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“Entonces llegaré al altar de Dios, a Dios, mi supremo gozo; y al son de la lira Te alabaré, oh Dios, Dios mío”, Salmos‬ ‭43:4‬.

Es muy interesante ver la reacción de una persona que no ha tenido ningún trasfondo o instrucción musical, cuando abre por primera vez un libro de música o ve cómo se escribe una partitura.

Este lenguaje artístico es algo completamente diferente al abecedario y a los símbolos en los que se basan nuestra escritura. Uno no puede imaginar cómo es que esos “jeroglíficos” representan un lenguaje que se puede leer, entender y comunicar, hasta que alguien que sabe leer la partitura empieza a tocar cada una de las notas allí plasmadas, dejándonos atónitos por su belleza.

Es posible que leas la letra de una canción, y hasta la aprendas de memoria, sin conocer su melodía. Y aunque las palabras sean bellas y comuniquen algo hermoso, no se apreciarán de la misma manera hasta que las escuchemos acompañadas por su música. Aquellas letras que resultaban familiares para nosotros, de un momento a otro pasaron a ser valoradas de una nueva manera.

Es sorprendente ver cómo podemos ser afectiva y profundamente impactados por algo que era tan familiar para nosotros. Las palabras toman nuevo sentido, al punto de llevarnos regresar a ellas continuamente y notar nuevos detalles o matices.

De la misma manera, uno puede conocer de memoria el mensaje del evangelio y la obra redentora de Dios por la humanidad, sin haber sido profundamente impactados por su melodía. Aunque sabemos la letra del evangelio, aún no hemos sido capturados por su bella melodía, ni hemos sido sorprendidos por su belleza y profundidad al punto de regresar continuamente a él para notar nuevos matices que nos sorprenden. ¿Será que por eso a veces nos cuesta trabajo salir de momentos de frustración, parálisis, tristeza, y derrota?

Las buenas noticias para ti y para mí son que, gracias a la obra de Cristo en la cruz del Calvario a nuestro favor y en nuestro lugar, el Espíritu de Dios siempre está obrando en la vida de sus hijos. Él nos lleva a profundizar en su Palabra, a valorar el evangelio, y a escuchar aquellas bellas notas de la provisión de Dios de una manera transformadora que traen gran alegría a nuestro ser.

Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él.


Imagen: Lightstock.
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