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Luego de casi un mes de protestas en Nicaragua en contra del presidente Daniel Ortega, la tensión política aumenta después del inicio de diálogo entre el gobierno y la oposición.

“Hemos decidido estar en esta mesa para exigirles ahorita mismo que ordene el cese inmediato de los ataques que están sucediendo en el país […] Esta no es una mesa de diálogo, es una mesa para negociar su salida, y lo sabe muy bien”, expresó en la primera sesión el líder estudiantil opositor, Lesther Alemán, al presidente.

En la reunión, transmitida por televisión y organizada por la Conferencia Episcopal de Nicaragua, la oposición exigió al gobierno el cese de los ataques a los manifestantes. Asimismo, atribuyó al presidente la muerte de 55 personas en los enfrentamientos que ha habido en el país en el marco de las protestas.

El presidente insiste en que esa orden ya ha sido dada: “Hoy ratifico la orden. La policía no está para reprimir esas manifestaciones […] La policía ha sido víctima de esta campaña. La policía tiene órdenes de no disparar”. También añadió que “no hay un solo desaparecido y que no hay un solo preso, ¡todos fueron liberados en su momento!”.

¿De qué va la crisis?

Las protestas contra el gobierno iniciaron cuando el presidente anunció a mediados de abril reformas polémicas al sistema de seguridad social y pensiones. Poco después, el presidente canceló las reformas ante las manifestaciones que aún no disminuyen, mientras las fuerzas del estado son acusadas de reprimir violentamente a los manifestantes.

El consenso de los analistas es que, detrás de las protestas, hay un profundo quiebre en la relación del gobierno con los ciudadanos. Este es un momento importante en la historia reciente de Nicaragua debido a que, en 11 años de gobierno, el presidente nunca había sido tan cuestionado y retado como ahora. La oposición incluso ha exigido su renuncia.

Por su parte, la Organización de Naciones Unidas (ONU) condenó el uso excesivo de la fuerza por parte del gobierno para reprimir las protestas, y la Corte Interamericana de Derechos Humanos anunció recientemente que valorará si el gobierno es culpable de violar derechos humanos en las acciones emprendidas contra manifestantes.

¿Cómo puede responder la iglesia?

Nuestra primera acción debe ser la oración. No se trata de pasivismo o inacción. Los cristianos estamos convencidos de que la oración realmente da resultados. Somos llamados a procurar velar por la paz y buscarla primero en oración, como nos enseña la Palabra (1 Ti. 2:1-2).

Creemos en un Dios soberano y bondadoso que reina por encima de todo presidente, toda crisis política, todo grupo de manifestantes, y toda cosa creada. Él puede responder nuestras oraciones. Clamar a Él por la resolución de este conflicto no debe ser nuestra última opción. Además, es importante orar también pidiendo que se levanten líderes cristianos en diferentes ámbitos sociales, incluyendo la política del país. Pidamos a Él.

Al mismo tiempo, somos llamados a valorar la imagen de Dios en las personas, oponiéndonos a las injusticias que ocurran en nuestros países. Ningún creyente debe permanecer neutral ante la violencia u opresión. Esto requiere buscar sabiduría y discernimiento para estos momentos tan difíciles en Nicaragua, mientras lloramos con los que lloran y buscamos ser luz para la gloria de Dios.


Imagen: La prensa.
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