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Nota del editor: 

Este es un extracto adaptado de Faithful Endurance: The Joy of Shepherding People for a Lifetime (Crossway, 2019), editado por Collin Hansen y Jeff Robinson Sr.

El 9 de febrero, John MacArthur celebró el 50 aniversario de su servicio como pastor principal de Grace Community Church en Sun Valley, California. MacArthur es autor de docenas de libros sobre teología, vida cristiana, predicación expositiva, y temas culturales y eclesiásticos. Él ha pasado por gran dificultad y visto bastante en sus años en Grace. De hecho, es un hombre a quien Dios le ha concedido resistencia fiel.

Hace unos meses tuve el privilegio de hablar con MacArthur sobre la perseverancia en el ministerio. Aquí la entrevista.


Usted ha servido como pastor de Grace Community Church durante casi cinco décadas y, sin duda, ha pasado por innumerables peligros, dificultades, y trampas. ¿Cuáles fueron las amenazas más serias para su perseverancia en el ministerio?

El pastoreo es realmente un esfuerzo por ser el instrumento del Espíritu de Dios en la santificación del pueblo de Dios para verlos hechos conformes a Cristo. A menudo pienso en el hecho de que la elección es puramente el propósito divino de Dios antes del tiempo, la justificación es un acto divino en un momento específico, y la glorificación es un acto divino en un momento específico. Y en la biografía de la vida de cada cristiano, la santificación es ese largo proceso de conformidad con Cristo. Y el instrumento de eso, por supuesto, es la Palabra de Dios y el Espíritu de Dios por medio del pastor del pueblo de Dios.

Así que creo que la parte más difícil del ministerio pastoral es el sufrimiento del que habla Pablo en 2 Corintios 11:29: “¿Quién es débil sin que yo sea débil? ¿A quién se le hace pecar sin que yo no me preocupe intensamente?”. Sabes, no se trata de la cantidad de personas en tu iglesia. No se trata de un servicio de adoración exitoso. No se trata de un gran evento. Mi vida emocional sube y baja en términos de gratitud y alegría sobre la base de lo que veo en el proceso de santificación en el pueblo de Dios: el rebaño que el Señor me ha dado.

Es decepcionante cuando ves personas en las que has vertido tu vida, y sabes que han estado lo suficientemente expuestas a la verdad para ser maduras y fieles, y sin embargo, son infieles o caen en pecado, o peor aún, a veces son rebeldes en la vida de la iglesia, y hacen lo que pueden para luchar contra el liderazgo y causar división. En el lado positivo, la alegría más grande es ver a alguien que viene a Cristo y luego florece y se va transformando en semejanza a Cristo. Lo opuesto a eso es lo más difícil de tratar, y a veces terminas preguntándote si eres la persona adecuada, y si tal vez necesitan que alguien más les hable. En particular, si has estado en el mismo lugar durante mucho, mucho tiempo, te preguntas si te han escuchado tanto que casi no te queda ninguna influencia sobre ellos.

Has predicado libro por libro, verso por verso durante décadas. ¿Cómo has procurado seguir creciendo en tu capacidad para predicar y en tu pasión por la tarea en sí? ¿Cómo podemos evitar que nuestra predicación se estanque?

Comencé a predicar cuando era joven. Mi primer sermón probablemente fue hace 60 años. Descubrí que lo que me da energía al predicar es el tesoro sin fondo de las Escrituras. No importa cuántas veces vuelvo a ella. No importa cuántas veces reexamino un pasaje. Es una mina de diamantes inagotable. Sigo encontrando diamantes por todas partes y tienen múltiples facetas. Diría que en este momento, a mi edad, me siento más entusiasta, más apasionado que quizás nuncas por las cosas que predico. Y siempre me ha entusiasmado.

No importa cuántas veces vuelvo [a la Biblia]. No importa cuántas veces reexamino un pasaje. Es una mina de diamantes inagotable.

Pero sigo amando el proceso de descubrimiento. Eso me mantiene fresco. Todavía estoy tratando de entender cada matiz de cada pasaje y cada doctrina. Solo diría que después de todos estos años en la Palabra de Dios, semana tras semana, día tras día, tras 60 años de predicación así, la Palabra es para mí más valiosa ahora que nunca, y predicar es un mayor privilegio de lo que nunca ha sido. Ahora me es posible no solo prepararme, sino también extraer de un pozo del pasado que me informa incluso mientras predico. Así que hay una especie de riqueza en mi propia experiencia. Creo que si fuera predicador itinerante, y predicara solo 25 sermones, y fuera por todo lugar predicando los mismos 25, me marchitaría y moriría. O si cambiara de iglesia cada siete, u ocho, o nueve años y reciclara los mismos sermones, no creo que eso me proporcionaría la alegría y la bendición de tener que predicar durante 50 años a las mismas personas todos los domingos por la mañana. El domingo por la noche sé que no puedo repetir lo que dije, porque ya lo han grabado.

Esto me ha puesto en camino a buscar continuamente el comprender las Escrituras y la verdad que produce. No es el ejercicio de predicar lo que amo, aunque felizmente lo hago. Es el privilegio de proclamar lo que estoy descubriendo. Así que es el proceso de descubrimiento que realmente está como fundamento de todo, y es la razón por la que me he quedado en Grace Community Church… aparte de que no he tenido muchas ofertas. La otra razón por la que me he quedado allí es que temía perder la frescura de estar en el mismo lugar, y ha sido la bendición más increíble de mi vida.

A largo plazo, ¿cómo podemos mantener a Cristo y al evangelio en el centro de nuestros ministerios, y evitar que otras cosas los excluyan?

En el camino a Emaús, Jesús dijo: “Mira, yo soy el tema del Antiguo Testamento”, y entró en la ley, los profetas, y las Santas Escrituras, y les habló a los discípulos de todas las cosas concernientes a Él. Hay anticipación de Cristo en el Antiguo Testamento, hay encarnación en los Evangelios, hay proclamación en el libro de los Hechos, hay explicación en las epístolas, hay glorificación o exaltación en el libro de Apocalipsis. Si eres un expositor secuencial, nunca te alejas de Cristo. Puedes estar mirando directamente a su cara en Mateo, Marcos, Lucas, y Juan. Entonces escuchas que su evangelio es proclamado en todo el libro de Hechos. Si predicas a través del Nuevo Testamento, para cuando termines los Hechos, no habrás respirado sin que Jesucristo esté en el centro. Luego entras en las epístolas, e inmediatamente te explican quién es Él, por qué vino, y lo que logró.

Si eres un expositor secuencial, nunca te alejas de Cristo.

La razón por la que hago una exposición secuencial de libros es porque temo no hacerlo, porque cada palabra de Dios es verdadera. Si haces eso, Cristo es el tema interminable de absolutamente todo. Tú sabes que aquí es donde debe centrarse tu atención: al contemplar su gloria, el Señor que es el Espíritu te transforma en su imagen de un nivel de gloria al siguiente (2 Co. 3:18). Recuerdo haber terminado el Evangelio de Juan por segunda vez. Yo había predicado a través de Mateo, Lucas, luego Marcos… Hice el Evangelio de Juan por segunda vez porque muchos de los que se habían unido a la iglesia no estaban allí cuando lo hice por primera vez. Terminé Juan y dije: “¿Qué querrían hacer después de esto?” Y dijeron: “Ahora conocemos la plenitud de Cristo en el Nuevo Testamento. Pensamos que sería maravilloso ir al Antiguo Testamento y encontrarlo allí”. Es como encontrar a Wally; no puedes encontrarlo si no sabes cómo es. Pero cuando sabes lo que parece… encuentras a Cristo en todas partes.

Cuando las personas vislumbran a Cristo en toda su gloria, lo desean. Y nunca he encontrado ningún tema, ninguna persona ni siquiera cercana a Él, que sea mejor para mi propia santificación y la santificación de nuestra gente.

Se ha escrito mucho sobre el agotamiento pastoral, y al menos en parte parece estar relacionado con expectativas erróneas y decepciones. ¿Cómo pueden los jóvenes ministros superar ese desafío?

La idea de que vas a dejar el ministerio por decepción es que no comprendes que nunca se trató acerca de ti. Fue un servicio al que fuiste llamado. Si estuvieras en el ejército y tu trabajo fuera pararte y proteger la comida mientras todos los demás iban a la batalla, y eras un buen soldado, estarías allí cumpliendo con tu deber, haciendo lo que se te ordenaba hacer. Sería un honor estar en el triunfo en el panorama general. Creo que dejamos que muchos muchachos se salgan del ministerio debido a alguna insatisfacción personal. Pienso que eso puede ser alimentado por una falla en estar en la Palabra de Dios, una falla en ser un expositor fiel.

Cuida la profundidad de tu ministerio y deja que Dios se encargue de la amplitud.

Así que les digo a los jóvenes: “Mira, los primeros dos o tres años de tu ministerio, haz exposición, trabaja duro, profundiza en el texto, te metes en eso, y comenzarás con buenos hábitos. Esos hábitos se harán cargo y no dependerán de la autodisciplina en el futuro, solo serán hábitos. Solo lo haces porque lo haces. Y una vez que establezcas ese tipo de hábitos consistentes, eso te sostendrá a través de los tiempos difíciles”.

Sé fiel al Señor, sé agradecido por el servicio a Él. Deja que se encargue de los resultados. He dicho a menudo que cuidas la profundidad de tu ministerio y dejas que Dios se encargue de la amplitud.

¿Has detectado patrones en amigos y colegas que no han podido resistir en el ministerio? Si es así, ¿cómo pueden ayudarnos?

En 2 Corintios 3, Pablo compara el Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto. Habla sobre el hecho de que él es un ministro del Nuevo Pacto y da todas las maneras en que es mejor. Luego entra en el capítulo 4 y dice: “Por tanto, puesto que tenemos este ministerio, según hemos recibido misericordia, no desfallecemos” (2 Co. 4:1). El ministerio es una misericordia. Es una misericordia inmerecida. Eso significa que no me lo merezco. No pude ganármelo. Entonces, ¿por qué me alejaría si no me satisface? Es una misericordia que esté incluso en el ministerio. … Creo que Pablo lo ve como una misericordia, incluso mientras sufría.

Él sufrió y no solo por las cosas en el exterior, sino incluso por lo peor, todo por el cuidado de las iglesias. Fue una vida de sufrimiento porque estaba tan agobiado por el detenimiento de la santificación de ellas por parte de falsos maestros y otras cosas. Creo que si vas a soportar el ministerio, debes comprender que ser llamado a ministrar la Palabra de Dios es una misericordia; es un privilegio tan increíble que necesitas tomarlo por lo que es y no pedir más. El Señor probablemente te ha dado todo lo que te ha dado para manejar.

Digamos que soy un estudiante de seminario para el ministerio pastoral o un pastor completamente nuevo en mi primera posición en el ministerio vocacional. ¿Cómo me aconsejaría evitar los muchos escollos que me amenazan como cristiano y como pastor?

Asumamos que vas a enseñar las Escrituras, asumamos que eso está en tu compromiso. Yo diría esto: ama a tu gente. Para poder sobrevivir 50 años, cinco décadas, y no chocar y quemar, y no desarrollar animosidad o desilusión en las personas, ámalas. Sabes que la verdadera obra del Espíritu Santo en la vida de un creyente es producir amor, gozo, paz, gentileza, bondad, fe, mansedumbre, autocontrol. Todas esas cosas deben ser manifiestamente evidentes en la vida de un pastor para que él pueda sobrevivir.

Yo diría que la prueba del carácter de una iglesia no es su capacidad para atraer a los jóvenes. Es su capacidad para sostener a los ancianos.

Si no tienes esas gracias en tu vida por el Espíritu Santo, no vas a sobrevivir. Una de dos cosas va a suceder. O te vas a ir, o la gente se va a ir, y vas a estar en una iglesia de puerta giratoria. Los traerás a la puerta de atrás con lo que sea que estés haciendo y los correrás justo por la puerta lateral después de que te conozcan. Así que lo único que diría es que debes cuidarte a ti mismo y a tu doctrina. Y con eso quiero decir, que esa gente sepa que das tu vida por ellos porque los amas.

Tengo en mis brazos al bisnieto de las personas a las que ministre primero. Las familias me aman y aman a mi esposa, Patricia, y aman a nuestra familia, a nuestros hijos y a nuestros nietos. Tiene que haber integridad en tu vida, así que cuídate. La única manera en que puedes sobrevivir es caminando en el Espíritu y hacer que el Espíritu manifieste su fruto en tu vida. Yo diría que la prueba del carácter de una iglesia no es su capacidad para atraer a los jóvenes. Es su capacidad para sostener a los ancianos. Ese es el carácter de una iglesia.


Una versión de este artículo fue publicada en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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