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Antes que nada, aclaremos una cosa. La frase “ser un misionero” puede implicar que la persona tiene el deseo de llevar el mensaje del evangelio a un lugar donde no ha sido predicado, pero debemos recordar que este ministerio viene primeramente por un llamado de Dios. Todos estamos llamados a anunciar las buenas nuevas y cumplir la Gran Comisión, pero no todos estamos llamados a mudarnos a otro país a buscar su cumplimiento.

Ahora, asumiendo que reconoces un llamado de Dios, déjame darte algunos consejos prácticos a considerar.

1. Considera el llamado misionero y el servicio en tu iglesia local

La mayoría de los misioneros que conozco han recibido su llamado a las misiones dentro del contexto de la iglesia local. Ellos ya han estado involucrados en algún trabajo misionero de la iglesia local antes de buscar salir. Eso también lo vemos en la Biblia, en Hechos 13. Dios llama a Pablo y Bernabé, quienes ya estaban involucrados en la obra y sirviendo dentro del contexto de la iglesia local.

Por lo que vemos en la Palabra y en las experiencias de la gran mayoría de los misioneros en el campo, primero debemos considerar el llamado y el servicio en la iglesia local.

2. Considera la oración y las disciplinas espirituales

¿Cómo es tu vida de oración? Pídele a Dios que te confirme claramente que es Él quien te está llamando, y que no es una emoción o escape tuyo. ¡Corre detrás de Dios de rodillas! Sé agradecido en oración a Dios cada día por haberte llamado, a pesar de lo que puedas estar pasando.

Ademas, pídele que otros hermanos te confirmen que han visto en ti una pasión por las misiones que es digna de ser considerada. Desarrolla un equipo de personas de oración al cual le informes sobre los pasos que estás dando, para que te ayuden a orar por lo que Dios te está llamando a hacer. Desarrolla las disciplinas espirituales. “Disciplinas espirituales para la vida cristiana” de Donald S. Whitney es un libro que puede serte útil. También te recomiendo que leas la biografía de George Müller.

3. Considera tus dones

En Efesios 4:11 Pablo escribe sobre los dones y menciona cinco que son importantes para la edificación de la iglesia: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Es importante que sepas cuál es tu don o dones. Pregúntale a alguien de confianza qué don o dones ven en ti. Recuerda que son dados para “capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Ef. 4:12), y que vas a necesitar los dones de otros en tus esfuerzos en las misiones. Necesitas ser parte de un equipo en la medida que eso sea posible.

4. Considera la rendición de cuentas

Prepárate para rendir cuantas a la iglesia o a la agencia que te envía. Aun Pablo y Bernabé lo hicieron con la iglesia de Antioquía.

5. Considera la duda al obedecer

Esto no lo podemos aplicar a todos los casos, ya que cada uno es distinto. Sin embargo, la duda es algo que debemos considerar, ya que tiene el respaldo de las experiencias de los que han sido llamados y, más aún, tiene respaldo bíblico.

Cuando Moisés fue llamado por Dios a la tarea de presentarse ante el Faraón para demandar la libertad de los judíos, él dudó (Éx. 3:7-11; 4:1-16). Cuando Jesús se le aparece en un sueño a Ananías y le da la encomienda de ir a ver a Pablo, él también dudó (Hch. 9:10-17)). Así mismo pasa con muchos de nosotros. En primer lugar, dudamos de la provisión de Dios para nuestras necesidades. En segundo lugar, nos sentimos indignos de tal llamado. En tercer lugar, salir y dejar nuestras zonas de confort presenta retos que consideramos demasiado altos para sobrellevarlos.

Si estás ahí, considera que estás en buena compañía y confía en que si Dios te llamó, Él quiere hacer algo a través de ti.

6. Considera el orgullo

Uno de los mayores obstáculos para nuestra tarea misionera es el orgullo. Considera tu orgullo y tu motivación para ser misionero. Debes estar dispuesto a ir y hacer lo que Dios te pida, no lo que tú deseas hacer. Hay una gran diferencia cuando Dios tiene la agenda y te unes a Él, a cuando tú tienes la agenda y le pides a Dios que se una a ti.

Recuerda: si Él te llama, es Él quien tiene la agenda. ¿Conoces claramente cuál es la agenda de Dios para ti?

En cuanto al orgullo, este versículo me ha ayudado a mantener los pies sobre la tierra:

“Palabra fiel y digna de ser aceptada por todos: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, entre los cuales yo soy el primero”, 1 Timoteo 1:15.

7. Considera tus convicciones

Las misiones se hacen conforme a la verdad de Dios revelada en la Palabra. Considera tu apego a las Escrituras. ¿Cómo es tu vida devocional? ¿Cuál es tu opinión sobre la Palabra? ¿Es revelada, inspirada, infalible, inerrante, autoritaria, la única regla de fe y práctica como cristiano? ¿Quién es Jesús? ¿Quién es el Espíritu Santo? ¿Qué es la Trinidad? ¿Qué es el evangelio? ¿Por qué es importante para ti y para ellos?

Tu acertado manejo de estos conceptos teológicos proveen confianza de que conoces el Dios que quieres servir. Te aconsejo que domines la teología sistemática y bíblica lo mejor posible, ya que vendrán preguntas que debes estar dispuesto a responder con amor, paciencia, mansedumbre, y sobre todo con firmeza avalada por la Palabra, estando claro en tus convicciones.

Te recomiendo los libros de Teología Sistemática de Wayne Grudem, John Frame y Louis Berkhof.

8. Considera que vendrán pruebas y dificultades

Las dificultades van a probar tu fidelidad al llamado. Debes estar dispuesto a soportar la prueba; de lo contrario, saldrás corriendo. Dios te va a probar como probó a Abraham, y el enemigo también tratará de detener el avance de la causa de Cristo aún antes de que comiences el ministerio, como pasó con Jesús en el desierto. Considera al misionero Nate Saint, quien ayudó a hacer contacto con los Waodani, indios en Ecuador. Él y sus compañeros fueron asesinados en sus esfuerzos para evangelizar la tribu. Sin embargo, gracias al trabajo de su hermana y las esposas de los otros hombres que murieron ese día, la tribu indígena llegó a conocer al Señor.

9. Considera tu preparación

Aprende lo más que puedas del idioma, la cultura, el contexto, y la cosmovisión de aquellos que viven donde Dios te está llamando. También considera que tu llamado puede ser alcanzar personas cerca de donde estás con las cuales nadie está trabajando: alcohólicos, prostitutas, personas de la tercera edad, de otra raza, etc. La tarea es hacer discípulos, así que comienza a hacerlo donde estás ahora y te será mucho mas fácil cuando llegues al campo.

Si eres casado/a, no te atrevas a salir al campo hasta que tu cónyuge esté absolutamente seguro de respaldarte y apoyarte.

10. Considera la importancia de la lectura y de un espíritu enseñable

Los siguientes libros me han sido útiles y estoy seguro que te ayudarán mucho antes de salir al campo misionero. “Alégrense las naciones” de John Piper, “No desperdicies tu vida” de John Piper, “No hay otro evangelio” de Charles H. Spurgeon, y “El llamado misionero” de David Sills. Lee algunas biografías de misioneros como Guillermo Carey, Lottie Moon, David Livingston, y Hudson Taylor.

Pudiera llenar muchas páginas de recomendaciones y consejos, pero quiero recordarte algo muy importante: Prepárate para el rechazo de muchos y el aplauso de pocos. Si entiendes que Dios te ha llamado, sé obediente y confía en Él. No te enredes en la cautividad de la negatividad, ni la parálisis del análisis. ¡Confía en Dios!

“Encomienda al Señor tu camino, confía en Él, que Él actuará”, Salmos 37:5.

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