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Tras la aparición del capitalismo en la Europa occidental, la adquisición competitiva de riquezas se convirtió en el criterio fundamental de los consumidores para sentirse realizados. Por ejemplo, grandes naciones capitalistas como Estados Unidos son, por así decirlo, grandes maquinarias de consumo. El consumo de estas sociedades es excesivo aun en los momentos más críticos. Por ejemplo, un: ex presidente norteamericano a inicios de la crisis económica de la cual todavía sentimos los estragos dijo “el estilo de vida norteamericano no está en juego ni en discusión”. Con declaraciones como estas nos damos cuenta cómo las sociedades de consumo están apegadas a su American Dream, a ese estilo de vida conocido como El sueño americano.

Estas naciones de grandes capitales no solo han aprendido a consumir, sino también a desperdiciar, despilfarrar y desechar. En su libro “Despilfarro”, Tritam Stuart dice lo siguiente: “Solo las 40 millones de toneladas de alimentos despilfarrados en los EEUU cada año podrían alimentar a los 1.000 millones de personas que se van a la cama con hambre cada día… calculé que si recogiera toda la comida despilfarrada en Gran Bretaña en un solo día, podría ofrecer una comida a 60 millones de personas”[1]. Y la comida no es lo único que estos países botan. Es común ir por una u otra calle de algunas zonas Europa o de Estados Unidos y encontrarse con artículos y enseres que se echan a la basura porque en esas sociedades lo creen innecesarios o inútiles.

Esta cultura de botar lo que se considera que no sirve ha venido tomando un carril mucho más peligroso en las últimas décadas. Ya no solo se bota comida, o algún artículo para el hogar o ropa, sino que el llamado mundo desarrollado, en su frenética carrera de deshacerse de lo que le estorba, se está deshaciendo de los seres humanos que consideran inservibles.

Planned Parenthood

En nuestros días la controversia sobre el aborto se recrudece tocando uno de sus puntos más bajos al ver las atrocidades cometidas por la tristemente célebre Planned Parenthood, probablemente la mayor agencia pro abortista de los Estados Unidos, y que registró 327.653 abortos en el año 2013. Según su último informe anual, el 41% de sus ingresos viene de fondos federales del gobierno de los Estados Unidos. Es decir, recibe 1,4 millones de dólares al día (528 millones de dólares al año), provenientes de impuestos estadounidenses.

Todo salió a la luz pública por la divulgación de una serie de videos productos de un trabajo de investigación llevados a cabo por la organización pro vida The Center for Medical Progress, donde se muestran a los principales ejecutivos de Planned Parenthood dando detalles sobre sus métodos abortistas y la comercialización de los mismos. Los horrores de la impiedad humana se reflejan en estas personas que, en nombre de la ciencia y la defensa de los derechos de la mujer, se han enriquecido con estas atrocidades, tanto así fuentes indican que ellos apoyaron la campaña reeleccionista del presidente Obama con 1.7 millones de dólares.

Manteniendo viva la memoria

No debemos olvidar lo que la tendencia de botar lo que supuestamente no sirve ha provocado. Recordemos lo que representó para Alemania de los años 30 y 40 la “Operación Aktion” T4, el programa de eutanasia creado y ejecutado bajo la responsabilidad principal de médicos y enfermeras durante el régimen Nazi para eliminar a personas señaladas como enfermos incurables, niños con deterioros hereditarios, o adultos improductivos. Se estima que fueron asesinadas sistemáticamente entre 200.000 y 280.000 personas, aunque fuentes más conservadoras la sitúan en 70.000 víctimas. De todas maneras, las cifras son escandalosas.

A pesar de este triste capítulo de la historia de la humanidad, el ser humano no ha aprendido de estas duras lecciones, y todavía pretende deshacerse de todo aquello que cree que le estorba. Eutanasia, suicidio asistido o el llamado aborto terapéutico son un ejemplo de lo que estamos diciendo. Todos estos programas son fomentados, desarrollados y promovidos por un sector de la clase intelectual que, en nombre de la ciencia, pretenden ser las únicas voces autorizadas de la verdad porque, según ellos, la autoridad no está en la vestimenta sacerdotal sino en la bata blanca del laboratorio. Dicen que solamente ellos pueden opinar sobre cuestiones sociales o científicas, algo que no es verdad porque el saber y la verdad están al alcance del que lo busca diligentemente.

Aborto terapéutico

No toda la clase médica está de acuerdo con estos métodos de exterminio y de tan poco valor a la vida humana. El Dr. Bernard Nathanson sirve de ejemplo, quien fue un activista a favor del aborto y practicara más de 75.000 de los mismos. Sin embargo, al meditar seriamente en estas prácticas, pasó a ser Pro life (Pro vida). Nathanson llegó a decir que el aborto terapéutico es el mayor genocidio en la historia de los Estados Unidos. Al igual que Nathanson, miles y miles de médicos alrededor del mundo condenan la práctica del aborto terapéutico.

Uno de los argumentos a favor del aborto terapéutico es que el feto no tiene derecho, que no es considerado un ser humano. En un artículo publicado por la Liga Nacional de Acción por el derecho al Aborto (NARAL por sus siglas en inglés) se describe como antielección la posición de que la vida humana comienza en el momento de la concepción, argumentando que creer o pensar de esa manera es una argumentación religiosa, no un hecho biológico que pueda compararse. Sin embargo, aunque NARAL piensa de esa manera, no es el sentir de toda la comunidad científica o médica en general. Numerosos textos de divulgación médica respetados indican que la vida comienza en la concepción, es decir la unión del óvulo femenino con el esperma masculino[2].

Levantando la Voz

El llamado aborto terapéutico es un ataque continuo a la vida humana en su condición más vulnerable. Es una versión reciclada de la receta Malthusiana en detrimento de los que no pueden defenderse. Los gritos de los indefensos y desvalidos no son escuchados, pero la Palabra de Dios los hace oír, ella hace que se escuchen, porque por débiles que sean, Dios es el Dios de los débiles. Él es el dueño de esas vidas vulnerables porque Él los formó:

“Porque tú formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre”,  Salmo 139:13

“Tus manos me formaron y me hicieron”, Job 10:8

“¿Acaso el que me hizo a mí en el seno materno, no lo hizo también a él? ¿No fue uno mismo el que nos formó en la matriz?”, Job 31:15.

“El da a todos vida y aliento y todas las cosas… porque en El vivimos, nos movemos y existimos”, Hechos 17:25, 28

Es nuestro deber como cristianos mantenernos de rodillas delante de Dios para poder mantenernos de pies delante de los hombres. Es nuestro compromiso como defensores de la vida denunciar el mal en cualquier circunstancia. Como creyentes, debemos crear y promover alternativas como la adopción para muchas mujeres desorientadas o violadas. Es nuestro compromiso proclamar el evangelio para que muchos que están del lado opuesto a nosotros conozcan el amor de Dios, para que puedan amar a su prójimo como a sí mismos, estén fuera o dentro del útero. El respeto a la vida es respeto por la dignidad que todo ser humano tiene, y más cuando este ser humano no puede defenderse. Por eso el desarrollo de un pueblo no debe medirse solo en base a su desarrollo económico ni tecnológico, sino en el respeto a la dignidad humana.

Al ver toda esta masacre, al ver el silencio de la prensa, no puedo evitar citar a ese paladín cristiano, William Wilberforce, defensor incansable de la dignidad humana, que luchó hasta la última gota de sudor por la abolición y el trasiego de esclavos en Inglaterra y sus territorios:

“.. nunca desistiremos hasta que desaparezca toda huella de este tráfico sangriento del cual nuestra posteridad, cuando mire hacia atrás, a la historia de estos tiempos ilustrados, escasamente creerá que ha sido soportado, y que se permitió que existiera por tanto tiempo esta desgracia…”[3]

“…sucedió que mientras estaban ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento.

Y dio a luz a su hijo primogénito; le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre,

porque no había lugar para ellos en el mesón” . Lucas 2:6-7

 


[1] Tristam Start, Despilfarro. Alianza ©2011

[2] Veamos algunas citas de figuras bien respetadas en el área de la ginecología, la obstetricia y de la medicina en general:

  • “He aprendido, desde mi más temprana formación médica, que la vida humana comienza en el momento de la concepción”.  Dr Alfred M. Bongioanni, de la Universidad de Pensilvania
  • “Después de que la fertilización se ha efectuado, un nuevo ser humano ha empezado a existir:” Dr. Jerome Le Jeune profesor de Genética de la Universidad de Descartes, París. Descubridor del cromosoma del síndrome de Down.
  • “Bajo todos los criterios de la biología molecular moderna, la vida está presente desde el momento de la concepción”. Dr. Hymie Gordon. Clínica Mayo.
  • “Es incorrecto decir que los datos biológicos no pueden ser decisivos… es científicamente correcto decir que la vida de un individuo humano comienza en la concepción… nuestras leyes, una de cuyas funciones es preservar la vida de nuestra gente deberían estar basadas en datos científicos precisos. Dr. Micheline Matthews-Roth. Facultad de medicina de la Universidad de Harvard.

Randy Alcorn, No matarás. CTL ©1998

[3] Charles Colson, Kingdoms in conflict. Zondervan ©1998
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