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Que tu audiencia sea de un solo espectador

Fragmento adaptado de El llamamiento. Cómo hallar y cumplir el propósito esencial de tu vida, de Os Guinness. Publicaciones Andamio.

Solo los locos, los genios, y los egoístas supremos hacen las cosas puramente para sí mismos. Es fácil oponerse a una multitud, no es muy difícil marchar al ritmo de un tambor distinto. Pero es realmente difícil, o quizá imposible, marchar solamente al son que marca tu propio tambor. La mayoría de nosotros, tanto si somos conscientes como si no, hacemos las cosas buscando la aprobación de algún público. La cuestión no es si tenemos un público, sino qué público tenemos.

Esta observación subraya una característica vital de la verdad del llamamiento: una vida que se vive escuchando el llamado decisivo de Dios es una vida que se vive ante un público que supera a todos los demás: la audiencia de un solo Espectador.                                

En Génesis, el llamado de Abraham es el de vivir una vida de confianza en Dios mientras camina delante de él. Normalmente Dios llama a Abraham, pero en determinado momento se le aparece y dice: “Yo soy el Dios todopoderoso; camina delante de mí y sé santo”. Tras la voz de Dios está la mirada de Dios, y tras los ojos el rostro, y tras el rostro el corazón. Por lo tanto, seguir el llamado de Dios supone vivir ante su corazón. Es vivir una vida de coram deo (ante el corazón de Dios), y por consiguiente modificar nuestra consciencia de los públicos hasta el punto en que solo cuenta uno, el último y más elevado: Dios.

Jesús intensifica este mismo énfasis. Recuerda a los que llama que su Padre “sabe” y “ve”. Dios ve al gorrión que da saltitos por el suelo, y numera incluso los cabellos que tienen sus hijos en sus cabezas. Contrariamente al deseo humano de jactarse de la virtud y de dar para que otros nos lo agradezcan y nos honren, Jesús pidió que hagamos buenas obras en secreto. “Entonces vuestro Padre, que ve en lo secreto, os recompensará en público”. 

Por eso el heroísmo cristocéntrico no tiene por qué verlo nadie ni hay que darle publicidad. Las obras más grandes se hacen ante el público de un solo Espectador, y eso basta. Las personas a las que las contempla el público de un solo Espectador, a las que escucha, se pueden permitir no tener en cuenta a públicos menos importantes.                    

¿Quieres que tu vida se guíe desde dentro, en lugar de dejar que la controlen otros, y convertir a un solo público en algo decisivo, el público de un solo Espectador?


Imagen: Lightstock.
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