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He hablado con muchas madres solteras que me comparten lo duro que es. Las cargas emocionales, físicas, y espirituales pueden llegan a ser abrumadoras, sin dejar de mencionar la responsabilidad de llevar las cargas de sus hijos y cultivar una relación con ellos. A esto se añade el estrés y el arduo trabajo de proveer físicamente para la familia y velar por sus necesidades, muchas veces por medio de varios trabajos.

¿Cómo no agotarse y llenarse de cuestionamientos al Señor? Sin embargo, el evangelio tiene algo qué decir.

Pero Dios…

El pastor de nuestra iglesia (mi esposo) me enseñó la profunda belleza que hay en las conjunciones “pero” que se encuentran en la Biblia. Él siempre nos ha enseñado a circular en nuestra Biblia los maravillosos “pero” en el Nuevo Testamento y a leer su contexto.

Por ejemplo, en Efesios 2 vemos que estábamos muertos en nuestros pecados y éramos hijos de ira, “pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó… nos dio vida juntamente con Cristo” (v. 4-5).

Podemos ver contundentemente en toda la Biblia la necesidad de un Salvador. Y estos “peros”, a lo largo de la misma, nos llevan a ver la gloriosa realidad de que el majestuoso Dios ha provisto ese salvador en su Hijo Jesús. Quiero llevarte a ver eso, hermana.

El glorioso “pero” del evangelio revoluciona tu vida en Dios, y hace posible celebrar la salvación en medio del caos que ves en las tantas cosas con las que lidias en tu trabajo y hogar.

Aquí hay tres de las muchas maneras en las que el evangelio habla a tu vida:

1. El Dios Santo se acercó a ti.

El evangelio es un mensaje de buenas nuevas a un mundo caído. Un mensaje al ser humano pecador, cargado, y agobiado. Este es el mensaje que Dios usa para llevarte a poner los ojos en Él, el único que te entiende, escucha, ama, perdona, sostiene, y fortalece completa, profunda, y perfectamente. Es el mensaje que, cuando lo atesoras y recuerdas durante el día, todos los días, transforma tu vida y tu cercanía con Él.

Si has crecido en la iglesia o te congregas regularmente, puede que la realidad de las siguientes palabras pasen desapercibidas mientras piensas: “Ah, eso ya lo sé. Mi pastor lo dice cada semana”. Si eso te pasa, por favor, no leas rápido el siguiente párrafo.

Tú y yo estábamos destituidas de la gloria de Dios por nuestro pecado (el que vemos pequeño y también el que vemos grande). La ira de Dios estaba sobre nosotras porque Él es justo y santo, y no puede tolerar el pecado. Pero Dios no nos dejó allí. Él proveyó un sacrificio sin mancha que pudiera cargar tu castigo y el mío. Y ese sacrificio glorioso fue Cristo.

Él pago por completo nuestra salvación para que, si hemos creído en Él como único y suficiente salvador, y nos hemos arrepentido de nuestros pecados, no tengamos que vivir bajo su condenación sino bajo su gracia.

En medio de tus muchos trabajos, ten tu fuerza y esperanza en tu Dios que nunca se agota.

Por su gran misericordia, como se nos habla en Efesios 2:1-9, podemos ver este mensaje que Dios nos llama a abrazar y atesorar. Tenemos libre acceso ante el Padre para clamar a Él (Ef. 3:12), darle nuestras cargas y nuestro cansancio, ser perdonadas, y ser impulsadas para vivir con gozo, no por nuestras circunstancias sino porque lo tenemos a Él.

Dios se ha acercado a ti, y eso lo cambia todo al darte gozo incluso en medio de tu difícil jornada laboral.

2. Tú puedes cansarte, pero Dios no.

Es humano y normal que nos cansemos. Todos los seres humanos reaccionamos de maneras diferentes al cansancio. Algunos nos ponemos de mal humor o tendemos a aislarnos de todo lo demás. Todos somos diferentes, pero todos nos cansamos física, emocional, y mentalmente.

Ante esa realidad, es grandioso entender que hay Alguien que no se cansa. Corremos a Él. En Él descargamos nuestras frustraciones. Él se apiada de nosotras y nos escucha, nos levanta, nos sostiene en sus manos de amor.

“¿Acaso no lo sabes? ¿Es que no lo has oído? El Dios eterno, el Señor, el creador de los confines de la tierra No se fatiga ni se cansa. Su entendimiento es inescrutable”, Isaías 40:28.

Cuando estoy agobiada, me aferro a esta verdad y alabo a Dios por su carácter, su santidad, y porque Él ha extendido su mano para con sus hijos e hijas. Así que toma las promesas de su Palabra y alábale. En medio de tus muchos trabajos, ten tu fuerza y esperanza en tu Dios que nunca se agota.

3. Eres llamada a descansar en Dios.

Si eres madre soltera, llevas cargas que idealmente deben llevar dos personas casadas, y por lo tanto puede ser fácil sentirte sola. En medio de eso, recuerda que nuestro Dios es soberano. Nada de lo que te pasa está fuera de su control.

En tu situación como madre soltera, puedes brillar la luz de Cristo siendo una mujer humilde que apunta a otros a Él.

Dios usa todo para su gloria y el bien de quienes le aman (Ro. 8:28) y lo mejor que puede darte es más de Él, mostrarte su poder y la belleza de su gracia. Esa gracia que todos necesitamos por nuestros pecados y luchas. Así que atesoremos estas palabras:

“Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él los exalte a su debido tiempo, echando toda su ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ustedes”, 1 Pedro 5:6-7.

Descansar en Dios requiere dejarle el control a quien realmente lo tiene. Es humillarnos y dejar que Él remueva el orgullo que hay en nosotras al querer hacer las cosas a nuestra manera o según nuestro propio entendimiento. Tenemos que humillarnos delante de Él y seguirle, encontrando en su Palabra lo que Él quiere que hagamos con nuestra vida y cómo hacerlo.

Somos llamadas a quitarnos del trono de nuestro corazón y dejárselo únicamente a Dios. Humillarnos es mirarlo a Él cuándo nos sentimos ansiosas y queremos resolverlo todo sin su consejo. Humillarnos es pedir perdón por nuestras faltas en lugar de vivir sintiéndonos la victima de nuestras situaciones. Se trata de identificar patrones de pecado y luchar contra ellos con ayuda del Espíritu Santo que vive en nosotras. Y así descansamos en Él.

De esa manera, en tu situación como madre soltera, con mucha actividad laboral, puedes brillar la luz de Cristo siendo una mujer humilde que apunta a otros a Él. Así que te animo a poner tus ojos en tu Señor y salvador, que lo ha dado todo para que puedas acercarte a Él con confianza y sentir su abrazo como el Padre amoroso y fiel que es.


Imagen: Lightstock.
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