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Después de más de veinte años de ministerio por la gracia del Señor, he podido observar que algunas iglesias viven extraviadas de lo que es su razón de ser y propósito. En muchos casos, he podido comprobar que esta triste realidad viene porque quienes son sus pastores andan de la misma manera. Casi siempre las iglesias son el producto de sus pastores. Para determinar y encaminar una iglesia en el propósito de Dios, quienes la dirigen deben estarlo primero.

Es por esto que creo para evaluar qué pasa con ciertos ministerios que parecen estar estancados, debemos comenzar con los pastores. Cuando una iglesia no anda bien, es porque sus pastores no andan bien; y si sus pastores no andan bien, parte de la realidad es que hay hombres (a veces buenos hombres) pastoreando iglesias que no han sido llamados por Dios, y como no han sido llamados por Dios, no pueden recibir su respaldo. Dios solo respalda a quienes llama.

A continuación, expongo 22 preguntas que he venido acumulando y observando a lo largo del tiempo como pastor que podrían ser útiles para quienes están o aspiran a servir al Señor en cualquier ministerio[1], pero básicamente en el pastorado.

  1. ¿Por qué dices que eres cristiano? Dios llamará al ministerio personas salvas. En las iglesias y también en los ministerios hay personas no salvas sirviendo. Un moralista religioso, un activista o una persona que hace gestos piadosos puede con trabajo y astucia permear posiciones ministeriales. Simón el mago de Hechos 8:9-24 ilustra muy bien lo que decimos. Pablo dice que estuvo en peligro “entre falsos hermanos…” (Gálatas 2:4; 2 Corintios 11:26)
  2. ¿Pudieras escribir brevemente tu testimonio? (entre 500 y 700 palabras) Esto ayudará a quiénes están a tu alrededor y a ti mismo a tener convicción de tu conversión. Toda persona que ha conocido a Cristo tiene un testimonio que contar (Juan 9:25; Hechos 4:20).
  3. ¿Qué tiempo tienes de convertido? Por las grandes responsabilidades que encierra, el ministerio pastoral requiere de los más altos niveles de madurez cristiana. Esa madurez no solo se adquiere aprendiendo Biblia y leyendo buenos libros, sino viviendo y con el tiempo para haber dado buen testimonio. Por eso, quien aspira ministerio pastoral no debe ser un nuevo convertido (1 Timoteo 3:6).
  4. ¿Qué tiempo tienes orando por el ministerio que tienes o al que crees que estás siendo llamado? Normalmente, canalizamos nuestros deseos por la oración. El Señor pone anhelos, y comenzamos a orar por ellos (1 Timoteo 3:1). De hecho ese es el orden bíblico de nuestro accionar. Deseos, preocupaciones, etc. deben ser llevadas en oración al Padre primero (Filipenses 4:6-7)
  5. ¿Cómo llegaste a la conclusión de que Dios te ha llamado al ministerio? La manera en que creemos que Dios nos llamó pudiera validar o no el ministerio. En este caso, la fuente confiable de revelación es la Palabra de Dios, que mediante su estudio y meditación nos lleva a ciertas convicciones. La oración y la confirmación de hombres de Dios probados y respetuosos de la verdad bíblica serán de gran utilidad. Es común ver hoy en día que personas que están sirviendo hablan más del llamado que le hiciera una persona particular que la convicción a partir de la palabra de Dios.
  6. ¿Cumples con los requisitos necesarios para el ministerio en el que estás o al que aspiras, tal como se exponen en la palabra de Dios? Hay quienes aspiran o están en un ministerio que no cumplen con los requisitos que nos presenta la Palabra de Dios. Es imprescindible conocer y reunir estos requisitos (1 Timoteo 3: 1-7; 2 Timoteo 2:15; Tito 1:5-9) para poder ser obedientes y eficientes en el ejercicio ministerial.
  7. ¿Tienes en tu corazón el testimonio del Espíritu Santo de que Dios te ha llamado? El llamado de Dios se compone de dos elementos principales: Un llamado externo (que viene de Dios) y una convicción interna (que viene del corazón). Ambos componentes son determinantes en nuestra respuesta a Dios a servirle. Si no tienes esos dos testimonios que vienen por el Espíritu Santo del Señor, no tienes otra opción más que esperar a tenerlos. Es común en los profetas del Antiguo Testamento el estribillo “vino a mi palabra de Jehová…”, y vemos en los Evangelios claramente que Jesús llamó a sus discípulos y en el Libro de los Hechos cómo el Señor llamó también a otros para el ministerio. Ese testimonio debe permear la convicción de quien sirve o aspira estar en un ministerio.
  8. ¿Tienes los dones del Espíritu y el testimonio personal para el ministerio en el que estás o al que aspiras? Hay quienes solo tienen anhelos pero no tienen ni llamado ni los dones que Dios da para realizar el ministerio al que creen han sido llamados. El llamado va acompañado de los dones que se necesitan para ejercerlo. 1 Timoteo 3: 1-7 nos presenta requisitos que apuntan más al carácter que a las capacidades, pero eso no anula las capacidades, por ejemplo que debe ser una persona “…apta para enseñar…”; no quita tampoco que tenga la preparación y los dones para ello (2 Timoteo 2:15). En “Discursos a mis estudiantes”, vemos cómo Spurgeon rechaza candidatos al ministerio por no tener los dones requeridos. Cuando Dios llama, también da las herramientas. Esto será reconocido por la persona llamada y los que están a su alrededor.
  9. ¿Qué tipo de preparación formal o informal tienes o estás procurando tener para ser fiel al Señor en lo que crees que te está llamando o lo que estás haciendo? No todo el que sirve en un ministerio debe tener una preparación en formal en un seminario, pero sí debe estar preparado en la palabra de Dios. La búsqueda de la preparación para honrar mejor a Dios revela el carácter humilde de quien así lo hace.
  10. ¿La  Iglesia o personas que te conocen han confirmado esos dones y ven la posibilidad de que sirvas en ese ministerio en el que estás o al que aspiras? ¿La iglesia reconoce ese llamado y creen que tienes los dones? Dios habla y confirma el llamado por medio de su pueblo santo (Hecho 13:2-3).
  11. ¿Con quién o quiénes has consultado tus inquietudes ministeriales? Es necesario que decisiones importantes sean consultadas y no nos apoyemos en nuestra propia prudencia y percepción. La Biblia estimula a buscar el consejo de los sabios (Proverbios 11:14; 15:22; 24:6).
  12. ¿Son capacitadas y espirituales las personas que has consultado? Estás personas que nos aconsejan deben ser espirituales, sabias. No es solamente, tener consejeros; eso no garantiza nada. Consejeros sabios, no como los jóvenes consejeros de Roboam (1 Reyes 12: 10-11)
  13. ¿Qué te han dicho esas personas con relación a tu ministerio o al que aspiras? Los falsos profetas se caracterizaban por decir las cosas que los reyes querían escuchar,  aunque fueran malas. El verdadero consejero, el que viene de Dios, dice la verdad aunque no sea popular (1 Reyes 22:7-8). Si personas sabias, piadosas, espirituales no te ven en ese ministerio, considera seriamente no entrar.
  14. ¿Ha usado Dios tus dones y talentos para salvación de almas y edificación de los creyentes? El Señor dice en su palabra “… por sus frutos los conoceréis…” (Mateo 7:16) Antes de ejercer un ministerio ya estamos dando frutos; y eso es lo que los demás verán para confirmar que Dios nos ha llamado.
  15. ¿Tienes o te gustaría tener un mentor o coach? La supervisión pastoral es vital para el pastor y para las ovejas. Tengo más de veinte años como pastor y todavía estoy bajo supervisión pastoral. Como Jesús a sus discípulos y como éstos con los de ellos, Pablo con Timoteo, Juan con Policarpo.
  16. ¿Estarías dispuesto a rendir cuentas a alguien de todo lo que pasa en tu vida? Atado a la pregunta pasada, así como rendimos cuentas al Señor, debemos de tener a alguien cercano a nosotros a quien rendir cuentas de cómo estamos espiritualmente y de qué hacemos con la obra que el Señor nos ha encomendado.
  17. ¿Cómo es tu vida devocional?
    1. Ausente          b.    Intermitente          c.   Permanente
  18. ¿Cuántas veces has leído completamente o gran parte de la Biblia? Si servimos al Señor, debemos conocer su carácter y lo que él espera de nosotros. Nuestro Señor se da a conocer por medio de su palabra (Juan 5:39).
  19. ¿A parte de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, cuáles son los personajes bíblicos que más te inspiran y por qué? A unos les encanta Pablo, los temas que giran alrededor del Apóstol son fascinantes e inspiradores. A otros, les encanta Moisés o Abraham, o tal vez Ester o Nehemías; o la burra de Balaam. ¿Cuál es el personaje bíblico más inspirador para ti?
  20. ¿Cuáles libros aparte de la Biblia relacionados con tu ministerio has leído o estás leyendo actualmente? Alguien dijo “El hombre es los que son sus libros”. Pablo citó clásicos de su época (Hechos 17:28). Dios siempre ha usado personas que nos edifican con sus escritos. Un presidente argentino dijo “cuando oigo que alguien tiene el hábito de leer buenos libros, estoy predispuesto a pensar bien él”. Haz una lista de por lo menos cinco libros que han impactado tu vida.
  21. ¿Quiénes son los autores que más han influenciado tu vida? Hay autores esenciales en el ministerio pastoral como Spurgeon y su “Discursos a mis estudiantes”, o “El pastor reformado” de Baxter. Jerry Bridges por ejemplo dice que solo lee autores  reformados y puritanos de los siglos XVII y XVIII. ¿Cuáles son los tuyos?
  22. ¿Has respondido con verdad en todas las preguntas anteriores? Si queremos servir al Señor con integridad, debemos saber que el principio de la verdad es nuestra principal aliado o nuestro principal adversario.

Si de verdad quieres servir al Señor con integridad, busca la ayuda en tu habitación, donde nadie te ve y clama a él. Él te responderá. Busca ayuda tal y como te hemos sugerido en este cuestionario, y comparte con ellos tus respuestas. También puedes compartirla con quién crees que está en ese proceso. Dios no nos pedirá cuentas por lo que no nos llamó a hacer sino por aquello a lo que nos llamó.


[1] Las primeras cuatro preguntas son tomadas del libro Guía de predicación expositiva, por Stephen Olford. B&H ©2005
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