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“Entonces pasará como el viento y seguirá, Y se le tendrá por culpable, Porque hace de su poder su dios”, Habacuc 1:11.

Este es un pasaje que habla del juicio de Dios sobre Su pueblo a través de los Caldeos. Esto muestra cómo para llevar a cabo Su obra, Dios va a utilizar cualquier medio, aun este pueblo inicuo y sin que ellos se den cuenta de cómo son instrumentos en las manos de Dios.

Sin embargo, me llama la atención la descripción de los caldeos como un pueblo que ha conquistado a otros, y que es famoso por su poderío. Éste es precisamente su problema, y el nuestro. Así como ellos, muchas veces no son nuestras debilidades las mayores afrentas ante Dios.

El versículo dice que no solamente ellos eran un pueblo poderoso, pero que hacían de su poder su dios. Así nosotros, muchas veces ponemos nuestra confianza no solo en nuestras fuerzas y habilidades, pero aun en nuestros dones. Quizá no las consideremos como dioses en nuestras vidas, al igual que ellos, pero en realidad nuestra esperanza, nuestra confianza y lo que creemos que son las soluciones para nuestros problemas están funcionalmente en ellos. Como la tentación original a Adán y Eva, nos creemos la mentira de que podemos ser autosuficientes y autónomos.

Sin embargo, el compromiso de Dios con Sus hijos se mostró al utilizar a los caldeos para dejar ver a Su pueblo quién en verdad era fuerte, quién era débil y la importancia de depender solamente de Él y Su obra en nuestra vida.  Y es que Cristo ganó en la cruz la provisión de Dios de manera que podemos confiar que Él nos salvará de nosotros mismos y que Él es el Autor y el Consumador de nuestra fe. Eso es también una obra de Su gracia.

Piensa esto encuentra tu descanso en Él.

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