¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Todas tenemos una historia que contar. Si se escribiera nuestra biografía para compartirla con nuestros hijos y siguientes generaciones, seríamos enfáticas en mostrar los detalles de cada etapa de nuestra vida. Si leyeran solo una parte de nuestra historia, es probable que tengan un concepto erróneo o pobre de nosotras al ignorar ciertos aspectos importantes de nosotras.

Esto también puede pasarnos cuando conocemos a alguien por poco tiempo o con quienes tenemos poca interacción; puede ser que conozcamos solo algunas características de las personas, pero estas no son suficientes como para tener una idea completa de quienes son y, por consiguiente, más confianza con ellas.

En ambos casos, solo leyendo la biografía completa o pasando tiempo conociendo a las personas es que los podremos conocer más a fondo. Así los entenderemos más, los amaremos más y tendremos una relación mucho más estrecha y duradera. Nos será muy difícil amar mucho a alguien a quien conocemos muy poco. Nos será difícil mantener una conversación profunda con alguien a quien rara vez visitamos y de quien conocemos solo una parte mínima. 

Somos seres relacionales y sin conocernos nos será difícil crecer juntos, porque siempre necesitamos de otro que nos ayude a madurar, quien busque nuestras santidad y nos dirija a Cristo una y otra vez (Pr 27:17). Y si esto es así en nuestras relaciones personales, imagina la importancia de esta verdad en nuestra relación con Dios y Su Palabra.

Lee toda la Biblia

No podemos amar a profundidad, defender con validez, ni compartir fervientemente un mensaje que nos es desconocido o del que sabemos poco o casi nada de él y de su autor. Necesitamos tener presente esta verdad bíblica:

“Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra” (2 T 3:16-17).

Toda la Palabra es inspirada por Dios… ¡Toda! ¡Necesitamos leer toda la Biblia! De tapa a tapa, desde Génesis hasta Apocalipsis.

Necesitamos conocer toda la Biblia porque ella nos va presentando toda la majestad del carácter de nuestro Dios

Corremos el riesgo de leer solo algunos libros o porciones específicas de la Biblia durante años. Esa visión parcial no nos permitirá conocer al Señor en toda su grandeza. Necesitamos conocer toda la Biblia porque ella nos va presentando toda la majestad del carácter de nuestro Dios y habla de toda su historia de redención. De inicio a fin se trata de Él dándose a conocer, de Su historia. Se trata de Cristo y Su plan amoroso de salvación para la humanidad.

Mientras más conocemos Su historia a través de Su Palabra, también lo conocemos más a Él. Conocemos Su carácter, Sus promesas, Sus planes, Sus atributos. Conociendo más de Él lo amaremos mucho más. Aprenderemos a pensar bíblicamente al ser renovadas en nuestro entendimiento (Ro 12:1-2), presentaremos una buena defensa de nuestra fe con mansedumbre y nos será más sencillo compartir el evangelio a toda criatura, sin temor ni vergüenza porque sabemos en quién hemos creído (Ro 1:16; 2 T 1:12).

Tenemos el privilegio de tener toda la Palabra de Dios traducida a nuestro idioma. Tenemos la libertad de leerla, estudiarla y compartirla con otros. ¡Leámosla toda!

No pierdas ninguna porción

Piensa en lo que nos perderíamos si no tuviéramos el Antiguo Testamento, si no tuviéramos acceso al Nuevo Testamento. ¿Qué tal si no tuviéramos los Salmos? ¿El libro de Hechos? ¿Génesis 1 al 3? ¿Qué sería de nuestra fe si nos faltaran las cartas de Pablo o el libro de Job?

Esas ausencias nos impedirán conocer al Señor por completo y también ingnoraríamos sus planes, consejos, promesas y mandamientos para nuestras vidas. Lo mismo sucede cuando no le hemos dado importancia a leer la Biblia completa: nos perdemos de un tesoro, de historias que tienen un hilo conductor desde el inicio con todo el resto de las Escrituras.

Necesitamos leer toda la Biblia para conocer a Dios, pero también para ser transformadas y vivir lo que hemos creído

Si no hemos leído la Biblia en su totalidad, aunque conozcamos el final de la historia, nos perdemos de eventos que fueron escritos para nuestra edificación y para conocer más acerca del carácter de Dios, de Su pueblo, de sus promesas, de todo el consejo de Dios. Toda la escritura se trata de Él. Toda la Escritura apunta a Cristo, a Su obra, Su sacrificio. Nosotras también somos parte de esa historia de redención que comenzó antes de la fundación del mundo.

Necesitamos leer toda la Biblia para conocer a Dios, pero también para ser transformadas y vivir lo que hemos creído, para hablar lo que en ella está escrito y aumentar nuestra fe (Ef. 1:15-17).

La Palabra es perfecta

La misma Palabra nos recuerda una y otra vez la importancia que tiene para la vida del creyente. El rey David en apenas unos versos del salmo 19 nos habla de esta gloriosa verdad:

  • “La ley del SEÑOR es perfecta, que restaura el alma” (Sal 19:7a). Más adelante Pedro nos dice que en ella encontramos todo lo que necesitamos para la vida y la piedad (2 P 1:3). La Palabra nos reanima. Es como agua para el sediento.
  • “El testimonio del SEÑOR es seguro, que hace sabio al sencillo” (Sal 19:7b). La fidelidad de Su Palabra nos va llenando de Su sabiduría, que es pura, pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos (Stg 3:17).
  • “Los preceptos del SEÑOR son rectos, que alegran el corazón” (Sal 19:8). Entre más conocemos a Dios, más nos deleitamos en Su Palabra. Más nos alegraremos al conocerlo y saber Sus planes para nosotros (Sal 119:16).
  • “El mandamiento del SEÑOR es puro, que alumbra los ojos” (Sal 19:8). Sus mandamientos son puros, como Él; cada mandato es para nuestro beneficio. Aun cuando no alcancemos a entenderlos por completo, debemos descansar en que sus mandamientos no son gravosos y que, cuanto más los atesoremos, menos pecaremos (Sal 119:11).
  • “El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre” (Sal 19:9a). Eterna es Su Palabra que nos llena de asombro por Él, de alabanza y adoración, de deseo por Él.
  • “Los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos” (Sal 19:9b). Podemos descansar en que Su Palabra no hay injusticia o falsedad.
  • “Deseables más que el oro; sí, más que mucho oro fino, Más dulces que la miel y que el destilar del panal” (Sal 19:10). Su Palabra nos enriquece mucho más de lo que pudiéramos pensar o experimentar en los deleites de este mundo temporal. Un corazón entregado a Dios buscará ser lleno de la Palabra de Su creador. 

De principio a fin, Dios se reveló en toda Su Palabra para que le conociéramos a Él, así como su voluntad. Te animo a que vayas a la Palabra una y otra vez. No pierdas la oportunidad de conocerlo por completo cada día un poco más.

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando