Este es un poema sobre la esperanza que el cristiano encuentra en su Salvador, sabiendo que Él mismo también sufrió.
¿Por qué le acusan,
si no pecó?
¿Por qué le juzgan,
si a nadie hirió?
Siendo inocente
fue perseguido.
Yacía sediente,
yacía afligido.
Manos maltrechas
de tierra y sangre.
Piernas deshechas,
vergüenza y hambre.
El enemigo
cantó victoria,
mas recibido
fue Cristo en gloria.
¡Resucitado
venció al maligno!
Ángeles cantan
al que es digno.
Su pueblo santo
anhela verle.
Crece el espanto
en los rebeldes.
¡Ven pronto, Cristo!
¡Ven pronto, Amado!
Tu gloria he visto;
la he anhelado.
Aquí te espero.
Canto alabanza.
Digno el cordero,
mi esperanza.
