El guardia de seguridad me miró con curiosidad. Esperaba con impaciencia en la puerta de mi lugar de trabajo, pendiente de la llegada de mi colega. Yo no estaba de humor para charlar. Pero tampoco quería adentrarme en el ardiente sol del mediodía de Qatar, a unos 45 grados centígrados. El guardia, un joven alto con una amplia sonrisa y acento africano, inició la conversación.
«¿Cómo te llamas?», preguntó. «¿De dónde eres? ¿Cuánto tiempo llevas en Qatar?». Resultó que se llamaba Samuel y era de Uganda. Llevaba tres años en el país.
Entonces hizo una pregunta tan inesperada que tuve que pedirle que la repitiera. «¿Tienen iglesias en el lugar de donde vienes?». «Pues sí», respondí, «soy seguidor de Jesús. ¿Eres cristiano?». No puedo describir la alegría pura que brotó de ese hombre en ese momento. Me agarró la mano con lágrimas en los ojos, se inclinó para abrazarme e hizo un pequeño baile. «¡Sabía que había otros aquí!», exclamó.
Todos los ojos puestos en Qatar
En estos días, Qatar es el centro de atención mundial debido a la Copa del Mundo. Pero Qatar es posiblemente el lugar más improbable para albergar el evento, o cualquier otro torneo deportivo internacional. Qatar, una pequeña península desértica con una población beduina tradicionalmente nómada, carece de antecedentes deportivos que no impliquen camellos o halcones.
El país entero tiene menos habitantes que las Ciudades Gemelas de Minnesota. De hecho, Qatar tuvo que desarrollar la mayor parte de la infraestructura necesaria para la Copa del Mundo completamente desde cero, incluyendo ocho estadios nuevos, autopistas de dieciséis carriles, un sistema de metro, incluso ciudades enteras con elevados horizontes donde antes solo había arena. En 2010, cuando se adjudicó la Copa Mundial de la FIFA 2022, el país no tenía mucho a su favor, salvo un sueño y mucho más dinero que idea respecto a qué hacer con él.
Desde entonces, las controversias surgieron como una tormenta de polvo sobre los preparativos del torneo. Hubo acusaciones de corrupción, advertencias de abusos a los trabajadores inmigrantes y críticas internacionales por la discriminación hacia las mujeres y la comunidad LGBT+. Qatar es una nación conservadora y musulmana con posturas victorianas sobre el alcohol, la homosexualidad y las muestras de afecto en público. Muchos aficionados al fútbol se preguntan si podrán tomar una cerveza en los partidos (con el anuncio del pasado viernes, no podrán hacerlo).
¿Podría ser que Dios esté elevando el perfil de esta pequeña nación, que es Qatar, para Sus propósitos?
El mundo tiene los ojos puestos en Qatar. ¿Podría ser que Dios esté elevando el perfil de esta pequeña nación para Sus propósitos? Qatar es un lugar donde el evangelio aún no ha penetrado en la población nativa. Tal vez el Mundial despierte a la iglesia para que ore y tome acción en favor de esta nación.
Nación compleja
La arquitectura ultramoderna de Qatar y su población internacional hacen que se sienta bastante cosmopolita. En un paseo vespertino por uno de los omnipresentes centros comerciales de la capital, Doha, es tan probable escuchar francés, turco o mandarín como español o árabe. Los expatriados occidentales disfrutan de un nivel de vida muy alto en Qatar a cambio de algunos inconvenientes menores.
La historia de los extranjeros no occidentales suele ser diferente. Las historias de largas horas, tiempo libre limitado, condiciones de trabajo peligrosas, imposibilidad de cambiar de trabajo y salarios retenidos son quejas frecuentes que rara vez se hablan en voz alta. Por supuesto, muchos de estos trabajadores podrían experimentar condiciones similares o peores en sus países de origen. Pero al trabajar en Qatar, pueden enviar dinero para sostener a sus familiares en casa.
La sociedad qatarí ha llevado a cabo muchas reformas políticas y normativas en la última década, sobre todo en lo que respecta al trato de los trabajadores inmigrantes, un hecho que los medios de comunicación occidentales suelen pasar por alto. La aplicación plena aún no es consistente, pero las condiciones de los migrantes en Qatar están mejorando sin duda. Por lo tanto, no es preciso ni apropiado que los occidentales hablen como si todo fuera malo en Qatar. Como en cualquier país, la situación también es complicada.
La situación de los cristianos
Dado que el pueblo qatarí es devoto al islam, dar grandes muestras de hospitalidad a los extranjeros se considera un deber religioso, además de un gran honor personal. Consideran la Copa del Mundo como su oportunidad de ser anfitriones del mundo. Pero los qataríes también son personas extraordinariamente reservadas. A menudo expresan verdadera confusión, dolor y enfado ante la intensidad de las críticas a sus intentos de dar la bienvenida a todos los que visitan su país.
Los cristianos occidentales que viven en Qatar son libres de celebrar sus cultos como lo harían en sus países, con algunas diferencias importantes. Los servicios religiosos se celebran los viernes, ya que la semana laboral va de domingo a jueves. Los edificios de las iglesias no están marcados con una cruz, el culto al aire libre está prohibido y el proselitismo está prohibido. Pero dentro, los cantos son fuertes, los niños aprenden versículos de memoria y el evangelio se proclama con valentía.
La situación es diferente para los expatriados cristianos no occidentales en Qatar, como mi amigo Samuel. A menudo se enfrentan al aislamiento de otros creyentes y a la discriminación a la hora de encontrar trabajo. Los creyentes en Cristo que son originarios de países musulmanes pueden experimentar una intensa presión social para volver al islam. No hay seguidores de Jesús conocidos públicamente entre el pueblo qatarí, y Puertas Abiertas incluye a Qatar en el número dieciocho de su lista de observación global de la persecución cristiana.
Qatar es una sociedad caída y no redimida, con una mezcla única de belleza e injusticia, como cualquier otra parte del mundo
Cómo orar
Qatar es una sociedad caída y no redimida, con una mezcla única de belleza e injusticia, como cualquier otra parte del mundo. Lo que se necesita no es una mayor condena, sino la redención del pueblo qatarí mediante el evangelio de Cristo y el poder regenerador del Espíritu Santo. Esto exige que la iglesia ore, haciendo eco de la preocupación de Pablo por su propio pueblo (Ro 10:1-4) a pesar de las injusticias que sufrió en sus manos.
Estas son algunas formas concretas de orar por Qatar.
- Ora para que Dios atraiga a los qataríes hacia Él y les dé una comprensión clara del evangelio.
- Pide a Dios que dé a los líderes qataríes sabiduría y compasión para que gobiernen con responsabilidad para toda la población de Qatar.
- Ora para que los trabajadores de Qatar reciban justicia y cuidado.
- Pide que los creyentes de origen musulmán en Qatar puedan trabajar y adorar en libertad y seguridad.
- Ora para que la Palabra de Dios esté disponible en Qatar en forma impresa, en línea y a través de medios creativos.
