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Nota del editor: 

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Miren cuán bueno y cuán agradable es
Que los hermanos habiten juntos en armonía
(Sal 133:1).

…Miradlos, un domingo juntos

Las voces se alzan
y llenan el cielo con peticiones,
alabanzas, melodías,
y acción de gracias.

Prestan atención y oyen,
el sonido del cielo ahora tiene la Palabra.
Las voces dan paso a la Voz;
indicativos, imperativos, promesas
anuncia el portavoz.

El pan allí espera. Suave.
El vino aguarda. Rojo.
Ellos marchan hacia la mesa y llegan,
Para que el pan de vida coman
y la copa de la hemorragia, beban.

La sensación de pertenencia los invade al verse
Alcanza su máxima expresión….
Juntos, esa adrenalina se fortalece.

 …Miradlos, en la semana juntos

Presta atención y míralos.
Míralos, en la penosa
tarea de soportarse.
En días de lluvia se acercan,
para juntos llorar.
En el día soleado
se reúnen a celebrar.
Se ayudan, se animan, se frecuentan.
Miradlos, ahí juntos van.
Pero no todo es rosado,
porque el evangelio
acercó sus pies y
algunos callos se han pisado.

Hay discrepancia y confrontación.
Se ofenden y fallan,
pero no se distancian.

Observa bien porque
van repartiendo compasión,
perdón intercambian,
para saborear reconciliación.

…Miradlos, una vida juntos.

Miradlos,
torpes, defectuosos e imperfectos.
La ironía es que,
de Dios, son instrumentos.

Miradlos,
pulidos, mansos y lisos.
En esa cercanía
hierro con hierro
el Maestro los hace sumisos.

Miradlos,
cuán hermoso, habitan
con adoración vocal
los hermanos
de la iglesia local.

Miradlos, una vida juntos.

Con arruga y cana,
amándose han envejecido
pero no ha sido una vida vana.

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