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Cómo puedo ser un lugar seguro para aquellas con atracción al mismo sexo

Lily estaba aplastada. Ella le había contado a un miembro de su iglesia su secreto, y el miembro le advirtió que si alguien más se enteraba, probablemente perdería su puesto de maestra enseñando a los jóvenes. ¿Cuál era este secreto tan mortal que ella estaba advertida de ocultarlo?

Lily se siente atraída por el mismo sexo.

Ni la lucha ni el terror son poco comunes. ¿Cómo, entonces, creamos un ambiente en nuestras iglesias, grupos pequeños y familias donde podamos tener esta conversación, donde Lily puede compartir su lucha sin miedo?

Aquí hay tres lugares para comenzar.

1. No asumas nada sobre ninguna persona

Según un estudio reciente, el 83 por ciento de las personas LGBT creció en una iglesia. Una implicación obvia es que hay jóvenes en tu iglesia que lidian ahora con estos sentimientos. También hay adultos, y si están en una iglesia conservadora, lo más probable es que estén ocultando esta parte de sus vidas.

A los humanos les gusta ser normales. Esto significa que la mayoría de las personas atraídas por el mismo sexo en las iglesias conservadoras no se ven ni actúan de manera diferente a otras. Debido a que están comprometidas con la ética sexual de la Biblia, hay muy poco acerca de sus vidas externas que revelarían esta batalla interna. Tendrían que decírtelo. Pero la iglesia a menudo no ha sido segura para aquellos que experimentan la atracción del mismo sexo. Las horribles suposiciones son hechas y habladas; los malentendidos y las sospechas abundan. Por lo tanto, muchos permanecen ocultos por el miedo.

Tu amiga y compañera de estudio de la Biblia que está casada y tiene tres hijos podría experimentar atracción por el mismo sexo. El hombre soltero que sirve fielmente en el equipo de hospitalidad podría haber sabido desde pequeño que sus deseos eran diferentes a los de otros muchachos. La esposa del anciano, que es el hombro de toda mujer para llorar, puede llorar en privado por esta lucha que simplemente no desaparecerá. He conocido a todas estas personas. Comienza reconociendo que la atracción del mismo sexo ya está en la iglesia.

2. Crea un espacio seguro donde ellos puedan hablar

No es tu responsabilidad adivinar a quién le atrae el mismo sexo, al igual que no es tu responsabilidad conocer todas las luchas de tu iglesia. Tu oportunidad es convertirte en una persona segura para la confesión. Pídele al Espíritu de Dios que te ayude a identificar falsos estereotipos que puedas tener. Lea un buen libro como Messy Grace, de Caleb Kaltenbach (puedes leer la reseña en inglés de TGC ), o puedes ver los excelentes materiales de Living Out.  Arrepiéntete y confiesa todo lo que el Señor te recuerde.

En tu enseñanza en los estudios bíblicos, en las conversaciones individuales o en cualquier contexto de la iglesia, discute lo que estás aprendiendo con humildad y honestidad. No tienes que saberlo todo para comenzar una conversación sobre cómo tu iglesia puede ser un lugar seguro para no estar bien, para crecer juntos hacia la santidad.

Tú puedes ser la clave para ayudar a otros cristianos a reconocer formas en las que han estado equivocados mientras tratan (correctamente) de aferrarse a la verdad de la Escritura sobre la moralidad sexual. Incluso puedes ser el primer cristiano con el que tu hermano o hermana haya podido compartir sus deseos del mismo sexo.

3. Debes estar lista para la confesión

Lo más aterrador podría ser cuando alguien realmente te dice, como Lily, que se siente atraída por el mismo sexo. Qué momento tan poderoso, con el potencial explosivo de un fuego artificial o una bomba. Si alguien se acerca a ti, reconoce que esta confesión tomó un coraje increíble de su parte y que fuiste elegida porque parecías confiable.

Lo primero que debe hacer es mirar a tu amiga a los ojos, agradecerle por su confianza y afirmar que la amas y que Jesús la ama. Dale un abrazo; alcanza su mano.

Cristianos, servimos a un Dios que expulsa el miedo con amor; adoramos a un Salvador que vino para que tengamos vida en abundancia; estamos llenos del Espíritu que hace que todas las cosas sean nuevas.

Lo siguiente que debes hacer es escuchar, escuchar y escuchar. Cuando llegue a una pausa, pídale que te cuente más. ¿Cuándo lo supo ella por primera vez? ¿Cómo ha sido su experiencia? ¿Se ha sentido herida? Este no es el momento de ejecutar una prueba de fuego teológica o exigir la perfección lingüística. Este es el momento de llevar las cargas de los demás en amor: “Lleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo (el Mesías)”, Gálatas 6:2. Quizás esta es una carga que ha estado soportando sola, silenciosamente, durante décadas. No hagas suposiciones; pregunta cómo puedes servir.

Toma una vista relacional con visión a largo plazo. Esta conversación es la primera de muchas que tendrás sobre este tema. Mientras escuchas y amas, ora por palabras sabias y compasivas.

Cristianos, servimos a un Dios que expulsa el miedo con amor; adoramos a un Salvador que vino para que tengamos vida en abundancia; estamos llenos del Espíritu que hace que todas las cosas sean nuevas. En su poder, seamos rápidas en escuchar y lentas para hablar mientras nos embarcamos en el largo camino del discipulado.


Publicado originalmente para The Gospel Coalition. Traducido por Patricia Namnún.

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