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Pensarías que el presidente de un seminario sería la última persona en escribir acerca de lo que un seminario no les ofrece a los pastores.

En realidad, le doy la bienvenida a la oportunidad. He dedicado mi vida a la educación de pastores a través del Seminario Teológico Bautista del Sur, y después de casi 25 años de dirigirlo estoy más convencido que nunca del valor de la educación en este contexto.

Pero los seminarios no llaman a los pastores; Dios lo hace. Y los seminarios no hacen pastores, sino las iglesias. Tener eso claro es importante.

Una buena escuela puede aportar muchísimo al ministerio de un pastor, y debe esperarse de cualquier predicador de la Palabra de Dios un estudio riguroso que viene al tener una educación de calidad en el seminario. Las disciplinas teológicas son de crucial importancia, y aunque un pastor fiel será más que un erudito, la Iglesia aprendió hace mucho tiempo la necesidad de los ministerios con educación. La institución académica pastoral más fiel sirve a las iglesias, ayudándolas a hacer pastores. El seminario sirve a la iglesia, no la iglesia al seminario.

Los seminarios no llaman a los pastores; Dios lo hace. Y los seminarios no hacen pastores, sino las iglesias.

Análisis contra la experiencia

Por lo tanto, no debería sorprendernos que haya pastores experimentados quienes pueden detallar y documentar lecciones ministeriales que no aprendieron en el seminario. En ocaciones, esto pudiera reflejar deficiencia en la institución académica, pero en la mayoría de los casos mas bien esto subraya la profunda centralidad de la iglesia local y las lecciones que solo se pueden aprender al ministrar a una congregación.

La educación teológica ha desarrollado dentro de su estructura un patrón bastante homogéneo: tres años con diferentes cursos divididos en estudios bíblicos, teológicos, y ministeriales. Bajo esa estructura se encuentra una gran riqueza de sabiduría, lo que explica por qué casi todos los seminarios siguen ese patrón.

El componente más débil siempre han sido los estudios ministeriales. Esto no se debe a una falla en los maestros, pues la mayoría de los pastores recuerdan esos cursos como muy útiles.

Entonces, ¿cómo se explica esta debilidad?

Se trata de la importante distinción entre análisis y experiencia. Yo no veo que el problema sea teoría en oposición a práctica. Los estudios ministeriales en el seminario no son meramente teóricos. Pero no hay mejor maestro ministerial que la iglesia local. En el seminario el predicador debe aprender muchísimo acerca de la predicación, pero se convertirá en un verdadero predicador solo a través del llamado y la experiencia de predicar la Palabra a una congregación. En el mejor de los contextos, esto significa que el pastor principal tomará a jóvenes pastores bajo su cuidado y enseñanza, y junto a la congregación se dedicará plenamente a la continuación del ministerio del evangelio.

La guerra se aprende estando en guerra

Hay muchas analogías. La Academia Militar de los Estados Unidos en West Point existe por una razón válida. No obstante, los oficiales se forman guiando tropas y librando batallas. A mí no me gustaría someterme a una cirugía y ponerme en manos de un médico que no se haya graduado (con altos honores) de una buena escuela de medicina. Pero también me gustaría saber que el cirujano se entrenó e hizo su residencia con los mejores médicos, y que ese procedimiento quirúrgico lo ha realizado muchas veces. Usted me entiende.

En realidad, me interesaría leer un libro escrito por generales veteranos del ejército sobre lo que no aprendieron en West Point. Es probable que la Academia obtendría importante información de un libro así y tomarían esa información muy en serio. Me parece que con un escritos así se miraría a West Point con profundo agradecimiento y aprecio, al mismo tiempo que se entiende que muchas lecciones solo se aprenden en el campo de guerra. También apostaría a que esos generales se mostrarían increíblemente felices de no haber tenido que ir a la batalla sin la educación de la Academia.

Y lo mismo sucede con el ministerio cristiano.

Lecciones urgentes

Aunque un pastor fiel necesita una educación en exégesis, donde se forma es en la preparación y difusión de mensajes al pueblo de Dios. Él necesita los estudios teológicos obtenidos en el seminario, pero esa teología eventualmente se forja cuando el pastor es llamado a predicar en el funeral de un niño. La experiencia en hermenéutica y homilética es vital, pero el predicador descubre su verdadero método de interpretación y su comprensión de la predicación al decidir cómo predicar un texto específico a una cultura específica, y luego seguir predicando a la misma congregación una y otra vez.

Aunque un pastor fiel necesita una educación en exégesis, donde se forma es en la preparación y difusión de mensajes al pueblo de Dios.

Yo leería con genuino interés el libro de “Lo que West Point no pudo enseñarme”. Tú podrás leer “15 cosas que el seminario no pudo enseñarme” con un gran sentido de urgencia. No dejes de absorber cada consejo; pero siempre ten en cuenta que cada pastor aprende las lecciones más importantes solo a través de los años en el ministerio. Al mismo tiempo, aprende todo lo que puedas antes de llegar al campo de batalla. Es crucial.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Andreína López.
Imagen: Lightstock.
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