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“Algunos, a la verdad, predican a Cristo (el Mesías) aun por envidia y rivalidad, pero también otros lo hacen de buena voluntad”. — Filipenses 1:15 NBLH

Al comenzar esta carta dirigida a los hermanos en Filipo, vemos al apóstol Pablo mencionar el aprecio y cariño que él siente por ellos.

Y es que es importante recordar que no estamos solos en la obra del Señor, y que esto es una gran bendición y regalo de Dios para Sus hijos. Por eso, y con esa confianza, el apóstol ora por los hermanos animándoles a recordar que Dios, sin duda, será fiel en completar la obra que comenzó en ellos.

Además, reconoce que esto es una evidencia de la gracia del Señor en su vida y lo conecta “con el entrañable amor de Cristo Jesús” (Vs. 8).

El apóstol entonces continúa reconociendo que este amor de Dios nos lleva a amar a los hermanos, pero también nos lleva al discernimiento y ese “conocimiento de lo alto” que son necesarios para crecer en frutos de justicia, que sean consistentes y conectados a la fe en nuestro Señor Jesucristo, y para la gloria de Dios.

Es por eso que el apóstol habla de la realidad de que, aún en medio de nuestro servicio a Dios y la proclamación del mensaje de las Buenas Noticias del evangelio de la gracia de Dios, ésto puede hacerse sin discernimiento y para nuestra gloria.

“Estos lo hacen por amor” (Vs. 16).

La Buena Noticia para ti y para mí es que el amor de Dios, al capturar y trasformar continuamente nuestro corazón, lo libera para que nuestro servicio a Dios sea a su vez una expresión de nuestro amor a Él y para que, como dice Pablo, Cristo sea “exaltado en mi cuerpo, ya sea por vida o por muerte” (Vs. 20).

Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él.

Foto: Lightstock
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