“Por lo demás, hermanos míos, regocíjense en el Señor. A mí no me es molesto escribirles otra vez lo mismo, y para ustedes es motivo de seguridad”, Filipenses 3:1.
No cabe duda que vivimos en un mundo inseguro. A diario vemos en las noticias situaciones de violencia que no solo encontramos al otro lado del mundo, también en nuestras ciudades y vecindades.
En el contexto de este versículo vemos a Pablo dirigirse a los filipenses reconociendo que no solo él, pero los hermanos a su alrededor se han visto en situaciones en las que han estado aun a punto de perder su propia vida. Pablo mismo reconoce que solo Dios podrá sacarle de la situación presente en la que se encuentra.
Sin embargo, él varias veces en su carta hace un llamado a los hermanos a no olvidar el gozarse y aun regocijarse en medio de estas circunstancias. Es interesante en este versículo notar que él ve esta invitación a gozarse como una manera de ayudarles a sentirse seguros. Esto no es un idealismo falso, esperanza vacía en que las circunstancias cambien o una manera extraña de escapar de la realidad.
El gozo es más bien una evidencia de que nuestro corazón está tranquilo y descansando en la seguridad de saberse protegido y cuidado por algo, o más bien Alguien, quien sí está en control y tiene nuestros intereses en mente.
Es entonces muy importante recordar continuamente esta provisión de Dios en la obra de Cristo en nuestro favor. Nuestro gozo, o falta de él, nuestras inseguridades e incertidumbre revelan cuando lo hemos olvidado.
Las buenas noticias para ti y para mí son que aun cuando esto ocurre y no está en nuestra atención, Pablo podemos estar convencidos junto a Pablo “que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús” (1:6).
Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él.
