“Bueno es el SEÑOR, una fortaleza en el día de la angustia, y conoce a los que en El se refugian”, Nahúm 1:7.
Aunque este es un bello y reconfortante versículo, la verdad es que aparece en un contexto de juicio.
A pesar de la predicación de Jonás y el subsecuente arrepentimiento de los habitantes de Nínive, no mucho tiempo después esta gran ciudad se volvió a sus antiguos ídolos y malos hechos. Sin embargo también en los planes de Dios, como omnipotente y soberano, estaba el usar esta ciudad para hacer una obra en Su propio pueblo. Pero en este momento se le estaba dando, por medio del profeta, este mensaje de la certidumbre del juicio venidero.
Es un libro bastante descriptivo y ensombrece nuestra alma el ver cómo Dios en Sus planes iba a hacer desaparecer esta ciudad.
Sin embargo es en medio de esta inminente destrucción que Dios todavía deja ver Su gracia y misericordia para con los suyos. Es una oportunidad de ver y recordar el carácter bueno de Dios, aunque alrededor no parezca haber evidencias de ello. Es una oportunidad de experimentar la seguridad de Su presencia aunque nosotros también a veces nos sentimos oprimidos por las circunstancias. Es una oportunidad para recordar que somos conocidos por Él, que somos suyos, que no estamos solos, y que Él eventualmente traerá restauración aunque en el momento no lo sintamos así.
¿Cómo sabemos esto? Porque la certidumbre de cómo esta profecía fue cumplida también nos recuerda de esa otra profecía de un Mesías redentor quien vendría a experimentar el juicio de Dios para que nosotros hoy podamos hacernos de las verdades de este versículo en medio de las circunstancias en que nos encontremos.
Jesús, al experimentar sobre sí mismo el juicio de Dios que nosotros nos merecíamos, nos permite recibir Su justicia perfecta por la cual podemos acercarnos confiadamente a la presencia de este Dios perfecto y santo.
Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él.
