia; es una advertencia sobre colocar la causa «incorrecta» en el centro. Claro está, la «causa incorrecta» es lo que sea que cause malestar en la congregación.

Por supuesto, aquellos que exhortan a un predicador a que se concentre en el evangelio piensan que lo dicen con buena motivación, no mala. Piensan que su deseo está basado en la Biblia; realmente quieren que el pastor se ciña a «Así dice el Señor» en lugar de vagar por el territorio de «Esto es lo que piensa tu pastor sobre todo lo demás».

Sin embargo, la señal reveladora de que «centrarse en el evangelio» significa algo más es cuando el mandato proviene de alguien cuya atención parece estar dedicada a todo menos al evangelio. La ironía es fuerte cuando alguien que les dice a todos los demás que se concentren de manera principal en el evangelio tiene una cuenta de Twitter o Facebook llena de política o activismo social de varios tipos. En este caso, el significado es claro :«solo predica el evangelio» significa «por favor, predica mi política».

Sí, predica el evangelio 

El evangelio es lo que diferencia al cristianismo de cualquier otra religión. El evangelio es la fuente del cambio de vida. Es el poder para el cambio mundial. Los movimientos van y vienen. Los partidos políticos suben y bajan. El evangelio de Cristo crucificado y resucitado es poder de Dios para salvación. Entonces, sí, ¡predícalo!

Mientras lo haces, asegúrate de ofrecer el evangelio como la solución para todo tipo de pecados, no solo aquellos de los que tu congregación prefieres que hables. No confíes en la «predicación del evangelio» como una forma de permanecer en silencio sobre asuntos controversiales. El evangelio no deja ningún ídolo sin tocar.

Mientras predicas, asegúrate de exponer las implicaciones del evangelio que se extienden a todas las esferas de la vida. El evangelio de la obra de Cristo a nuestro favor nos lleva a nuestras buenas obras a favor del mundo.

Este es el desafío para el predicador de hoy: mantener la cruz en el centro y predicar todo el consejo de Dios.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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