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La iglesia es de Dios

Comencé a predicar el libro de Efesios durante el segundo año de mi primer pastorado. Después de estar en la quinta o sexta semana de la serie, un amable miembro de la iglesia se acercó y me dijo: «Pastor, ¿puedo hacerte una pregunta? Cuando estás predicando a través de Efesios, no estás tratando de decirnos lo que nuestra iglesia debe hacer. En cambio, estás tratando de decirnos lo que Dios quiere que Su iglesia haga, lo que Dios quiere que Su iglesia sea. ¿Estoy entendiendo bien?». ¡Ese santo anciano tenía tanta razón y yo estaba agradecido de que el mensaje del libro de Efesios estaba llegando!

El plan de Dios para la iglesia

El libro de Efesios se refiere a lo que Dios está haciendo en la historia de la redención al hacer la iglesia: Dios está formando el cuerpo de Cristo, para llenarlo de modo que camine en obras de amor y se mantenga firme en la victoria de Cristo. La iglesia, por lo tanto, no es una simple construcción social en manos de pecadores hábiles con visiones sólidas e inteligentes de organización para transformar comunidades. En cambio, desde la eternidad, Dios tiene un plan para todas las edades que cumplirá en Cristo por medio de la iglesia. Efesios revela cómo Dios nos coloca en este gran plan por Su gracia.

Dios está formando el cuerpo de Cristo, para llenarlo de modo que camine en obras de amor y se mantenga firme en la victoria de Cristo

Lo corporativo y lo individual

Para el creyente en particular es fácil enfatizar la piedad personal y el discipulado individual. Pablo muestra en Efesios la importancia de la obra de Dios tanto en la vida cristiana corporativa como individual. Por ejemplo, el cuerpo corporativo de Cristo ha recibido las bendiciones espirituales de la redención en Cristo (1:3-14), ha sido rescatado de la ira en Cristo según el decreto de Dios (2:1-10), y debe buscar la paz que Cristo proporciona entre los creyentes judíos y gentiles (2:11-22). Sin embargo, es el creyente quien recibe el Espíritu por una respuesta de fe al evangelio (1:13-14). Este creyente es salvo por gracia de manera que no puede jactarse de haberse salvado a sí mismo (2:9), y debe revestirse del nuevo hombre, despojándose del viejo hombre, del hurto, la ira injusta y la malicia (4:17-32).

La gloria de la gracia de Dios en Cristo

En última instancia, el libro de Efesios trata sobre la gloria de Dios y Su gracia. Dios se está glorificando a Sí mismo por medio de la iglesia, para que seamos santos delante de Él con certeza cuando traiga a consumación todas las cosas del universo en Cristo (1:12). Dios se glorifica a Sí mismo al garantizar por Sí solo nuestra herencia por medio de Cristo (1:14). Dios gana toda la gloria por cambiar a los muertos en pecados en una hechura que Él creó en Cristo Jesús en la eternidad pasada, al tomar todo el crédito por la salvación y no darnos lugar para la jactancia (2:7-10).

El libro de Efesios trata sobre la gloria de Dios y Su gracia. Dios se está glorificando a Sí mismo por medio de la iglesia

La gracia de Dios proporciona los dones espirituales que usamos para convertir cada cuerpo local de creyentes en miembros, familias y trabajadores maduros (4:7). Para Pablo, el individualismo tosco no salva ni santifica; solo Dios salva y santifica, incluso cuando usa nuestras obras para hacerlo.

Efesios nos invita a considerar lo que Dios nos ha hecho ser, hacer y tener en Cristo para mostrar el evangelio al mundo. Vale la pena revisarlo con frecuencia para que no leamos los informes de prensa de nuestros propios éxitos y fortalezas, sino que leamos la revelación del cumplimiento de la obra de Cristo en la cruz por Su novia.


Publicado originalmente en Crossway. Traducido por Martín Manchego.
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