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Cómo la gracia del evangelio puede revolucionar tu matrimonio

Al crecer en una ciudad portuaria, a menudo me sentaba con mi padre y observaba cómo los barcos de carga masivos iban y venían de la bahía, cada uno cargado con miles de contenedores llenos de innumerables tesoros. Las naves eran tan pesadas que tenían que apagar sus motores a más de una milla antes de llegar para reducir la velocidad lo suficiente antes de atracar. Si en cualquier momento el capitán perdía el control, el desastre era inminente: la masa y el impulso de la nave eran demasiado grandes para redirigir su curso o detenerlo por medios externos.

El matrimonio es como un barco de carga. Es masivo, lleno de valor, y más poderoso de lo que jamás podríamos comprender. Y como un barco sin timón, un matrimonio sin el evangelio quedará fuera de control.

Pero el evangelio es un timón capaz de algo tan pesado como el matrimonio. Solo a través de Cristo podemos entender el amor incondicional, sentir todo el peso y la alegría de haber hecho un pacto, y experimentar de primera mano la gracia radical y el perdón necesarios para amarnos hasta la muerte.

Exploremos tres formas en que el evangelio revoluciona el matrimonio: como diagnóstico, como cura, y como recuperación.

1.  El diagnóstico: el evangelio es realista sobre lo que te espera.

Es fácil idealizar el matrimonio. Esto es especialmente cierto en las generaciones más jóvenes que han crecido viendo la realidad a través del lente de las redes sociales. Se aplaude la autenticidad y se celebra el compartir tu vida real, siempre y cuando no sea demasiado auténtico o demasiado real.

Una vez aconsejé a una pareja que se conoció en una popular aplicación para compartir fotos. Meses después de su matrimonio, él ya estaba tratando de huir, completamente en pánico. “¡Está loca!”, me dijo. Pero él no era inocente; ella tenía sus propias quejas. “¡No se puede confiar en él, y es orgulloso!”, ella insistía. Ninguna de las dos personas resultó ser quien la otra esperaba que fuera. Su egoísmo individual se dio de topes constantemente y creó un caos en cada área de su matrimonio. Creo que estaban esperando un matrimonio “digno de un me gusta”, pero lo que obtuvieron fue algo demasiado real.

Es sorprendente la cantidad de parejas que conocemos que se sorprenden cuando experimentan verdaderas dificultades en su matrimonio por primera vez. No estoy hablando de discutir sobre en qué dirección se debe desenrollar el papel higiénico, o cómo apretar correctamente la pasta de dientes. Me refiero a dificultades reales, del tipo en el que ambos cónyuges se preguntan en qué se han metido y cómo pueden salir. El tipo de dificultad donde el pecado realmente se ve como pecado: poco atractivo, destructivo, y oscuro.

El evangelio revoluciona el matrimonio porque en él Jesús habla del pecado como realmente es, y nos invita amorosamente a admitir que somos pecadores y que necesitamos desesperadamente su ayuda. Jesús es el amor de Dios hecho carne, pero su amor siempre viene con un llamado a sus futuros discípulos al arrepentimiento.

Como un barco sin timón, un matrimonio sin el evangelio quedará fuera de control.

Un esposo y una esposa en un matrimonio centrado en el evangelio nunca esperarán que el uno o el otro sea perfecto. En cambio, esperan ser insuficientes, confiando en que Jesús es más que suficiente para satisfacer todas sus necesidades (2 Pe. 1:3). También esperan experimentar el arrepentimiento regularmente, desde ambos lados de la ecuación. Esa es la belleza de la santificación alimentada por la gracia dentro de la seguridad de un matrimonio de pacto: ambos cónyuges ven su imperfección al valorar el arrepentimiento como la obra del Espíritu Santo que refina el carácter.

2. La cura: el evangelio transforma cómo amamos.

Así como el evangelio diagnostica la enfermedad, también administra la cura. El evangelio revoluciona el matrimonio al mostrarnos lo que podemos esperar de manera realista el uno del otro, pero no nos deja allí, sino que también nos lleva hacia adelante. Dios nos rescata de la muerte, pone nuestros pies en tierra firme, y nos muestra una manera más excelente de amar (1 Co. 12:31).

La experiencia del amor de Dios en Cristo cambia para siempre la forma en que amamos, de tres formas tangibles. Primero, Jesús nos muestra que el amor real es mucho más poderoso, costoso, y gratificante que cualquier otra cosa que ofrece el mundo. El evangelio nos muestra el incomparable amor de Dios, nos capacita para amar de una manera similar, y nos asegura que amarnos unos a otros de acuerdo con el diseño de Dios, aunque no siempre es fácil, siempre valdrá la pena.

Segundo, el evangelio nos muestra exactamente lo que significa haber hecho un pacto, y lo que esperamos poder lograr cuando nos sometemos al amor mutuo dentro de los límites de un pacto. Tu matrimonio puede ser increíble cuando ambos basan su decisión de amar no en el desempeño del otro, sino en las promesas que han hecho.

Cuanto mayor experimentes la gracia, mayor será tu capacidad de darla.

Finalmente, el evangelio puede transformar la forma en que amas al inundar tu corazón con gracia, empatía, paciencia, y la capacidad de perdonar. Por ejemplo, durante mi último año antes de entrar a la universidad, seguí a un cirujano cardiotorácico durante una semana, y observé las muchas horas que tardaba una cirugía a corazón abierto. Nunca pude relacionarme con el miedo y el dolor que sentían los pacientes hasta cuatro años más tarde, cuando me sometí a una cirugía de corazón. Ahora aprovecho cada oportunidad que tengo para intercambiar historias de recuperación con quienes tendrán una cirugía. Ahora tengo empatía.

La experiencia de la gracia radical multiplica la gracia que sientes por los demás, especialmente tu cónyuge. Estás obligado a amar radicalmente a tu cónyuge debido al amor radical que te han dado. Has estado bajo el cuchillo de la gracia; ya sabes cómo se siente la cirugía. Has experimentado lo que es necesitar que la justicia de Cristo reemplace la tuya. Y ahora atesoras el perdón como un regalo invaluable. Cuanto mayor sea tu experiencia de gracia, mayor será tu capacidad de darla. Este cambio en la orientación del corazón provocado por el evangelio puede cambiar para siempre la forma en que se demuestra el amor en el matrimonio.

3. La recuperación: el evangelio proporciona un contexto para una vida matrimonial real.

El evangelio también revoluciona el matrimonio al otorgarnos un propósito eterno. Primero, cada momento feliz se amplifica a la luz de la bondad y la gracia infinita de Dios. Todo lo bueno es infinitamente mejor cuando la gloria es para Dios, pues ese es el propósito de la creación.

Gran parte de la vida puede sentirse como una rutina diaria. Para cada matrimonio que se siente en la cima de la montaña, hay docenas de valles y cientos de senderos serpenteantes. El evangelio es la brújula que mantiene nuestro matrimonio en un curso estable a través de las tormentas más feroces, las pausas más monótonas, las travesías más difíciles.

Selena y yo lo hemos dicho muchas veces: si no fuera por Jesús, nos habríamos divorciado hace años. A veces, rendirse hubiera sido fácil; o eso creíamos.

Sin tener un llamado a obedecer un pacto, nunca habríamos solucionado los problemas de comunicación que parecían durar para siempre. Sin la experiencia de la gracia, Selena nunca podría haberme perdonado por pecar contra ella. Y sin una definición clara del amor de Dios, podría haber justificado alejarme en el momento en que mis sentimientos me impulsaron hacia la puerta.

Todo el matrimonio apunta al evangelio. Por la gracia de Dios, tu matrimonio puede hacer lo mismo.

Además de darnos la fuerza para soportar las dificultades, el evangelio nos brinda una alegría inigualable mientras lo hacemos. ¿Por qué? Porque nuestra esperanza es eterna, y la historia de la que formamos parte no se trata de nosotros. Se trata de Jesús. Cada aspecto de tu matrimonio está diseñado por Dios para Su gloria eterna y tu alegría suprema. A través del evangelio, tu matrimonio tiene un poder y propósito infinito, porque apunta a un Dios infinito y poderoso.

Cada vez que amas a tu cónyuge cuando es difícil, reflejas el amor implacable de Dios en Cristo. Cada vez que mantienes tu pacto a pesar de querer rendirte, reflejas la promesa infalible hecha por Dios, una promesa de redimir a su pueblo. Y cada vez que disfrutas de la unidad en la intimidad, apuntas a la unidad que el pueblo de Dios (la novia final) experimentará con Jesús (el novio final) en gloria.

Es por eso que continuaremos sonando la verdad del evangelio para el matrimonio. Solo en el evangelio tienes un propósito más allá del ahora, más allá de ti, y más allá de toda medida. En Cristo tienes acceso a la bondad infinita del Dios eterno, tanto en esta vida como en la próxima. Todo el matrimonio apunta al evangelio. Por la gracia de Dios, tu matrimonio puede hacer lo mismo.


Este es un extracto adaptado de Fierce Marriage: Radically Pursuing Each Other in Light of Christ’s Relentless Love (Matrimonio feroz: Radicalmente persiguiéndonos a la luz del amor implacable de Cristo; Baker Books, 2018), y se publica en asociación con Baker Books.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
Imagen: Lightstock.
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