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El pueblo de Dios en acción tras el terremoto de Turquía

Turquía se encuentra sobre una de las fallas geológicas más activas del mundo. En un sentido, los que vivimos aquí siempre estamos esperando «el terremoto grande». Pero por muy preparado que uno se sienta ante la idea de un terremoto, no hay nada como el terror de sentir cómo el suelo se sacude y tiembla.

A pesar de saber que los terremotos son frecuentes en este país, vivimos la mayor parte de nuestras vidas dando por sentado el suelo bajo nuestros pies. Pero el 6 de febrero todo cambió en un momento. No fue simplemente «el grande». En doce horas se produjeron cuatro terremotos de más de 6 grados en la escala de Richter. Los dos peores fueron de 7,8 y 7,5 grados.

Hay diez provincias afectadas por esta pesadilla. Múltiples ciudades devastadas. Ya hay más de 33 000 muertos, y seguramente esa cifra aumentará. Hay mucho que lamentar. Pero al mismo tiempo, podemos dar testimonio de que Dios está obrando a través de Su pueblo. Estas son cuatro cosas que debes saber sobre el pueblo de Dios que está viviendo en medio de esta tragedia.

1. El pueblo de Dios está allí.

Turquía tiene una pequeña minoría cristiana evangélica. Hay algunas pequeñas congregaciones en la región donde se produjeron los terremotos. Por desgracia, estos creyentes están familiarizados con la tragedia. Muchos han estado involucrados en el cuidado de los refugiados que huyen del conflicto en Siria durante los últimos doce años. También hubo grandes terremotos en la parte oriental de Turquía en 2011 (Van) y 2020 (Elazığ). A través de diversas crisis, los cristianos han sido fieles en llevar a cabo esfuerzos de socorro y mostrar el amor de Cristo. Pero también están agotados.

Los que están cansados, débiles y luchando por sobrevivir intentan ayudar a los demás en estos momentos de necesidad

Muchos creyentes de estas pequeñas iglesias se han visto personalmente afectados por el terremoto. Algunos han perdido a seres queridos. Algunos no pueden regresar a sus hogares. Algunos están entrando en las zonas afectadas para sacar a sus seres queridos. Los que están cansados, débiles y luchando por sobrevivir intentan ayudar a los demás en estos momentos de necesidad.

2. El pueblo de Dios está atendiendo las necesidades físicas.

Pocas horas después del primer terremoto, los cristianos locales abandonaron sus hogares en zonas no afectadas del país para viajar a la región con ropa y mantas. Muchos están abriendo sus casas para que la gente se quede con ellos.

Mientras tanto, quienes han perdido sus hogares viajan a zonas más seguras del país en busca de refugio. Las congregaciones alojan a los sobrevivientes en los edificios de sus iglesias mientras intentan encontrar un nuevo hogar. Los pastores locales se esfuerzan por atender a sus fieles y a las personas cercanas a ellos.

Una de las formas en que las iglesias y los creyentes han estado sirviendo en las zonas devastadas es repartiendo sopa y agua después de que las principales organizaciones de socorro hayan pasado por una zona o hayan terminado su jornada del día, pero donde la gente sigue pasando hambre. Es también una parábola de lo que esperamos que continúe cuando la atención de los medios de comunicación se desvanezca, cuando la atención del mundo se desplace a otra tragedia. Aquí en Turquía y en Siria, los siervos fieles trabajarán para satisfacer las necesidades que sobrevivan a la atención mundial, ya que toda una parte de este país necesita ser reconstruida.

3. El pueblo de Dios está dando testimonio del evangelio.

Un pastor y su esposa estaban entre los que perdieron la vida entre los escombros. El título de su último sermón fue «La resurrección de los muertos». A pesar de la trágica pérdida de nuestro hermano y nuestra hermana, nos alegramos de que ahora estén contemplando el rostro de nuestro Salvador, esperando la resurrección de sus cuerpos en el consuelo de Su presencia. Aunque este hermano ha muerto, su sermón del evangelio sigue vivo (disponible públicamente en las redes sociales turcas).

Ahora mismo, la tragedia que podemos ver con nuestros ojos es la pérdida física y el dolor. Pero también hay una tragedia mayor: la mayoría de estos miles de muertos no estaban preparados para encontrarse con su Creador y Juez. Estamos rodeados de inmensas necesidades físicas, pero esta catástrofe nos recuerda una necesidad mucho mayor: el perdón de los pecados y la paz con Dios por medio de Cristo Jesús.

Como John Piper nos recuerda, Dios tiene propósitos de evangelio en medio de la tragedia [en inglés]. Los creyentes locales no lo olvidan. Un cristiano que ha estado conduciendo a las zonas afectadas varias veces al día anima a los creyentes a «dar agua en el nombre de Jesús, orar en el nombre de Jesús, llevar suministros en el nombre de Jesús y proclamar el amor de Dios en el nombre de Jesús».

4. El pueblo de Dios está trabajando unido.

Antes del terremoto, ya había conflictos políticos y económicos en esta región. Esta tragedia podría unir a las personas o causar más división. Lamentablemente, en las próximas semanas y meses, es probable que haya todo tipo de acusaciones que alimenten la desconfianza.

Esta catástrofe nos recuerda una necesidad mucho mayor: el perdón de los pecados y la paz con Dios por medio de Cristo Jesús

Pero alabamos al Señor porque la pequeña asociación de iglesias protestantes de Turquía está colaborando en las tareas de socorro. En un caso, un pastor y su esposa —que son creyentes de primera generación— ya tienen planes para proporcionar consejería de grupo a las congregaciones de la región. Están trabajando con pastores locales para atender a los creyentes y capacitarlos para atender a otros en los próximos días.

Muy pocos de los esfuerzos de asistencia de la iglesia allí son obra de una sola congregación; son creyentes de múltiples congregaciones que viajan juntos, aconsejan juntos, dan comida y mantas juntos. Las iglesias más lejanas están donando dinero a las más cercanas a la zona cero. Todos —incluyendo a aquellos de nuestras iglesias— claman en oración.

Ayúdanos con tu oración

Tú también puedes cooperar con los santos en esta obra. El modo de ayudar es la oración. Como dijo Pablo: «Ustedes también cooperaron con nosotros con la oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don que nos ha sido impartido por medio de las oraciones de muchos» (2 Co 1:11).

Puedes unirte a nosotros en oración para pedir consuelo en medio de un dolor desgarrador y fortaleza en medio de días agotadores. Puedes orar para que los cristianos trabajen juntos en unidad y amor, mostrando generosidad y hospitalidad de manera que honren el nombre de Dios. Puedes orar para que los recursos lleguen a quienes realmente los necesitan. Y puedes orar para que las personas reciban lo que más necesitan: la esperanza de vida a través de Cristo.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Eduardo Fergusson.
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