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Iain Murray relata un encuentro entre los pastores T. T. Shields (1873-1955) de Toronto y Martyn Lloyd-Jones (1899-1981) de Londres, en una historia que sonará muy relevante para nuestro discurso actual.


T. T. Shields era un enérgico denunciante de toda apostasía denominacional. En teología, Shields y Lloyd-Jones se paraban hombro con hombro; ambos eran calvinistas, ambos amilenialistas en su visión de la profecía incumplida.

Pero había un aspecto importante del ministerio de Shields con el que Lloyd-Jones no simpatizaba. Pensaba que el líder bautista era a veces demasiado controversial, demasiado dado a las denuncias y demasiado censurador. En lugar de ayudar a los jóvenes cristianos con la fuerza de sus polémicas contra los protestantes liberales y los católicos romanos, Lloyd-Jones pensaba que Shields estaba perdiendo la oportunidad de influenciar a aquellos cuya primera necesidad era recibir una enseñanza positiva.

Murray relata un momento en el que Lloyd-Jones y Shields planeaban reunirse:

Mientras el Dr. Lloyd-Jones hablaba con [su esposa] Bethan, quien no iba a acompañarlo, sobre esta próxima reunión y oraban al respecto, él llegó a la convicción de que si Shields le daba alguna oportunidad, plantearía el asunto que limitaba su admiración por el evangelismo de este predicador mayor que él.

Lloyd-Jones contó más tarde lo que sucedió en la reunión:

Shields vino a buscarme y almorzamos. Hablamos de temas generales y luego fuimos a sentarnos en el jardín.

Mientras bebíamos café, de repente se volvió hacia mí y me dijo: “¿Eres un gran lector de Joseph Parker?” [Parker era un ministro congregacional inglés del siglo XIX.]

Le respondí: “No, no lo soy”.

“¿Por qué?” preguntó.

“No obtengo nada de él”.

“¡Hombre! ¿Qué te pasa?”, exclamó.

“Bueno”, le dije, “está bien hacer estas críticas a los liberales, pero él no me ayuda espiritualmente”.

“¿Acaso no te ayuda la forma en que hace picadillo a los liberales?”

“No, no me ayuda”, respondí. “Puedes hacer picadillo a los liberales y todavía estar en problemas con tu propia alma”.

“Bueno”, dijo Shields, “leo a Joseph Parker todos los domingos por la mañana. Él me energiza, me pone en orden”.

Sentí que había llegado mi apertura, así que comenzamos. Tuvimos un gran debate. Era un hombre muy capaz y discutimos el tema sobre el que yo no estaba de acuerdo con él.

En defensa de su actitud, dijo: “¿Sabes? Cada vez que me permito participar en lo que llamas una de estas ‘peleas de perros’, las ventas del Gospel Witness aumentan. ¿Qué hay de eso?” [Gospel Witness era un periódico iniciado por Shields en 1922 que tenía 30,000 suscriptores].

“Bueno”, respondí, “siempre he observado que cuando hay una pelea de perros se reúne una multitud. No me sorprende en lo absoluto. A la gente le gustan ese tipo de cosas”.

Luego sacó a relucir otro argumento.

Él dijo: “Bien, usted es médico y se enfrenta a un paciente que tiene cáncer. Sabes que si ese cáncer no se extirpa, va a matar al paciente. No quiere operarlo pero tiene que hacerlo porque eso salvaría la vida del paciente. Esa es mi posición. No quiero hacer este tipo de cosas, pero existe este cáncer y hay que extirparlo. ¿Qué dices a eso?”.

Respondí: “Lo que digo a eso es lo siguiente: soy médico, pero existe una ‘mentalidad quirúrgica’ o la posibilidad de convertirse en lo que se conoce como ‘emocionado con el cuchillo’. Estoy de acuerdo, hay algunos casos en los que tienes que operar, pero el peligro del cirujano es operar de inmediato. El cirujano piensa en términos de la operación. Nunca te sometas a una operación sin tener una segunda opinión de un médico”.

En este punto Shields se levantó, caminó por el jardín y luego regresó para reabrir la conversación:

“Bueno”, preguntó, “¿Qué pasa con esto: recuerdas a Pablo en Gálatas 2? Tuvo que resistir a Pedro en la cara. No quiso hacerlo. Pedro era un apóstol de mayor edad, un líder, entre otras cosas. Pablo lo hizo con cierta renuencia, pero tenía que hacerlo por el bien de la verdad. Estoy exactamente en esa posición. ¿Qué dices a eso?”

“Yo diría esto”, respondí, “que el efecto de lo que Pablo hizo fue convencer a Pedro de su posición hasta hacerlo que lo llamara ‘nuestro amado hermano Pablo’. ¿Puedes decir lo mismo de las personas a las que atacas?”

Shields había terminado. Luego, después de que dimos por terminada la discusión, le hice un gran llamado. Dije: “Dr. Shields, solías ser conocido como el Spurgeon canadiense, y lo eras. Eres un hombre sobresaliente en intelecto, en don de predicación, en todos los demás aspectos, pero con el asunto de la Universidad McMaster a principios de los años veinte de repente cambiaste y te volviste negativo y proclive a las denuncias. Siento que has arruinado tu ministerio. ¿Por qué no regresas a lo que una vez fuiste? ¡Deja todo eso atrás; predica el evangelio a la gente de manera positiva y gánatelos!”

Murray concluye: 

El Dr. Lloyd-Jones continuó con este llamado mientras conducían de regreso en el automóvil. Con lágrimas en sus ojos, Shields, que entonces tenía cincuenta y nueve años, finalmente confesó: “Nunca antes me habían hablado así en mi vida y estoy muy agradecido por ti. Me has conmovido profundamente. Te diré lo que haré. Convocaré una reunión con mi junta de directores mañana por la noche, les contaré exactamente lo que hemos discutido y me pondré en sus manos. Si están de acuerdo contigo, haré lo que dices. Si no lo hacen, no lo haré”.

La reunión, como eventualmente escucharía el Dr. Lloyd-Jones, se llevó a cabo según lo acordado y los hombres de Shields le dijeron que no escuchara los consejos que había recibido.

Por lo tanto, no hubo ningún cambio después de la memorable reunión de los dos hombres, excepto que el Dr. Lloyd-Jones se convenció más firmemente de la forma en que un ministerio ortodoxo puede ser arruinado por un espíritu equivocado y por métodos equivocados.


Iain H. Murray, D. Martyn Lloyd-Jones: The First Forty Years (1899–1939) (D. Martyn Lloyd-Jones: Los primeros cuarenta años), (Banner of Truth, 1982), 271-273. Publicado con permiso.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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