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A continuación mi respuesta a un correo electrónico que recibí con la siguiente pregunta: “Creo que la iglesia debe ser para todos los hijos de Dios. Sin excepciones. Yo soy un hombre gay. Mi pregunta es, ¿sería yo plenamente aceptado sin ser juzgado y plenamente bienvenido y pudiera servir en la iglesia que usted pastorea?”.

He cambiado toda la información personal, pero aparte de eso, mi respuesta se halla en su totalidad a continuación. Espero que sea de utilidad para quienes afrontan preguntas similares.


Estimado D:

Bienvenido a nuestra hermosa ciudad. Es genial saber de usted y escuchar de su previa conexión con nuestra iglesia. Qué gran ministerio ha tenido esta iglesia desde hace casi 100 años.
En cuanto a su pregunta, depende de lo que usted quiere decir con “Yo soy un hombre gay”, y de lo que quiere decir con ser “aceptado por completo sin juicio y plenamente bienvenido” y “poder servir en Ashland Avenue”.

Si por “Yo soy un hombre gay” quiere decir que usted lucha con la atracción hacia el mismo sexo, reconociendo que cualquier actividad sexual fuera de un pacto matrimonial entre un hombre y una mujer es pecaminosa y que usted desea del discipulado cristiano para caminar de acuerdo con el evangelio a medida que lucha con esta tentación, entonces nos alegraríamos por su honestidad y franqueza y le recibiríamos en nuestra iglesia. En este momento tenemos miembros fieles y responsables en esa misma situación y tratando de vivir una vida célibe para la gloria de Cristo.

Por supuesto, esto realmente no es diferente a un hombre que lucha con deseos sexuales heterosexuales inmorales, o a cualquiera de los miles de deseos pecaminosos con los que todos luchamos como discípulos de Cristo. El pecado es un delincuente que no hace acepción de personas y algo con lo que cada cristiano lucha en una forma única.

Si por “Yo soy un hombre gay” quiere decir que usted abraza un estilo de vida de actividad homosexual y se niega a reconocerlo como pecado, sin importar lo que dice la Escritura y que usted busca una iglesia que afirme la actividad homosexual y/o el matrimonio entre personas del mismo sexo, eso sería un asunto completamente diferente. Pero el pecado homosexual no es único en relación a esta manera de proceder. Lo mismo sería cierto si un hombre se acercara a nosotros y dijese: “Soy un hombre ‘inserte un pecado aquí’” y al decir eso él quisiera decir que planea seguir pecando de esa manera y abrazarlo como un estilo de vida, sin importar lo que dice la Escritura. Hay una diferencia abismal entre luchar con un pecado y abrazar un pecado. Dios nos salva donde estamos, pero nos ama demasiado para dejarnos allí. Él está conformando a Su pueblo a la imagen de Cristo.

En cuanto a ser aceptado por completo sin ser juzgado y plenamente bienvenido, y poder servir en nuestra iglesia, eso también dependería de lo que usted quiere decir. Damos la bienvenida a todos los que deseen asistir a nuestros servicios de adoración. Considere esto su invitación a adorar con nosotros. Nos encantaría contar con su presencia. Si se refiere a que usted desea ayuda en una comunidad de fe que rinde cuentas, para luchar contra el pecado, entonces yo diría que somos una comunidad de creyentes cuya esperanza se encuentra en la obra culminada de Jesucristo para el perdón de nuestros pecados, no en nuestra bondad. Todos somos pecadores que luchamos y tratamos de seguir a nuestro Señor y Salvador y nos animamos los unos a los otros a hacerlo.

Por otro lado, si se refiere a que desea una iglesia donde cualquier comportamiento en el que usted participe sea afirmado y aceptado en la membresía de la iglesia, entonces la respuesta sería “no”. No creo que usted quiera ser parte de una congregación que tolera cualquier comportamiento o acción entre sus miembros.

Todos estamos quebrantados en nuestro pecado y tenemos gran necesidad de aceptación por parte de Dios a través de la obra expiatoria de Jesucristo. Todos somos pecadores culpables que se rebelaron contra un Dios santo y que necesitan desesperadamente responder a Cristo con la fe del arrepentimiento. Es la conciencia de nuestro pecado la que revela nuestra necesidad de redención en Cristo. La autoaceptación no debe reemplazar el arrepentimiento y el amor liberador de Cristo que nos libera de la esclavitud de nuestros pecados. La fe, el pecado y el arrepentimiento son dirigidos por Cristo. La autojustificación es dirigida por el hombre y exhibe a Dios como una especie de terapeuta divino que nos ayuda a aceptarnos a nosotros mismos.

Tiene usted razón en que el evangelio de Dios se trata de su “amor, aceptación, no juzgar, y perdón para todos”, pero tales son los frutos de los creyentes que confían en Dios y están de acuerdo con Dios acerca de su pecado por medio de la fe del arrepentimiento. Lo cómodo y conveniente sería acabar con la noción de pecado por completo, pero este enfoque abandonaría el evangelio de la Biblia y no sería una demostración del amor cristiano.

El apóstol Pablo dijo a la iglesia de Corinto,

¿O no saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se dejen engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. Y esto eran algunos de ustedes; pero fueron lavados, pero fueron santificados, pero fueron justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios, 1 Corintios 6:9-11.

Pablo pinta un cuadro hermoso de amor, aceptación y perdón para aquellos que vienen a Cristo en la fe y el arrepentimiento del pecado. Si perdemos la gramática de Pablo, perdemos su evangelio. Si cambiamos sus palabras al tiempo presente y decimos: “Y esto son algunos de ustedes”, nos quedamos sin nadie lavado, nadie santificado, y nadie justificado.

Espero que este escrito le proporcione respuestas respetuosas y directas a sus preguntas honestas. Lucho con mis propios pecados y pudiera fácilmente eliminar “homosexualidad” de esta carta y poner mis pecados en esos espacios y aplicar esta carta a mí mismo. La buena noticia es que no tengo que ser definido por mis pecados, y usted tampoco. Podemos ser perdonados de nuestros pecados y tener nuestra identidad arraigada en Cristo y su gracia.

Estoy agradecido por el diálogo y su interés en mis pensamientos. Espero verle pronto en nuestra iglesia.

Bendiciones en Cristo,

David E. Prince


Publicado originalmente para ERLC. Traducido por Gabriel Garcia.
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