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Salomón escribió muchos proverbios para instruir a sus hijos en el camino de la sabiduría de Dios (Pr. 1:8). Puesto que fui el primero en recibir a Cristo en mi familia, nunca recibí tal instrucción mientras crecía, así que inicialmente la busqué en cristianos mayores. Pero también encontré que la lectura me ha permitido sentarme a los pies de santos mayores y de confianza, de quienes puedo aprender la verdad, la sabiduría, y la instrucción que el Señor les ha confiado.

Como pastores, no solo necesitamos ser lectores, también debemos alentar a nuestros miembros a ser lectores. Anime a sus miembros a leer durante sus conversaciones personales con ellos. Utilice su lectura en ilustraciones y aplicaciones de sermones. Proporcione una lista de lectura para sus miembros. Brinde a sus miembros libros que quiera que ellos lean. En nuestra congregación local tenemos ciertos libros en existencia todo el tiempo, y regalamos algunos de estos libros a lo largo de nuestro proceso de membresía para que cada nuevo miembro esté en la misma página con nuestra identidad y misión. Los domingos por la noche generalmente regalamos uno o dos libros a nuestros miembros, libros que se relacionan con el sermón de la mañana. Pedimos que la persona que recibe el libro lo lea y luego se lo pase a otro miembro cuando lo haya terminado.

Como pastores, no solo necesitamos ser lectores, también debemos alentar a nuestros miembros a ser lectores.

Pero solo lograr que nuestros miembros lean puede no ser suficiente. Es posible que necesiten alguna orientación sobre qué leer y cómo leer. Permítame proporcionar una guía sobre cómo pueden alentar a sus miembros a que comiencen a leer para que puedan seguir creciendo en la gracia y el conocimiento de Jesucristo.

Lea la Biblia primero

Dado que el cristianismo es una fe que se basa en la verdad autoritativa registrada en las Escrituras, leer la Biblia debería ser nuestra más alta prioridad. Jesús nos recuerda que no vivimos solo de pan, sino de cada palabra que proviene de Dios (Mt. 4:4). La Palabra de Dios es alimento para nuestras almas hambrientas.

No suponga que su gente sabe cómo llevar a cabo la lectura de la Biblia. Proporcione alguna orientación. Los planes de lectura pueden ser útiles, pero a veces resultan desalentadores para quienes no pueden mantener el ritmo. En su predicación, use una traducción de la Biblia que sea fácil de entender para todos, y anime a sus miembros a seguir en esa traducción cuando se reúnan. Además, aliente a sus miembros a que se reúnan para leer la Biblia y para orar regularmente. Descríbales cómo sería una cultura de leer de la Biblia juntos.

Aliente a sus miembros a que se reúnan para leer la Biblia y para orar regularmente. Descríbales cómo sería una cultura de leer de la Biblia juntos.

Lea buenos libros cristianos

La lectura de la Biblia es muy importante, pero no es el único tipo de lectura que los cristianos deberían estar haciendo. Muchos cristianos fieles nos han precedido y han dejado un legado enorme del que podemos aprender. Como las personas somos falibles, siempre debemos leer estos libros con discernimiento.

Debido a que incluso algunos de nosotros que somos lectores tendemos a gravitar hacia un autor favorito, un género en particular, o un período de literatura, necesitamos alentarnos unos a otros a ser lectores íntegros. Después de la Biblia, todos los cristianos deberían leer…

  • Biografías cristianas. Las biografías cristianas nos alientan a medida que nos identificamos con aquellos santos que nos han precedido y reconocemos la gracia de Dios trabajando a través de seres humanos débiles.
  • Historia de la Iglesia. La historia de la Iglesia nos permite conectarnos con la Iglesia de todas las edades. También nos permite aprender de los errores pasados de la Iglesia y nos hace sentir humildes cuando creemos que nuestras ideas son originales.
  • Teología cristiana. Todo cristiano debe determinar lo que cree de acuerdo con las Escrituras. Leer teología nos ayuda a entender cómo las doctrinas que creemos afectan todas las áreas de la vida. Recuerde: los pastores o predicadores populares pueden no ser la mejor fuente de lectura teológica. Por lo tanto, brinde orientación a sus miembros.
  • Cultura y cuestiones culturales. Desafortunadamente, demasiados cristianos son ignorantes sobre los problemas culturales de nuestros días. Es hora de que nos informemos, para que podamos dar una respuesta informada y bíblica. Recuerde: Lea todas las perspectivas para que hable de forma inteligente sobre los problemas.
  • Literatura devocional cristiana. Aquí no me refiero a los devocionales tan populares que meramente dan una referencia bíblica y añaden una historia reconfortante. Por literatura devocional me refiero a la literatura que está anclada en la Palabra de Dios y nos hace pensar grandes pensamientos acerca de Dios, y nos desafía a beber profundamente de la Palabra de Dios.

Lea buenos libros no cristianos

Es una tontería pensar que no podemos aprender nada de los no cristianos. Después de todo, toda verdad es verdad de Dios. Y debido a que todos fuimos creados a la imagen de Dios, incluso los incrédulos están programados para reflejar el mundo de Dios en sus vidas y escritos. De los incrédulos podemos aprender sobre sus penas y tristezas, así como sus búsquedas de significado y alegría. Además, podemos aprender mucho sobre una variedad de campos y profesiones. Por supuesto, debemos ser exigentes (Fil. 4:8). Pero aquí hay algunas áreas en las que podemos aprender de los incrédulos:

  • Historia, gobierno, y política. Es importante conocer la historia (la nuestra y la del mundo), para no convertirnos, como dijo C. S. Lewis, en “esnobs cronológicos”. Además, ignorar la historia nos abre la puerta a repetir los errores ya cometidos antes de nuestro tiempo.
  • Literatura clásica. Leer literatura clásica, ya sean novelas, ficción, poesía, memorias, biografías, o autobiografías, no solo nos ayudará a ser individuos mejores y más completos, sino que también nos dará un vocabulario común y experiencia para compartir con nuestros vecinos y amigos incrédulos.

Animemos a nuestros miembros a ser lectores para que se conviertan en cristianos curiosos que aman aprender para crecer en la sabiduría de Dios y en la gracia de nuestro Señor Jesucristo.


Publicado originalmente en LifeWay. Traducido por Manuel Ramos.
Imagen: Lightstock.
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