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Nota del editor: 

El registro ya está abierto para los Entrenamientos Coalición: Proclama 2019, el cual busca capacitar y fortalecer a pastores, líderes, y creyentes de la iglesia hispana en su entendimiento, proclamación, y servicio del evangelio, en el poder del Espíritu. ¡Aparta tu lugar! Si quieres registrarte para la primera conferencia que se llevará a cabo en Monterrey, México, el 14-15 de junio, haz clic aquí. El cupo es limitado.

Una tarde nublada el 22 de julio del 2013, un hombre vestido de túnicas rojas y un sombrero ancho con grandes plumas blancas, rojas, y azules salió a las calles de Inglaterra, desenrolló un pergamino y gritó a todo pulmón:

“Oh escuchen, oh escuchen, oh escuchen. En este día le damos la bienvenida a un futuro rey: el primogénito de su majestad el duque y la duquesa de Cambridge. ¡Dios salve a la reina!”

Acto seguido sonó fuertemente la campana que traía en su mano derecha, y la multitud rugió de alegría. Este evento fue visto por incontables personas a través de las redes sociales y la televisión. ¡Un príncipe de Inglaterra había nacido!

Pero quisiera centrarme en este hombre de vestiduras algo graciosas que dio el anuncio. Este hombre era un heraldo. Antiguamente los heraldos tenían el deber de anunciar las noticias del reino, lo cual nos ilustra el importante rol de la predicación el día de hoy.

El rol del heraldo: proclamar

La palabra principal que se usa en la Biblia con respecto a la predicación es el término griego kerusso, que significa “proclamar”. Así como un heraldo proclama las buenas nuevas del nacimiento de un príncipe, los heraldos cristianos proclaman las buenas nuevas de que el reino de Dios se ha acercado en Jesucristo (Mar. 1:15).

La labor de aquella persona que proclama el evangelio no es dar sus propias opiniones, sino simplemente ser fiel al mensaje que se le ha dado. Para el heraldo cristiano lo más importante es cumplir con su misión, y le es indiferente si otros piensan que deba hacerlo o no. Como le dijo Pablo a Timoteo:

“Predica la palabra. Insiste a tiempo y fuera de tiempo. Amonesta, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción”, 2 Timoteo 4:2.

El deber del heraldo: prepararse

Todos reconocemos la importancia de la preparación, especialmente en aquellas labores de vida o muerte. Hace un par de años cuando fui operado quirúrgicamente, me aseguré de que mi cirujano fuera el mejor que pude encontrar. Quería una persona bien educada y con experiencia.

Exponer con fidelidad la Palabra de Dios requiere preparación. El mismo Señor Jesucristo le dijo a los judíos: “Escudriñad las Escrituras” (Jn. 5:39, RV60). La palabra escudriñar que se usa en este pasaje tiene que ver con “aprender algo por medio de investigación o búsqueda cuidadosa”.[1]

La manera de prepararse ha cambiado durante el paso de los años. En los tiempos del Señor Jesucristo era a través de un rabino. Los apóstoles recibieron la más alta educación doctrinal posible al recibir instrucción personal de Jesucristo. El mismo apóstol Pablo recibió también instrucción rabínica (Hch. 22:3). Hoy en día, algunas iglesias tienen la capacidad de preparar a sus miembros para interpretar y aplicar las Escrituras correctamente. Otras congregaciones se apoyan en institutos o seminarios bíblicos que se alinean con sus convicciones doctrinales.

Pero lo que hay que reconocer es la necesidad que todo creyente tiene de aprender a leer, interpretar, y aplicar las Escrituras. Esa es la manera por la cual Dios ha decidido que crezcamos (1 P. 2:2), y la manera por la que podemos compartir el mensaje de salvación con otros (2 Ti. 3:16-17).

La meta del heraldo: glorificar

Al final, el heraldo cristiano no se predica a sí mismo, sino a Jesús (2 Co. 4:5). El propósito principal de todo creyente es glorificar a Dios. Y a través de la proclamación fiel de su Palabra podemos glorificarle, porque Él es digno de todo.

En Coalición por el Evangelio queremos glorificar a Dios. Esa verdad es parte de nuestro ADN. Es por eso que proveemos recursos de sana doctrina para la iglesia hispana de varias maneras, incluyendo los artículos diarios que se publican en la página web, podcasts semanales, además de libros que se publican en conjunto con editoriales evangélicas.

Otra manera es a través de conferencias de equipamiento para pastores, líderes, y cualquier hermano o hermana que tiene el deseo y la sed de aprender a entender la Biblia para ponerla en práctica y compartirla con otros.

Es por eso que a partir de este año comenzarán los Entrenamientos Coalición, un ciclo de conferencias que se llevarán a cabo en las mismas ciudades por tres años consecutivos, con un tema diferente cada vez. El tema de este primer entrenamiento es “Proclama”, el próximo será “Vive”, y finalmente “Sirve”. En el 2019 estaremos visitando las siguientes ciudades:

  • Monterrey (junio 14-15, 2019)
  • Santo Domingo (agosto 23-24, 2019)
  • Medellín (septiembre 5-7, 2019)
  • Lima (octubre 4-5, 2019)
  • Los Mochis (noviembre 8-9, 2019)
  • Santiago de Chile (noviembre 22-23, 2019)
  • Xalapa (diciembre 6-7, 2019)

Puedes encontrar toda la información y registro aquí: https://www.coalicionporelevangelio.org/pastores/

En cada ciudad habrá varios maestros reconocidos por su fidelidad a las Escrituras y su pasión por proclamar el evangelio. El costo de la conferencia es módico e incluye coffee breaks y libros de regalo. Puedes registrarte ya, y apartar tu lugar.

¡Que el Señor levante una multitud de proclamadores por toda Latinoamérica!

 

Emanuel Elizondo
Director editorial
Coalición por el Evangelio


[1] Louw & Nida, p. 330 (mi traducción).

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